4. Sentimientos

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Estoy comenzando a pensar que es un acosador.

Me quedo en la esquina. Riden se acerca despacio por la vereda del contrario. Cuando grité su nombre, alzo la mirada y sus ojos se encontraron con los mios y por un momento me sentí caer en una especie de oscuridad que me llamaba, parecía olvidar todo cuanto había estado haciendo, pero una fuerza interna gritaba mi nombre al mismo tiempo, me despertaba poco a poco.

-No es propio de tí. -Su voz es calmada, pero tiene un rastro fino de asombro.

¿A qué se refiere? Nunca entiendo lo que intenta decir y eso que hasta ahora solo ha cruzado conmigo unas cuantas palabras. Mi ceño se frunce tan rápidamente como termina su frase.

-Se te quema el cerebro.

Mi cara arde en más confusión. ¿Por qué no puede hablar claro? Él simplemente está loco. Me doy media vuelta y lo dejo parado. Sigo con mi camino hacia casa, pero el sonido de sus botas militares martillean en mi cerebro. Ninguno dice nada mientras me acerco con cada paso a casa.

Estoy por llegar a casa y Riden aún sigue su camino detrás del mío. Odio que la gente me siga. Esto es acoso. Además que no puedo dejar que un chico como él sepa donde vivo, podría venir una noche y violarme o hasta matarme. Y eso es lo que más me asusta. Sigo caminando y paso la cuadra de mi casa. No puedo quedarme en casa con este siguiendome.

¿A dónde piensas ir?

Al departamento. ¿A dónde más podría ir? -Respondo mentalmente.

Síp. Buena idea.

Acelero un poco más el paso sin parecer desesperada por salir del mismo lugar en dónde se encuentra. Al doblar la esquina, sabiendo que Riden está aun una cuadra detrás de mí hecho a correr hasta perderme en una segunda cuadra. Encuentro un basurero y me escondo detrás de él.

Riden es guapo, muy guapo. Pero tiene un aire a chico malo que me atrae. Su personalidad es aborrecible en todos y cada uno de los sentidos pero ese aroma que tiene su cuerpo, la manera en que me mira con tanta intensidad y la forma en que habla, me hacen ingresar en una especie de trance y me hacen desearlo en todas las maneras posibles. Si tan solo Riden no fuera.... Como es, y yo no fuera como ahora, ya me le hubiera lanzado sin doble aviso. Pero ahora hay algo en él, en su escencia que me grita que es peligroso, que no me acerque, que es malo para mí.

Escucho como el golpeteo de las botas aumenta. Cada vez esta mas cerca. Temo que dé conmigo y me haga daño.

¿Desde cuando Kerd tiene miedo?

No puedo ponerme a discutir ahora con mi subconciente. Dejo los pensamientos aún lado, me agacho y escondo mi cara detrás de mi pelo negro. Uno de los rizos hace cosquillas en mi brazo pero ahora mismo no puedo quitarmelo. Me concentro y escucho cada paso, mis ojos cerrados y mis manos dispuestas en puño, listas para atacar.

No había tenido que ponerme en esta forma desde que tuve la pelea con Taden hace más de dos años y medio. Hay algo en este chico que me da mala espina. Un chico no puede ser tan guapo y bueno, hay algo diabólico en él, algo mal, algo que apesta saliendo de él. Y a pesar de que me atrae como polilla a la luz también me da un pánico terrible.

Estas locaaaa. -Canta mi yo interno.

Dios. En serio necesito dejar de hablar con él. Peleamos como si fueramos una pareja.

Mi respiración se atasca en mi tráquea cuando lo siento a solo un par de metros de mí. Mi cuerpo tiembla al sentir la rafaga de viento helado, pero me mantengo en mi posición. Y después de un tiempo, como si hubiera pasado una eternidad, pero sé que solo han sido segundos. Escucho el sonido que hacen sus botas alejarse y espero un par de minutos más. Cuando estoy segura, dejo caer la espalda contra la fría pared de ladrillo, mi respiración se normaliza al rato y siento a la tranquilidad cernirse sobre mí.

Me pongo en pie y camino hacia el departamento. No me preocupo por ropa o por cuadernos porque para mi buena suerte mañana no tengo clases. Es viernes a fin de cuentas y se han suspendido las clases de la facultad de filología porque hay una fiesta por el aniversario de la Universidad. Es tiempo para leer y relajarse.

Para cuando llego a casa son las diez pm, boto el bolso en el sillón y corro a la cocina. Abro el refrigerador y me topo con un bote de helado. Me relamo los labios. Tomo la bandeja con albondigas pre-cocinadas y las coloco en la cocina con la llama baja, enciendo la olla arrocera y corro a la habitación mientras voy deshaciendome del buzo y los zapatos. Para cuando llego llego el buzo, los zapatos y la blusa en la mano, coloco la ropa en el cesto de ropa sucia y los zapatos en el clóset, saco un short de tela y una camiseta olgada, me cambio de ropa, quito el maquillaje y regreso a la cocina. Las albondiga hierven y la olla a saltado a amarillo, indicando que el arroz ya está listo. Coloco la comida en un plato y saco del refrigerador un jugo en lata y voy a la sala, enciendo la tv y miro una película mientras meriendo.

Hacia las once de la noche, estoy sentada en el sillón de la pequeña sala con la manta lila cubriendome los hombros y las piernas, estoy apoyada en la almuhada de la cama que he traído y con el bote de helado de chocolate encima de la almuhadilla del sofá, el bote tiene una gran cuchara, la cual entra en mi boca cada dos minutos. Miro Loca Obseción en la tv.





El sonido leve de mi móvil me despierta y siento enseguida el tirón que hay en mi cuello, los músculos me duelen como nunca por la posición en la que me he quedado dormida. La canción de James Blunt sigue sonando y cada vez un poco más fuerte. Estoy confundida, pero busco casi ciegamente el bolso, lo encuenro y tengo que botar todo lo que hay dentro, a veces no sé como entra tantas cosas en él. Tomo el teléfono y contesto sin mirar a la pantalla.

-¿Hola?

No hay respuesta.

-¿Hay alguién ahí?

-..............

-Joder, que alguien hable.

Solo el sonido de una respiración se hace presente. Quito el móvil de la oreja y reviso el número.

"Número Privado"

Coloco de nuevo el celular en su sitio.

-¿Qué quieres? -Mi voz es dura.

-.........................

Decidó quedarme callada. Si eso es lo que quiere. A fin de cuentas mi saldo no es el que sufre. Le coloco el altavoz y me levanto, directo a la cocina por un mocaccino. Pongo el jarro debajo de la máquina. Tenía que comprarme una, me estaba saliendo caro la compra de uno cada día. Voy al refrigerador por mortadela y queso crema.

-Te vez muy sexy con esos shorts.

Tomo el celular tan rápido como puedo.

-¿QUIÉN ERES?

Y la llamada se corta.






**************************** Nota de la Autora ******************************

Espero que les este gustando la novela. Desde el este capítulo la cosa se pone buena. Si quieren que cambie algo o alguna cosa, solo dejen un comentario con sus opiniones, si les gusta no se olviden de darle a la estrellita.

Buenas tardes.

Escape AnormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora