Al llegar a la casa de Theo, me sentí realmente fuera de lugar, al parecer todos sabían que es lo que había que hacer ahí. No era la primera vez que iban, eso lo tengo claro, pero existía una confianza enorme. En lo que pidieron pizza, yo me senté en el sillón revisando mis mensajes de texto, Thomas quería que lo invitara a cenar a la casa, al parecer hoy no se podrá. Había unas doce personas, y la casa de Theo no es tan grande que digamos. Daniel se sentó en un sillón que estaba a un lado mío.
-Así que... Meredith ¿No?- Asentí- Theo pensó que no irías a entrenar, hasta te marcó varias veces. ¿Qué te pasó?- La mayoría de los chicos que estaban se empezaron a reír.
-Puedes decirme sólo Mer, y la verdad me quedé dormida. ¿Entonces éste es tu numero?- Le enseñé el número que se encontraba en mi pantalla a Theo.
-Sí, ése es mi número. Me lo pasó Marco antes de que me lo preguntes.- Me dijo como si hubiera leído la mente.
Llegó la pizza y todos corrieron para agarrar un buen pedazo, me esperé a que se alejaran y poder tomar el mío. Como no los conozco bien, la verdad tengo muchísima vergüenza al que me vean comer, y Theo lo notó.
-Oye, nadie te criticará si comes como una persona normal.
-¿Dices que no estoy comiendo como una persona normal?- Le cuestioné con una pequeña risa.
-Solo digo que te relajes, nadie de aquí muerde. Te lo juro.
-¡Theo! ¿Qué le pasa a este maldito control? ¿No sirve?- Desde la sala gritó un muchacho al que su nombre no recuerdo.
-No, Jorge recuerda que la última vez lo descompusieron. ¡Si quieren seguir jugando, cómprenme uno!
-¡Estás loco! Mejor voy a mi casa por el mío.- Dicho esto, se dirigió a la puerta con dos chicos más. ¡Demonios! Necesito aprenderme los nombres de todos.
-¿Te descompusieron el control de la tele?- Le pregunté a Theo.
-No, el control del Xbox. Los malditos seguido vienen a jugar.- Me contestó con esa media sonrisa, que al parecer, me está gustando.
-¿Y vive cerca de aquí? Que genial
-¿Tú no recibes visitas en tu casa?- Al parecer muy curioso
-No sabría contestar eso, tengo una amiga que se llama Liz, es como mi hermana y diario está en mi departamento, así que ya no la siento como visita.
-Te entiendo, a veces así me siento con todos estos.
-¡TE ESCUCHAMOS!- Gritaron todos desde la sala
-¡Si no nos quieres aquí, solo dilo!- Gritó Daniel
-¡Pero nos llevamos el Xbox con nosotros!- Ammm... ¿Mati?
Yo solo me reí, y Theo se me quedó viendo. Pero no de una forma fea, sino todo lo contrario, como cuando miras la parte esperada del beso en una película romántica. Pero... eso realmente me incomodó, y mejor me acerqué a la sala a ver que jugaban, y... FIFA.
-¿Sabes jugar?- Me preguntó Daniel
-No, y no quisiera intentarlo gracias, no quiero pasar la peor vergüenza de mi vida.
Todos rieron. Seguí viendo como jugaban, y conociendo a los demás. Al principio pensé que ya estaban "grandecitos" para estar jugando eso. Y hablando con ellos, noté lo diferente que somos, pero creo que aprenderé mucho. Pasado el tiempo recibí una llamada de Liz.
-¿Se puede saber en dónde demonios estás? Llevo horas en tu casa esperándote.
-¿Qué hora es?- Pregunté confundida, miro el reloj en la pared y son las ¡11 de la noche!- ¡Liz! No había visto la hora, disculpa. Voy para allá.
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Destrozando Sueños
Teen Fiction-¡Como quieras!-No pude evitar gritarle mientras las lagrimas corrían por mi mejilla. -Meredith, lo siento, no quiero que esto termine mal- Fue lo último que escuché antes de salir corriendo de ahí. No todas las historias empiezan con un "Había una...