Capítulo 1 ~ Mi Castaña

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Me encontraba en el baño con las manos en el lavatorio, mi cabeza cabizbaja, mis ojos cerrados con fuerza y una mueca de dolor se formó en mis labios. Levanté la cabeza luego de darme un chapuzón de agua en toda mi acalorada cara. El dolor no cesaba, el dolor que ocurría cuando pensaba en ella y como seria de su vida si ella llegaría a estar conmigo, una vida tan placentera para mí y tan odiosa para ella. No sería normal su vida a mi lado pero trataría de hacerla la chica más feliz del mundo.

Mil visiones, mil fotografías de nosotros en un futuro causaban ese maldito dolor de cabeza, mis días se hacían interminables tratando de ver la exacta localización de mi castaña. Ella no me conocía, no sabía de mi existencia en todo el planeta pero algo dentro de mí pensaba en que ella estaba esperando que algo, fuera de lo ordinario, le llegara a pasar. Esa cosa fuera de su vida cotidiana que suponía, dentro de mí, podía llegar a ser mi aparición en su vida.

Podía saber lo que los demás pensaban pero con ella se hacía imposible, no recurría de la distancia si no de que, ella tiene algo que me aleja pero me atrae a tenerla conmigo. 

Todos los días; desde hace mil años que buscaba a esa perfección en persona que, supuestamente, se encontraba aquí, en Philadelphia.

— Jared, ¿Te encuentras bien? —Una voz interrumpió mis pensamientos, Alice estaba recostada en el umbral de la puerta.

— ¿Tu qué crees? —Respondí de mala gana.

— ¿Qué sucede? —Se acercó — ¿De nuevo las visiones? Asentí.

— Ya la encontrarás. —Me alentó

—Eso espero 

— Ven. —Tomó mi muñeca. — Recuéstate, te traeré un paño de agua fría. —Sonrió.

¿Quien era Alice? Formaba parte de mi pequeña familia, otro ser como yo, otra persona que era un abominación hoy en día, la conocí cuando tenía ocho inocentes años, no razonaba las cosas en aquellos tiempos. Me recosté sobre la cama que adornaba la habitación, tan simple pero tan confortable cuando pensaba en ella, mi castaña. Las visiones, las fotografías, los recuerdos de algo que me pasará en un lejano tiempo volvían, mi cabeza no soportaba ese desagradable dolor. 

—Aquí tienes. —Delicadamente posó el paño en mi frente.

—Gracias Ali. —Sonreí lo más creíble que pude y miró hacía el enorme ventanal.

—Deberías salir. 

—Tú también deberías. —Clavó su mirada en mí.

—Estoy ocupada averiguando su ubicación.

 Mi seriedad era indescriptible. —Desde Brooklyn que la estas buscando. Todo se tornó a un ambiente de seriedad.

—Tú más que nadie sabes el porqué de mi búsqueda. —Dije frío. —Ella es la única que puede hace… —Su chillona voz me interrumpió.

—Hacerme sentir normal, vivo por primera vez. —Terminó la oración que había iniciado. — Lo sé perfectamente. Sé que ella podrá hacer todo por ti. —Sonrió. —Pero mucho trabajo es agotador. —Sus pasos se empezaron a escuchar caminando hacia la puerta, la seguí con la mirada- 

—Descansa un rato. —Salió de la habitación y luego empezó a cerrar la puerta.

—Sabes que no podré 

—Deja de pensar por un segundo, eso te pido, no te esfuerces tanto en algo. Un leve respiro es bueno. —Cerró completamente la puerta y sus pasos aún se escuchaban resonando por toda la casa bajando las escaleras.

Tal vez tenía razón, vivía pensando en ella, no descansaba hasta he dejado de comer para no perder un solo segundo intentando localizarla, ¿Dónde rayos estaba? ¿Dónde podía encontrarla? Esas eran las mismas preguntas que cada anochecer, antes de solo acostarme en el colchón y no cerrar un solo ojo en toda la oscura, fría pero brillante noche, me preguntaba y esperaba una respuesta pero se hacía imposible responderla por mi cuenta.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2013 ⏰

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