.
.
Era de noche. Una típica noche de verano. Calurosa. Sakura se había sentido asfixiada en su habitación y había decidido salir a dar una vuelta. Una sandalias, un pantaloncito corto y su camiseta rosa. Definitivamente hacía calor.
De pronto tropieza con algo y pierde el equilibrio. Se habría dado de bruces contra el suelo si cierto ninken con un kanji en la frente no hubiera interceptado la trayectoria impidiéndola caer contra el suelo.
-Hola Sakura.
-¿Bisuke?, ¿qué haces aquí?
-Perseguir la pelota.
Y sin decir más, avanza un par de pasos y atrapa entre sus mandíbulas la pelota con la que Sakura había tropezado. El ninken, pelota en boca, sale corriendo.
-Sakura. Perdónale. No te vimos.
-Pakkun, ¿qué hacéis aquí?
-Paseamos.
-¿Paseáis?
-Con Kakashi.
Mira en la dirección que Pakkun marca, y ve a Kakashi de espaldas lanzando otra pelota a la vez que Guruko sale corriendo tras ella. En ese momento Bisuke le arrolla en su carrera por llevar de vuelta la otra pelota.
Kakashi da un salto en el aire y aterriza de rodillas en el suelo junto a Buru, en el que se apoya para no caer.
-¡Kakashi! Deja de hacer el tonto. Mira quien está aquí.
-¿Hum? -Kakashi se gira al escuchar a Pakkun y ve a Sakura aguantándose la risa.
Desaparece en una nube de polvo y hojas y aparece tras ella.
-¿Te ríes de tu viejo sensei, Sakura-chan?
-No. Bueno, sí. Pero no me río de su salto mortal.
-¿Entonces de qué?
-De la situación. Usted, paseando con todos ellos. Jugando a la pelota con los ninken como si fueran perros normales.
Kakashi le mira levantando una ceja.
-Son perros normales. Necesitan comer, dormir, salir, correr, jugar, distraerse... Cosas de perros, ya sabes.
-Cosas de perros. Supongo que sí.
Guruko viene corriendo y le entrega la pelota a Sakura. Ésta mira la pelota.
-¿Vas a lanzarla o debo esperar todo el día? –gruñe Guruko.
Kakashi les mira con atención. Y ella le mira de reojo.
-¿Y bien? –insiste el ninken.
Sakura lanza la pelota bastante lejos con ayuda de un poco de chakra. Guruko la mira, ladra feliz y sale corriendo. Kakashi y Sakura guardan silencio mientras ven al ninken correr tras la pelota. Cuando por fin la atrapa y comienza su regreso Kakashi se dirige a ella haciendo que deje de prestar atención a Guruko.
-¿Qué haces aquí? Es tarde.
-Suenas como mi padre. Además, podría preguntarte lo mismo.
-Yo paseó a mis perros.
-Yo me paseo a mi misma.
-¿Tan tarde?
-Entre el hospital y los entrenamientos no tengo mucho tiempo.
Kakashi la mira dudando. Se la ve cansada. Es cierto que últimamente ella estaba muy liada entre el hospital y los entrenamientos con Tsunade. Pero no era eso. Podía notarlo. No había sido el mejor sensei, ni el que más tiempo pasó con ellos, en el caso de Naruto ese había sido Jiraiya y en el de Sakura, Tsunade, pero todavía se enorgullecía de conocerles al menos un poquito. No. No era cansancio por el trabajo. Era otra cosa.
ESTÁS LEYENDO
De retazos de vida y vidas completas
Hayran Kurgu¿De qué va? -qué gran pregunta-. No sé. Supongo que solo quería continuar la vida de Sakura y Kakashi tras la guerra. Darles un fondo a sus vidas más allá de que sean el backup de cómo Naruto llega a ser Hokage.