Capítulo 12
Sabrina miraba hacia su ventana, cuando finalmente se encontró de regreso en Londres. Sonrió un poco al saber que no se salvaría tan fácilmente de aquella descortesía ante su madre. Pero, realmente ya a ella no le importaba.
— ¿Me he quedado dormida durante todo el trayecto de regreso?... ¡Que descortesía ante ti, Albert!
— Ha tenido un largo viaje y se encuentra agotada, señorita... No tiene que sentirse descortés.— sonrió un poco— Pronto llegaremos a su propiedad...
— Siento mucho haber hecho que realizarás por segunda vez este viaje a Londres.
— Entiendo sus razones y no se preocupe... Simplemente soy un empleado de su familia.
— Eres más que un empleado...
— Señorita, sabe que lo hago con gusto... Sus ordenes para mí, son más que un deber. Y siempre estaría a su disposición, aunque ya no viva en Winchester.
— Gracias Albert... Te debo más de un favor...
— Usted ya me ha pagado más de lo que yo he hecho...
— Albert...
— Señorita Stewart... Nadie jamás se había preocupado por el futuro de mi nieta Paula, como lo hizo usted al ayudarla... ¿Sabe que es ver a un nieto estudiar en una universidad en estos días? ¡Y una de las mejores!
— Paula es una gran estudiante... No podía permitirle otro futuro. Yo solo le di un empujón. Ella ha hecho el resto...
A la mañana siguiente Sebastian se levantó, aunque no era una mañana como el resto cuando viajaba a Londres por cuestión de su trabajo. Se miró al espejo y se percató que su uniforme estaba impecable. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro, al recordar, como muchas mujeres habían caído como bandeja de platas, a sus manos, cuando descubrían que el era piloto.
Excepto una.
Y allí ella volvía aparecer en su recuerdo.
Bufó en su interior, al darle la espalda a aquel espejo. Quizás ya había llegado el momento que su vida se diera contra la pared o encontrase la propia horma de su zapatos.
Tomó su equipaje y decidió salir de su habitación. No quería ser el último en llegar al lobby. Al menos, si era el primero no causaría tanta sospecha. Simplemente le había dado por ser el madrugador ese día. Llamó al ascensor y marcó PB. Prometiéndose a sí mismo, que debía volver a ser el mismo Sebastian que era antes.
Sabrina despertó, alegrándose finalmente de encontrarse en su casa. Estiró sus brazos, todavía estando en su cama. No había un mejor lugar que estar en su propio hogar, sin las recriminaciones de su madre.
Después de unos segundos se puso de pie. Se dirigió al baño y decidió tomar una ducha. Aunque el día anterior había sido horrible, no iba a permitir que ese fuese igual. Cada día era una nueva aventura de vida.
Y ella amaba sentirse viva. Y más, con las cosas que ella hacía o solía hacer cuando se encontraba en Londres.
Y así fue pasando el tiempo en medio de ellos. Poco a poco, sin saber que ninguno de ellos era dueño del mañana. Siempre la vida nos da sorpresa. Y a veces, incluso son las que ningún ser humano realmente espera.
Finalmente Christopher y Amy regresaron de su luna de miel. Sabrina fue a su recibimiento, porque quería los lujos y detalles de qué le había parecido la recomendación, que ella misma le había dado a Christopher de llevarla a los países escandinavos. Encontrándose como respuesta que un mes había sido muy poco tiempo para recorrer todos aquellos paisajes hermosos a los que habían ido.
— ¿Me echaste mucho de menos, primita?— le expresó Christopher con picardía al abrazarla.
— Un poco... A la que eché mucho de menos fue a mi nueva prima. A mi amiga Amy...
— ¿Tan solo un poco?— fingió sentirse herido por aquel comentario—. Lo tendré en cuenta cuando me pidas de nuevo mi apartamento en Los Ángeles... Que por cierto, espero que hayas dejado en buenas condiciones.
— ¡Christopher!— Amy le dio un codazo en su brazo izquierdo.
— Ella es la que ha empezado al decirme que solo me ha extrañado un poco...— puso cara de niño bueno, por lo que ambos sonrieron.
— ¡Tontito! ¿Acaso no eres mi primo favorito?
— Lo sé...
Lejos de allí, aún era de madrugada en Los Ángeles. Sin embargo, Sebastian se levantaba con insomnio una vez más. Y se odiaba a sí mismo por ello. Había intentado ser el Sebastian Evans que conocía. Pero, ya no podía serlo, por más que quisiera.
Y la culpa la tenía su corazón por no obedecer y entender sus razones. Él seguía recordando a aquella mujer que le había golpeado, sin él quererlo realmente. Ella había incluso herido su propio orgullo cuando él había buscado algo que no se le había perdido, y había encontrado lo que no había esperado.
De regreso a Los Ángeles, había buscado ser quien solía ser. El Sebastian de siempre. El que solo quería divertirse. ¿Qué más daba?
— ¿Acabas de rechazar a esa rubia?— le había preguntado uno de sus amigos, al encontrarse en un club nocturno—. ¡Pudiste habértela llevado tan fácilmente a la cama! ¿O es que has cambiado de táctica? ¿O ya te has aburrido de ser seguido por las féminas?
— Simplemente hoy no estoy de ánimo para coquetear con ninguna...— dijo al levantarse, dispuesto a marcharme de allí—. Nos estamos viendo...
Se marchó de allí, sin dar explicaciones. Apenas tenía dos horas allí y se sentía completamente aburrido. Se subió a su automóvil. Prendió el motor y luego su reproductor y se marchó de allí. "They Dont Care About Us" de 2Cellos empezó a sonar, por lo que le subió más el volumen.
En su cabeza había una verdad innegable. Una que no había podía ni siquiera borrar. Y era que, incluso, en las mañanas, cada que vez despertaba. Su imagen persistía en su mente, al igual, que en las noches que soñaba con ella. Preguntándose: ¿Qué había sido mejor? ¿Jamás haberla conocido? ¿O descubrir que había alguien que podía acallar a su arrogancia y a su mismo orgullo?
Ya había empezado a odiar ver su sombra a cada lugar que iba. Y a cada mujer con que la comparaba o la confundía, sin querer. Había perdido su forma de ser, y eso, le hacía sentir que ella había desnudado su alma.
¿En qué demonios se había convertido? ¿En un miserable y estúpido títere?
ESTÁS LEYENDO
Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")
RomanceHa pasado mucho tiempo desde que el amor llegó a su vida y se marchó, sin decirle adiós. Ahora la simpática Sabrina Stewart verá como la vida le tiene una sorpresa, en el mismo lugar, en dónde su primo Christhoper Williams lo encontró. En la ciud...