Capítulo 5

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- No puedes decirle a nadie que tenemos esto ¿entendiste?

- Pero ¿porqué no? - pregunto la pequeña.

- Por que nos la quitaran ¿solo haz caso y no digas nada?

Escuche que Marcos le decía a Lucy.

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- ¡Miriam despierta!

- Cinco minutos más por favor - mi cuerpo pedía a gritos seguir durmiendo, mis parpados parecían un par de imanes que se rehusaban a ser separados. Lentamente fui cayendo en los brazos de Morfeo.

- ¡Despierta! - mi cama dio un vuelco y termine sobre el suelo con un colchón sobre mi cuerpo.

- Auch...

- Ya levántate que se hará tarde - me dice quitándome el colchón.

Gire mi cabeza buscando al culpable de que mi cara terminara en el suelo, pero Marcos ya no estaba. Me fui incorporando y lleve mi mirada al reloj.

05:15 am

- Hey no te quejes que yo no dormí nada - escucho un susurro junto a mi oído - nos vemos.

- Claro, adiós.

Me di una ducha rápida y después de vestirme baje a comer mi miseria de desayuno para después salir volando a la enfermería.

Mis pisadas resonaban en el suelo mientras corría. Mi reloj marcaba las seis en punto y aun me faltaban un par de cuadras más. Mi hora de entrada era a las 6:30 am, pero había quedado con Janeth en llegar treinta minutos antes para practicar.

Divise el pequeño edificio que fue adaptado para ser la pequeña versión  de un hospital. Entre y pase velozmente por las distintas zonas que conformaban el lugar hasta llegar a la sala que utilizamos como aula de clases.

Después de que la guerra inicio y fuimos instalados en Yosemite se crearon cargos para todos los refugiados. "Sera bueno para todos"dijo el dueño de la idea, el Sr. Carrington una de las personas en las que muchos de los habitantes de Yosemite han depositado toda su confianza en que los mantendrá vivos hasta que la guerra pase.

A los hombres de quince a diecinueve años los entrenan para la guerra y después los mandan a morir en esta. Y a las mujeres de diecisiete a veintiún años nos enseñan primeros auxilios y nos preparan para ser futuras enfermeras de los heridos.

- Llegas tarde - me reprocha Jane cruzándose de brazos. Janeth es mi mejor amiga desde que la conocí.

- Lo siento.

- Esta bien, no te preocupes aun tenemos veinte minutos - dice señalándome una silla, en la que me siento - muéstrame tu brazo ¿no olvidaste venir en ayunas, verdad?

Me llevo una mano a la frente - oh Jane lo siento tanto, me olvide por completo, perdón.

- Oh Miriam.

- Lo siento Jane, con todo lo que paso ayer me fue imposible recordarlo, en serio lo siento - llevo mis manos al rostro. Odio decepcionar a mi amiga.

- Esta bien, no te preocupes, podemos hacerlo mañana ¿no?, al menos puedes practicar tu - dijo remangándose la manga de su blusa.

- Si claro, creo que si - me levanto y le sedo mi lugar.

- Bien mientras haces lo que tienes que hacer me puedes contar que fue lo que paso ayer - dijo con una sonrisa.

- ¿Ayer?

- Si ¿no dices que te olvidaste ayunar por todo lo que paso ayer?

Genial, bien hecho Miriam. No puedo decirle que entre con Marcos al almacén. Janeth es una de las pocas personas que saben cuando miento. ¿Como voy a engañarla?.

- Esta bien, si no me quieres contar no te insistiré, pero dame una pista, no quiero quedarme con la duda ¿es un chico?

- ¿Q-qué?

- Si, es un chico, ¿como se llama? ¿lo conozco? ¿donde lo conociste? ¿te dio su núm...

- Wow wow tranquila.

- Cierto en Yosemite no hay teléfonos.

- ¡No es un chico!

- Aaah... - me mira con desilusión. Que imaginación de esta chica - ¿entonces? no me digas que es por el dichoso oso.

Gracias por la idea Jane - pues a decir verdad si, es por eso, me pase toda la noche dándole vuelta al tema - técnicamente era verdad, estuve así la mayor parte del día.

- ¿En serio? ¿Por qué?

- Bueno es solo que...

- Es normal tener miedo, pero no te preocupes no pasara nada.

- Miedo no, pienso que...

- Buenos días señoritas - giro mi cabeza hacia la puerta.

- Buenos días señorita McDylan - decimos al son.

Tomo una pequeña aguja y pincho el brazo de Jane justo donde una vena hacia su aparición. Tomo dos tubos de ensayo y los llevo directamente a donde Janeth, quien observa  la escena aterrada.

- Señorita Gardner se supone que las muestras deben ir en los tubos de ensayo, no sobre la paciente - dijo acercando un trozo de algodón al brazo de mi amiga - antes de sacar la muestra asegúrese de tener todos los elementos necesarios a su lado.

- Eh... si, lo siento - me llevo una mano a la nuca apenada.

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Después del sermón de la señorita McDylan la clase transcurrió con normalidad. Salí de ahí con Janeth. Aun estaba apenada con ella por todo lo que había pasado, no solo por el charquito que deje con su sangre, si no también por haber olvidado ayunar y el haber llegado tarde.

- Miriam ya olvídalo, todo esta bien amiga.

- Oh Janeth en serio, lo lamento.

- Shh... basta, no digas más.

Me despedí de Jane y continué mi caminata a casa. En mi mente rondaba el mismo tema y me prometí que compensaría a mi amiga. Un sonido me saco de mis pensamientos. Lleve mi mirada hasta el lugar de origen de este, entre algunas plantas del bosque.

Observe una enorme masa de pelo correr entre los arbustos. ¡El oso!. Corrí velozmente en dirección a casa. Pronto llegue a mi cuadra y de un segundo a otro atravesé la puerta de mi hogar. De pronto me tomaron del brazo y cubrieron mi boca.


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En la multimedia les dejo una imagen para que se den una idea de Yosemite aunque no es como me imagino pero es un tanto similar.

Y aprovecho para pedirles que si les esta gustando esta historia me ayuden con un voto o un comentario, díganme si les gusta o no como narro la historia, que opinión tienen sobre esta o lo que sea, pero por favor dejen un comentario al menos, en serio me ayudarían a mejorar. 

Bueno eso era todo, gracias por leer. Adiós.

No lectores fantasmas.

My war, Sask Donde viven las historias. Descúbrelo ahora