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¡¿Donde quedaba la casa?!
Emma estaba perdida, con sueño y enojada, ¡muy enojada!.
En este momento es donde ella mas necesita a sus amigos. A Jeremy y Amy.
Había podido dormir un poco en el auto de Tom pero no era suficiente, necesitaba descansar ahora y no le importaba como ni donde.
Ya era de madrugada y comenzaba a hacer frío, le quedaban pocas opciones. Era dormir en la calle o en su casa.

《La calle.》

Pero sabía que ese no era un pensamiento lógico, podría pasarla diez veces peor aquí afuera que volviendo.
Pero no lo podía hacer, Emma es muy necia y muy convencida de sus acciones.

Quiere hablar con su madre pero no con él ahí, se dispone a mandarle un mensaje discreto y cortante pero sobra para que sepa que está bien. Aunque en realidad no está del todo bien.

Entre toda la oscuridad de la noche hay todavía una luz a lo lejos, va corriendo lo más rápido hasta allí rogando que sea un lugar para dormir.

Es un restaurante.

Entra y se sienta en una de las mesas tapándose la cara con las manos.

─Ya cerramos ─Intervino la mesera con su mejor cara de "no te pienso atender" señalandole la puerta con el mínimo interés de saber lo que le pasaba.

─Necesito ayuda.

─Y yo necesito dormir, vete. No te daré pizza gratis.

─Esto es enserio.

─El de ayer dijo lo mismo, no voy a caer otra vez.

─Por favor.

Volvió a señalarle la puerta, se veía enojada. Emma se va a regadientes y vuelve a caminar por las calles oscuras irreconocibles para ella, y para su buena suerte a su celular le quedaba batería mínima y aunque era primavera hacía un frío infernal.
Comienza a "hacer dedo" pero a estas horas ningún auto pasa por las calles y si los hay sería muy difícil que paren.

Su salvación se encontraba a veinte pasos de donde ella estaba, era muy iluminado, lugar para recostarse, buena limpieza. Hoy dormiría en esta peculiar plaza.

Se acerca y busca entre los bancos de cemento el que le parece más cómodo, usa sus manos como almohada y se hace bolita para mantener el calor corporal.

Comienza a toser, no puede respirar, como inercia empieza a correr por la plaza en busca de un bebedero de agua ya que su botella la olvidó junto con su bolso en la casa de Caleb.

Nada.

Parecía una agonía interminable, pero no solo la toz, sino también su dia, su semana, su mes, su vida. Todo era agonía.
Pero claro, eso no lo tenia que saber nadie mas que ella, quedaría siempre guardado en sus pensamientos, por supuesto. ¿Que otra cosa podría hacer?.
No podía hacer nada, como ahora, como en este momento que no puede calmar una simple toz.

Se sienta en el mismo banco de cemento otra vez y de apoco se siente menos ahogada, parece que va cesando.

Cuando puede volver a la normalidad se recuesta y cierra los ojos.

Si Fueras Emma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora