Primera Parte

134 2 0
                                    

Otra vez me pasa, el miedo que tengo a repetir esos horribles sueños, siempre el mismo, pero de diferentes ángulos de visión. La misma chica, corriendo de un señor de cuarenta y tres años aproximadamente, ella unos catorce podríamos decir, morocha de ojos marrones y de piel clara. Sus gritos me retumban en toda la cabeza, no puedo parar de pensar en ello, unos espectadores que no la salvan, solo miran como le cortan sus dedos, uno por uno, sangre por todos lados y ahí termina el sueño. Me levanto gritando o llorando, mis padres me toman de loco, tanto que decidieron mandarme a un psicólogo, el me digo que es común esos sueños debido a ver películas de terror, no puedo cuestionarlo, miro muchas películas pero en ninguna vi que le cortaban los dedos a una chica muy de corta edad.

Mi nombre es Louis Harrison, vivo en claricom (Zona Norte), es un estado de Argentina, si hablamos de pobladores no son muchos, serán unos mil novecientos, está muy despoblado y eso es debido a la bomba tutak, que fue lanzada en 1997, se perdieron muchísimas vidas, la gente decidió abandonar el lugar, con temor a que caiga otra. Te estarás preguntando porque yo no lo deje, bueno eso no depende de mí, depende de mis padres, a donde vallan ellos, yo voy, Cuando callo la bomba yo no estaba vivo, bueno, si lo estaba pero dentro de la panza de mi mama. En la casa donde vivo no me gusta, es antigua y a mí me gustan las cosas más modernas, por decir; lo que cambiaría de ella son los muebles, el color marrón es muy apagado para mi estilo, pero bueno cambiemos de tema. Si hablamos de cosas irreales, paranormales, como lo quieran llamar nunca me pasó nada de eso, al menos en mis sueños. Estuve averiguando en internet y encontré que los sueños son cosas que nuestra mente ve cuando no nos controlamos, también averigüe porque tenemos pesadillas, decía que las pesadillas son lo que nuestro cerebro procesa al tener miedo a algo; si decimos la verdad, yo no tengo miedo a que me corten los dedos, solo me asusta verlo y que fuera tan real.

Convencí A mis padres de mudarnos a una casa moderna, elegí la habitación más grande, igual no me dejaron quedármela, ellos la necesitan más que yo, ya que son dos. Todavía estamos en Claricom, solo que ahora estamos en Zona Sur. La casa es muy grande, tiene espacios amplios, en la parte superior tiene seis habitaciones y dos baños, ya sé que es mucho, pero a mis padres les gusta. En la parte inferior tiene un comedor, sala de estar, una cocina inmensa, un garaje para tres autos y un baño sin ducha. La primera vez que la vi estaba llenas de espejos, era horrible, pero con unos retoques quedo linda. Me gusta investigarla, antes aquí vivía una mujer de sesenta años, me imagino que gustaba mirarse ella misma, con tantos espejos que tenía, todos pensaríamos eso.

Noche one: Me levante a las tres de la mañana con mucha sed, baje las escaleras, estaba todo oscuro, me dirigí a la cocina, abrí la heladera, saque el sachet de leche, un escalofrió me agarro, no le di importancia, me serví en un vaso y me fui para mi habitación, subiendo las escaleras escuche un ruido en el pasillo que conecta la sala de estar con el comedor, no pensaba ir, tenía miedo.

Me desperté tarde para ir a clases, no quería faltar, era el último día y empezaban las vacaciones, baje las escaleras y me dirijo a la cocina, antes de hacerme el desayuno, veo a mi madre en la sala de estar, me dice que valla, cuando llego me pregunta porque cambie las cosas de lugar, le respondí que yo no lo hice, me dijo que hacia un vaso de leche casi tomada en la mesa de la sala de estar, era el vaso que agarre yo a la madrugada pero porque se encontraba ahí, me sorprendí, porque cuando escuche el ruido lo único que hice fue subir la escalera y acostarme, eso creo, estaba semidormido, no recuerdo mucho.

Llegue a la escuela, todo el viaje me fui pensando sobre que hacia el vaso ahí, si yo me lo había llevado para arriba. Entre a clases, media falta me pusieron, es costumbre para mí, llegue a las veinticuatro y media, no me da mucho interés, si hoy es el último día, por suerte no me llevo ninguna materia, voy a descansar todo el verano, el único asiento que había era al lado de Max, no me lo aguanto, habla mucho, es insoportable, no piensa, se cree gracioso, se nota que lo odio y bastante. Toco el timbre para ir al recreo y salí rápido posible de ese lugar, estar sentado con ese chico fue horrendo, prefiero que me arrastren al infierno antes de volverme a sentarme con él, en una escucho que gritan mi nombre y me doy vuelta, era mi amigo Dante con mi mejor amiga Tris, les pregunte a donde estaban y me dijeron que no quisieron entrar a clases, estuvieron todo el día en el comedor de la escuela, me contaron que comieron de todo, sin importar el precio que ahora le deben cincuenta pesos. Después de tener una charla larga, toca el timbre para ir a clases, entro lo más rápido y me siento con Benjamín, no me hablo mucho con él, me retracto no hablo con él, pero antes que sentarme con el creído de Max prefiero estar con cualquiera. Falto el profesor de matemática, debido a que falleció el padre, trágica pérdida, se colgó de la terraza de su casa, tenía serios problemas el hombre, decía que veía fantasmas.

Suena el timbre, todos felices, saltando, gritando y yo, bueno, yo sentado, esperando que termine la fiesta; no es que soy amargado, para mí fue un año de mierda, un grupo de mierda, con los únicos que me llevaba era con Tris y con Dante, con nadie más. Salimos de la escuela y me voy rápido, camino hacia la parada que quedaba a dos cuadras, cuando estoy llegando, Tris me grita, venia rápido, agitada y con los ojos llorosos, me empieza a hablar y no se le entendía porque estaba llorando, me empiezo a asustar y le digo que se tranquilice y que me explique bien y tranquila lo que paso, seguía llorando pero modula sus palabras y me dice, atropellaron a Dante, le empiezo a decir que me diga dónde y me responde en la esquina de la escuela, corro lo más rápido para allá, cuando llegue un montón de gente rodeándolo, paso entre ellos y lo veo tirado con una camioneta cuatro por cuatro enfrente de él. Me asusté mucho, de repente veo una sombra entre la multitud, no se le distinguía la cara, no parecía una persona.


En los ojos de los demásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora