El sonido de las gotas chocando contra la ventana inunda el ambiente. El cielo ruge en la fría noche de invierno. La lluvia es torrencial, salvaje y poderosa. Parece no tener fin.
Tendida sobre la cama, con los ojos cerrados intento no moverme. La calma parece reinar en el ambiente pero no es así, sé que no es así.
Respiro con tranquilidad, simulando estar dormida. Trato de controlar el latir desbocado de mi corazón, evito moverme debajo de las sabanas para no levantar sospechas, para no hacerle saber que sé que esta dentro de la casa. Porque lo presiento, lo siento y la tranquilidad sepulcral que reina en estos momentos no hace otra cosa que confirmar mis sospechas; él esta aquí, esta dentro.
La luz de un relámpago se cuela en mis párpados y abrumada abro los ojos. La habitación queda iluminada solo por unos segundos para luego volver a sumirse en una penumbra. El ruido enceguecedor de un trueno hace que me entremezca levemente, debajo de las sabanas.
Mis ojos se vuelcan en dirección a la ventana. El cielo esta morado y los relámpagos ocasionales le dan un aspecto mas siniestro. Las gotas de la lluvia se deslizan por lo vidrios de la ventana y la poca iluminación del jardín apenas ilumina en la habitación.
Otro trueno ruge en el cielo y aprieto los ojos. Casi puedo jurar que el suelo tembló o tal vez solo fue mi cuerpo.
La intensidad de la lluvia disminuye y de pronto la alarma se denota en mi sistema. Un sabor amargo inunda mi boca y el latir de mi corazón se vuelve incontrolable.
Poco a poco me incorporo en la cama. Mis movimientos son lentos y calculados. Mis dedos tiemblan mientras retiro las sabanas de mi cuerpo y el frío se cuela en mis huesos y es allí cuando me doy cuenta que la ventana esta levemente abierta; estoy segura de haberla cerrado con seguro al acostarme y entonces me doy cuenta que no fui yo quien la abrió.
Mis ojos se abren exageradamente ante la posibilidad de estar acompañada en este mismo instante, ahora en mi habitación. El terror de apodera de mi cuerpo y mis ojos no se despegan de la ventana. Todo mi instinto me dice que huya, que corra, me grita que él esta aquí, que vino por mi.
Mis pies hacen contacto con el mármol del suelo y el frío inunda mi sistema. Un escalofrío recorre mi columna y mi respiración se atasca en mi garganta cuando las veo. Huellas. Debajo de la ventana un par de huellas se abren paso en la penumbra de la habitación.
La tranquilidad del ambiente me sofoca y se siente tan enfermiza que apenas puedo respirar. Algo esta mal, muy mal. Mis ojos están clavados en el rincón donde las huellas desaparecen y por mas que trate de enfocar mi vista, la oscuridad no me permite distinguir nada. Sin embargo siento sus ojos, me esta observando, me esta acechando.
Un relámpago ilumina el cielo y la luz se cuela en mi habitación... Entonces... Lo veo.
En el rincón de mi cuarto, levemente encorbado hacia adelante, se encuentra observándome. No logro distinguir su forma, un aura oscura lo rodea pero solo me basta mirar sus ojos oscuros, fantasmales para saber que debo huir.
Corro hacia la ventana y salgo al pequeño balcón. La gotas de la lluvia me empapan y las luces del cielo me dan una vista periférica del jardín de mi casa.
No tengo tiempo de pensar, no tengo tiempo de razonar correctamente. El frío hace que mi cuerpo tiemble exageradamente y me cueste respirar. Observo frenéticamente hacia un lado y al otro pero el ruido del vidrio siendo partido a mis espaldas me saca de mis cabales. Corro al borde y observo hacia abajo, el suelo se encuentra a poco mas de dos metros, no lo pienso dos veces, ni siquiera miro hacia atrás, la desesperación me obliga a saltar.
Caigo sobre mi piernas y un dolor enceguecedor recorre mis extremidades cuando mis pies hacen contacto con el césped mojado. Mi cuerpo no responde y caigo de bruces al suelo. Mi pecho sube y baja con desesperación y mi cuerpo tiembla con violencia, entonces me obligo a mirar en dirección a mi atacante.
El cielo esta a rojo vivo y los relámpagos le dan un aspecto infernal. Las nubes rugen y el suelo tiembla. La tormenta se desata con mas fuerza. Entonces mis ojos se clavan en el balcón y lo veo. Es tenebroso, completamente oscuro; lentamente va bajando, hacia donde me encuentro. Sus movimientos sos despreocupados, como si estuviera disfrutando. Esta encorvado sobre si mismo y su cuerpo huesudo y sin forma solo lo hace ver mas aterrador. Su rostro esta gacho pero es cuando un relámpago lo ilumina, que me mira.
Un grito se construye en mi garganta al ver su rostro desfigurado y sus ojos completamente negros. Su piel tiene un aspecto enfermizo y cadavérico. Su boca esta levemente abierta y logro distinguir sus afilados colmillos. Las lágrimas escapan de mis ojos y mis sollozos son incontrolables; un atisbo de sonrisa se apodera de su boca al ver el terror en mis facciones y lentamente avanza hacia mi.
Ignorando el dolor de mi cuerpo me arrastro por el césped, clavando mis dedos en la tierra, tratando de poner mayor distancia entre él y yo. Mi cuerpo tiembla violentamente y no puedo parar de llorar. El pánico se apodera de mi sistema y no puedo pensar con claridad. Volteo nuevamente hacia atrás solo para confirmar que esta cada vez mas cerca.
Torpemente trato de incorporarme pero vuelvo a caer. Grito frustrada y puedo jurar escuchar su risa ronca... fantasmal. Escucho sus pasos cada vez mas cerca y cuando me atrevo a voltearme lo encuentro parado frente a mi.
Otro relámpago me permite verlo solo para comprobar como su rostro se desfiguró a un mas, mostrando una sonrisa malisiosa, infernal. Sus ojos están exageradamente abiertos dándole una imagen mas aterradora. Mi cuerpo se congela y de pronto si quiera puedo respirar. Su olor putrefacto me hace temblar y su sonrisa se ensancha cuando dirige, muy lentamente uno de sus huesudos brazos hacia mi.
Mi conciencia no para de repetirme que voy a morir. Este es mi fin. Sus dedos se estiran y ya puedo sentir sus garras sobre mi cuero cabelludo. Una risa brota de su garganta.
Mi papa, mi mama, mi familia nunca los volveré a ver, moriré aquí, ahora, a manos de él. Este es mi fin. Voy a morir. Voy a morir. Voy a morir...
Un sollozo se escapa de mi garganta y resignada cierro los ojos esperando mi fin. Recuerdos de mi vida asaltan mi mente y de pronto siento su mano haciendo presión sobre mi cabeza. Mi cuerpo se tensa en respuesta y entonces sucede.
Escucho su voz, llamandome. Una y otra vez, cada vez haciéndose mas fuerte. Mas clara.
Emma, emma, emma, emma, emma.
Me niego a creer que ella me este llamando, porque es imposible, porque frente a mi solo esta aquella bestia pero el grito a continuación me hace abrir los ojos con violencia:- ¡¡¡EMMA!!!
La luz entra por la ventana y tras parpadear un par de veces visualizo a mi madre parada al lado de mi cama; agitando mi cabeza con su mano.
- ¡Por dios, niña! - esclama - Por fin despiertas, ¿que te he dicho sobre andar despierta hasta altas horas de la noche? - reprocha, negando con la cabeza - Ya te he dicho que tienes que acostarte mas temprano.
Trato de responder pero ningún sonido sale de mi garganta. Me mira con resignación y suspira: - Vamos, levantate. El desayuno esta en la mesa y si no te apuras llegaras tarde a la escuela.
Mi madre sale de mi habitación y lentamente me incorporo en la cama.
Solo fue un sueño, solo fue un sueño, pienso mientras recupero el aliento.
Bajo la mirada y tomo el libro que esta tendido en el suelo. " IT" por Stephen King.
Suelto un suspiro.
"Dios, debo dejar de leer estas cosas."
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Terrores Nocturnos
HorrorRelatos de terror para aquellos que disfrutan de un susto antes de irse a dormir