-Es un idiota.-Dijé en un tono que nadie podría escuchar. Estaba molesta, ahora si que lo estaba.
*Flashback*
-¿Estás saliendo con Ross y también con él?.-Le preguné amenazadoramente a Jennifer.
Aunque era obvia su respuesta ya que fuera del centro comercial intercambiaba saliva con un chico que precisamente no era mi rubio.
-Yo...ehmmm...-Pronunció mi nombre entre tartadeos, su nerviosismo la delataba.
-Das asco.-Dijé con cara de repulsión.-Ross te quiere de una manera que ni en un millon de años te imaginarías y ¿No tienes mejor idea que hacerle esto?.
-Cierra la boca, eres la menos indicada para hablar.-Se armó de valor.-Muchas cosas se dicen de ti.Me acerqué peligrosamente hacia ella después de que haya pronunciado esas palabras, mis ganas de arrancarle las extensiones eran innumerables.
-Muchos dicen haberte visto pasar por sus camas.-Siguió, ella sabía que era más que falso.
-Escucha, habla e inventa todo lo que quieras pero si te acercas a Ross va a ser para comentarle lo sucesido con ese idiota.-Moví mi cabeza para indicar al tipo que intimidado esperaba a su lado.-Sino yo me encargo de ti.-La miré fijamente.-Y sabes que no es un juego.*Fin De Flashback*
-Yo no soy la que está tirando quince años de amistad a la basura.-Dije segura mientras caminaba de regreso al baño.
Dejé caer mi ropa en el piso de la ya húmeda habitación, para poder entrar en la ducha. Dejé que los chorros de agua se llevaran cualquier rastro de sudor y estrés de mi cuerpo. Estuve dentro por un buen rato. Hasta que creía que ya era hora de salir al ver qué tan arrugados estaban mis dedos.
Rodeé mi cuerpo en mi toalla correspondiente para después anudar una en mi cabello para lograr que se secara rápidamente.
Abrí mi armario pero antes giré mi mirada hacia el reloj que se encontraba en la mesa de noche. Este indicaba que eran las siete y diez, aún tenía veinte minutos para llegar al partido. Mi mente, orgullosa gritó: "No necesito a Ross, no necesito a nadie."
Volví mi mirada hacia el armario y saqué la camiseta del equipo. Era de los colores negro y blanco. La giré para ver el gran número 17 "E. Ratliff "
-Creo que no podré usarla más.-Dije al mismo tiempo que la dejaba caer al piso.
Me puse esto: (Galeria)
Ya vestida, acomodé mi cabello, lo deje suelto dejando libres las ondas de este. El maquillaje, como siempre, ligero, solo que agregué un poco más de delineador negro, ricé mis pestañas y me coloqué un poco de brillo labial. Miré el reloj, siete y veinticinco.
-Wow, tiempo record.- Pensé.
Tomé un nuevo bolso y coloqué dentro de él todas las cosas esenciales. Bajé con ligeros brincos las escaleras, llegué a la cocina y le avisé a las señoras que ayudaban a mi madre con la limpieza que saldría. De todos modos le dejaría un recado (Como simpre) a mi madre para avisarle que saldrí.
Ahora si tomé las llaves de mi auto y salí por la puerta principal. Caminé hacia afuera y me encontré con Ross recargado sobre su auto, estaba cruzado de brazos y miraba hacia el piso.
Ignoré su presencia y caminé hacia mi auto, que se encontraba hacia el lado contrario de la calle.
-Lo siento.-Escuché detrás de mí mientras abría la puerta de mi auto.-No quise decir eso.-Mi estómago de estrujó al escucharlo.
Era la persona que más apreciaba en el mundo, la única que me hacía sentir querida, solo él y que me haya hablado de ese modo me había herido enormemente.