Chapter XV ☁️

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Esta semana no he visto a Edward, mi paciente, ya que las prácticas son una semana sí, y una no.
He estado bastante aislada, y pensando. De hecho, lo he estado haciendo en un lugar concreto. Un bar a las afueras llamado King&Queen.
Siempre estaba absolutamente desierto, siempre. El bar no era de mucha calidad, tenían una máquina de café y algún refresco. Los dos camareros eran muy amables, y hermanos. Ambos vivían en la zona trasera del bar, por lo que entendía que éste no estuviera cerrado.

Bajé hacia el portal, y el taxi ya estaba esperando, con el conductor que me había estado llevando toda esta semana.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Sean -contesté.
-¿Al sitio de siempre, señorita?
-Sí, al sitio de siempre.
Había estado yendo mucho allí.
Y en realidad, no me quedaba otra opción. El trabajo me estaba yendo bien, económicamente. Niall seguía con sus misterios, y viendo V de Vendetta cada vez que se le daba la ocasión.
Había salido el día anterior con Edward, el rubio. Me sentía muy bien con él, pero no me vería besándolo o algo por el estilo, sólo era un amigo.
-Adiós, Jolene -dijo Sean interrumpiendo mi explicación.
-¿Cuánto te debo?
Hizo un gesto de despreocupación.
-Ésta vez invita la casa.
Sonreí.
-Gracias, Sean. Adiós.
-Adiós -murmuró.
Cuando salí del coche el frío me golpeó notablemente.
Llevaba una chaqueta en mi mochila y me la coloqué.
"Mucho mejor", pensé.
Entré, viendo ya a uno de los hermanos preparando mi termo de café.
-Hola -saludé con una sonrisa al entrar.
Él hizo un gesto con la cabeza y me trajo una silla de la zona trasera. (Como dije, no era un bar con calidad)
-¿Todo bien? -preguntó y yo asentí.
Miré a mi alrededor.
Me encantaba la soledad de este lugar. Era mi sitio... De pensar. De arreglar todos los rompecabezas que tenía últimamente. De buscar respuestas a las preguntas de siempre. Harry. Niall. Edward. Niall. Harry. Edward. Niall. Edward. Edward.
El café llegó y comencé a beberlo, esa noche hacía mucho frío.
-Joder, que frío hace -se quejó una voz en la entrada.
Me volteé.
"No puede ser"
-¿Jolene? -se acercó.
"Tiene que ser una broma"
-H-Hola -dije.
Llegó a mí con una sonrisa ladeada.
-Hola, Ha... -comenzó uno de los hermanos pero Edward lo interrumpió.
-Prepárame un café, Oliver, ¿puedes traerme también una silla? -preguntó.
-Eh... Claro, tío.
Segundos después, Oliver apareció con la silla.
Me quedé callada y mirando a la nada.
Nunca pasaba nadie por aquí, jamás. Era un bar asqueroso y estaba a las afueras de la ciudad, ni si quiera había un tráfico muy transitado.
-¿Qué haces aquí? -preguntó.
-¿Qué haces aquí?
Él rió levemente.
-Nena, vengo aquí casi todos los días.
-¿Ah, sí? Pues yo no te he visto -respondí seca.
-Ni yo a ti. ¿Cuánto llevas viniendo?
-Una semana... -contesté-. ¿Cómo es que no has venido por aquí?
Se quedó pensativo.
-Cosas del trabajo.
-Oh... ¿De qué trabajas? -pregunté.
-Nada importante. Ahora dime, nena, ¿qué haces aquí?
-He estado viniendo, ya te lo he di...
-No -interrumpió-. Me refiero a qué te ha llevado hasta aquí.
-Ah... Bueno, ya sabes. Es un lugar, tranquilo, y el café sabe muy bien y... Es... Tranquilo.
-Sí, tan tranquilo como para que alguien te viole a media noche de camino a casa.
Lo miré.
-¿Qué dices?
-Nena, estas calles son muy peligrosas.
No era verdad. Había visto a algún tipo con malas pintas, pero eso ocurría en todas partes. Además, yo siempre cogía un taxi o un autobús.
-Pues a mi nunca me ha pasado nada.
Me miró sonriente.
-Qué cabezota eres -parecía agradable esta noche-. Ve con cuidado, por favor.
-¿Y a ti que más te da?
-La verdad es que me da igual -puñalada en el corazón para Jolene-, pero el mundo se perdería una gran psicóloga, ¿no crees?
"A este paso y con tus jueguecitos, la que necesitará un psicólogo son yo", pensé.
-Supongo.
Se quedó callado unos minutos.
-¿Qué te parece si te acompaño a casa? -preguntó.
-No es necesario -contesté, aunque me moría de ganas por estar con él.
-¿Ibas a ir sola?
-Probablemente, o en taxi.
Negó con la cabeza.
-Nena, estás mal de la cabeza.
"Completamente"

Salimos del Kings&Queen y comenzamos a caminar por las frías calles de las afueras.
-¿Tienes frío? -preguntó él.
-¿Por qué? -dije- ¿Vas a ofrecerme tu chaqueta caballerosamente?
Claramente estaba bromeando, pero el se paró y se quitó su abrigo.
-Era broma, Edward. Yo ya tengo una chaqueta.
Aún así, él negó con la cabeza y puso su abrigo sobre mí.
-Parezco un buñuelo -dije y él soltó una risotada.
Me encantaban sus hoyuelos.
-Y dime, ¿cómo has estado? Hace ya una semana que no nos toca consulta.
Asentí.
-Bien, supongo, estudiado y trabajando, ¿qué tal has estado tú?
-Bien, muy bien. Ocupado, con el trabajo y ese rollo.
-Aún no me has dicho de qué trabajas -recordé.
Rió.
-¿Qué? -dije.
-Eres muy curiosa, ¿no crees?
Me encogí de hombros.
-Y tú tratas de cambiar de tema. ¿Por qué no me dices de qué trabajas?
-Jolene, no tiene importancia.
Y tras sus palabras pasó un brazo por mi hombro y me apegó más a él.
Vaya, se sentía raro, muy raro.
-¡Kebab! -grité.
-¿Qué? -preguntó.
-¿Podemos pasar a comer algo? Tengo hambre -dije señalando el Kebab que había visto a lo lejos.
Comenzó a reír.
-Claro.
Nos adentramos y un hombre nos tomó nota.
Minutos después, teníamos nuestra comida sobre la mesa.
-Dios, es como comerse el cielo -dijo Edward.
-Parece que el mismo Dios ha cocinado estos platos.
Asintió.

-Qué rico estaba -dije cuando salimos.
El asintió.
-Podemos venir de vez en cuando... ¿Qué buscas?.
-Toma -le di los 5 dólares que se había ofrecido a pagar por mi Kebab.
-¿Eres tonta? Guarda eso, Jolene.
-¿Qué? No, no voy a dejar que me invites.
-Oh, nena, no es nada. A la próxima me invitas tú, ¿vale? -susurró acariciando mi brazo.
"Eres irresistible, Styles"
-Está bien -me rendí.
Me volteé a mirarlo y estaba frotando sus manos.
-¿Tienes frío?
Negó.
Me quité el abrigo y se lo di.
Él estaba a punto de decirme algo pero lo interrumpí:
-Ya no tengo frío, lo juro.
Negó sonriente y susurró algo.
-¿Qué has dicho?
-Que eres un desastre.
-No, he oído un poco y eso no es lo que has dicho.
-Mira, nena, ¿no me has dicho que vivías ahí?
-Sí, tú dame evasivas.
Él se rió.

-Bueno, ¿lo has pasado bien?
-Sí -Susurré y él se acercó.
-¿Muy bien?
-Sí.
-¿Soy tan mala compañía?
-N-No.
Me apoyó con cuidado sobre el portal y puso sus manos en mi espalda.
Acercó nuestros rostros.
¿Me iba a besar?
Y rozó sus labios con los míos.
"Oh Dios mío, esto no puede estar pasando"
Pero cuando lamió sus labios supe qué iba a pasar.
Y entonces noté presión sobre mis labios. Y vi como cerraba los ojos, así que yo hice lo mismo.
Y disfruté plenamente de ello.
Volvió a besarme, muy tiernamente.
Quería abrazarlo y besarlo toda la noche, y decirle que había estado esperando este momento, a pesar de que estuviese mal.
Sus labios eran suaves, y ahuecó mis mejillas con sus manos, acariciándolas.
No fui consciente de que la presión se disipó hasta que abrí los ojos y no lo vi pegado a mi.
-Buenas noches -posó un beso sobre mi frente y se alejó.
"Por fin"

FILMS {Harry Styles, a.u}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora