Yo te cuidaré

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Yu-Gi-Oh! Y sus personajes no me pertenecen n.n

Salió corriendo sin pensar en nada más que en escapar de ese maldito desgraciado que se hacía llamar 'su padre'

Corrió sin nada más impulsándolo que el mero instinto de supervivencia.

Huyó de ese tormento... de ese infierno al que algún día llamó... hogar

Escapó... porque sabía que si no lo hacía en ese momento, ya no tendría una segunda oportunidad... porque los muertos ya no pueden huir ¿cierto?

Y él lo sabía... Era consciente de que esa ocasión podría ser su sentencia de muerte si no se iba... así que eso hizo... corrió sin mirar atrás, escuchando como vidrios se estrellaban contra los muros de la casa, escuchando los iracundos y brutales gritos que vociferaba su progenitor: la mayoría eran insultos y sobre todo amenazas... amenazas que, sabía, ese hombre -si es que se le podía llamar así- era totalmente capaz de cumplir.

Y corrió... porque ese día se decidió a no soportar más aquello... Ese día Joey Wheeler decidió dejar atrás su oscuro pasado.

Aquel del que ni sus mejores amigos Yugi y Tea, ni Tristán que le conocía desde hace años, tenían conocimiento alguno. Aquel tormento que lo esperaba en casa todos los fines de semana, si no era que en días de semana también. Aquello que llevaba haciendo su vida una mierda desde hace ya varios años.

Porque Joseph Wheeler, su padre, era su tormento cada día desde que su madre y su hermana se fueran de su lado.

Por eso odiaba su nombre, por eso prefería que lo llamaran Joey y maldecía el momento en que su madre o quien fuese le puso el nombre de su padre... de ese hombre desgraciado que hacia su vida un jodido infierno.

No le importó ni siquiera que una lluvia torrencial empezara a caer sobre su cabeza a las dos cuadras, con su suerte era de esperarse... no le sorprendería si un rayo cayese cerca suyo y algún árbol o poste cayera le hiciera daño.

No había pensado a donde iría. No podía ir donde sus amigos, no quería preocuparlos ni mucho menos involucrarlos en ese lío... ese era su problema, no arrastraría a las personas que quería en eso.

Siguió corriendo varias cuadras hasta que llegó a un gran parque en frente del centro comercial y supo que tenía que parar cuando sus pantorrillas dolieron y la garganta le quemaba al respirar, la cabeza también le dolía pero eso era lo de menos. Llegó hasta una banca bajo un árbol más o menos frondoso que le cubría un poco del aguacero... aunque ya estaba empapado ¿Qué más daba? Por lo menos las gruesas gotas de agua no le darían más dolor de cabeza ante la fuerza con la que estaban cayendo.

Se sentó en la banca sin más y al final pudo tomar un respiro tranquilo. Se llevó una mano a la sien, donde una costra de sangre ya seca ensuciaba su piel y parte de su cabello, el agua la estaba lavando por lo que el metálico aroma de la sangre llegaba a su nariz. Jaló su manga hacia arriba dejando ver moretones y rasguños en su blanca piel. Movió el mismo brazo en círculos sintiendo dolor en la unión del hombro, a lo mejor se había desgarrado un tendón o algo por el estilo, agitó la cabeza de lado a lado sintiendo el tronar de su cuello, sentía la espalda en total tensión. No quiso ni levantar la bota del pantalón que llevaba puesto, claramente sentía el escozor de la herida que tenía allí; también le dolía el tobillo del pie contrario aunque no era demasiado, seguro fue al pisar mal en el momento en que salió corriendo y casi se cae en las escaleras del frente de su casa, no creía que estuviera siquiera esquinzado, no le dolía tanto.

El cuerpo empezó a pesarle más, aunque se lo atribuyó a sus ropas totalmente empapadas, la respiración se le hizo más pesada pero se lo aquejó a lo mismo, sintió que el calor aumentaba lo cual le pareció ilógico pues estaba bajo la lluvia en principios de otoño. Sintió los parpados pesados y que le costaba respirar un poco más... justo lo que le faltaba, pensó el joven rubio mientras se recostaba, seguramente estaría pillado un resfriado.

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora