"Lo siento mucho, pero vamos, siendo realistas no ibas a creer que me enamoraría de ti por follar como cerdos, comernos las bocas como si fuese el único oasis en un mundo desértico, lamernos las heridas como cachorros heridos abandonados en cualquier bosquejo, tocarnos las caras después de los besos como sinónimo del pellizco para asimilar la realidad o despertar del sueño, no creas que por un buen sexo con una conversación mediocre después, por aparentar ser animales y sudar como si no hubiese mañana, cogernos como si fuésemos nuestra propia salvación ante la caída al vacío que viene siendo la vida y regalarnos el jugo prohibido del paraíso que coexiste entre nuestros muslos iba a enamorarme de ti, no todo es exprimirnos las carnes en agarrones subidos de fuerza y tirones de pelo con lenguas en el cuello. No todo es deshacerse en la misma cama, el buen sexo no lo es todo.
Lo siento mucho, pero no muy adentro, ese es el problema. No ibas a creer que por besar como si tuvieses nubes en los labios y andar como puedo asegurar que andaba en su día Marilyn Monroe ya estaba todo hecho. No pienses, por favor te lo pido, que por hacerme reír voy a ser feliz constantemente, si no eres capaz de sacar mi niño interior a jugar al "veo veo" con todo lo que escondes dentro de ti, tus vísceras, los sentimientos, aquello que te atormenta y me haga indagar en tus profundidades más acomplejadas y atemorizadas.
Lo siento, pero no puedo enamorarme de ti. Somos dos trozos de carne, inundados en un deseo, que quizá, pudo llegar a cegarnos, pero a mí no tanto como para llamarlo amor, me gustas, joder, pero abre los ojos, después de follarte, solo quiero volver a hacerlo, ni si quiera me has visto llorar sin lágrimas apoyado en tu pecho, no te he contado lo mal que lo pasa mamá cuando nos ve sufrir, ni lo preocupado que está papá con sus proyectos, que en el fondo son su tapadera para contener los nervios típicos del padre que no soporta ver en peligro a su familia.
No he salido de fiesta buscando tu cara entre las copas que sujetan otras chicas, que quizá tienen los pechos más grandes y las piernas más largas, quizá tienen el culo más turgente, y no, no pienso en que son tus piernas las que me gustan, pienso en acostarme con ellas, y besarles los defectos que crean tener, pero temiendo mucho que tampoco fuesen a sacarme de este pozo sin fondo que significa no encontrar ninguna luz que alumbre la salida y no sea una mera bengala que chispee un tiempo definido hasta desvanecerse. Pero no las miro, no las busco, quizá las deseo, pero no me acerco, entiende que solo me acueste contigo, pero no porque te quiera, sino porque te respeto, me gustas, pero no me completas, no pasaría mi vida contigo, y quizá me duele que esto te duela, pero no te considero un clavo, todo lo contrario, has sido unos labios muy agradables en los que vivir, pero de esta tormenta ya salgo solo, gracias por ser conmigo cuando fuimos lo que fuéramos, pero no pretendas.
No pretendas que te diga un te quiero, si no sabrías cual es mi película favorita, siendo eso lo más nimio del asunto, no podrías insistir en aquella frase que ingenió Nolan, afirmando que no es imposible, tan solo jodidamente difícil, como vivir, como enamorarse. Lo siento, quizá no desde el fondo, pero sí desde la lástima de haberte hecho creer que el amor fuese algo tan superfluo, siento pensar que puedas llegar a creer en el amor por pasear de la mano entre cuerpos carentes de significado cuando se postran ante nuestro beso, claro que me importas más que el resto, pero no te quiero. Te aprecio, haría mil cosas por ti, y quizá un millón, pero enamorarme de ti no está entre ellas, y eso es algo que se sabe desde la primera mirada.
Táchame de lo que quieras, ódiame, escúpeme, bórrame de tus fotografías, cruelmente si quieres de tu mente, pero cierto es que te quise para follar, también para bailar, reír y charlar, pero no para pasar el resto de mi vida. Entiende que no piense forzar algo que tendría que haber pasado de forma natural, encajar. Sí, joder, quise que fueses mía, en la parte que le corresponde a una persona la propiedad de otra, que es ninguna, esa parte, la parte inexistente que solo existe en forma de creencia afectuosa, quise que fueras mía, pero por estar dentro de mí, no por poseerte, mía, mi parte, no de mí. Pero no pudo ser y no fue.