Capitulo 12 Pretending (parte 1)

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Jeff the Killer estaba aburrido, y eso nunca es bueno. Porque cuando esta aburrido sus sentidos se agudizan y es capaz de doblar una barra de metal, justo lo que estaba haciendo en este momento, hasta que llegó cierto rubio.

— Eres fuerte — el hombre se detuvo justo delante de él, observándolo detenidamente.

El menor enarco una ceja y siguió con lo suyo, ignorado al rubio que frunció el ceño.

Fight tomo las manos de Jeff y las sacó de la celda, provocando que su cuerpo chocara dolorosamente con el frio metal de las rejas, sin embargo no hizo ningún sonido y miró fríamente a los ojos grises.

— Tan pronto y ya me tomas de la mano, preferiría una cena primero — se burló mordaz.

El rubio solo enarco las cejas, tal vez tratando de que se perdieran con su cabello. Admiro las facciones del chico, recordando como era antes de que se deformara el rostro, y por primera vez quiso saber realmente qué paso, qué lo trastornó tanto para que decidiera arrebatarle la vida a su familia.

— Aunque consigas salir de estas celdas hay muchas otras cosas que tienes que pasar. — dejó caer el comentario, aun sosteniendo las delgadas muñecas del chico.

—Ya me las arreglare. — Jeff comenzó a removerse tratando de que el rubio lo soltara, pero sus manos se aferraban a él como dos poderosas garras.

Chasqueo la lengua y subió su mirada hacia los ojos del hombre, era mayor que él y algo en su mirada le hacía creer que era un zombie, como si estuviera hueco, sin alma. Jeff se estremeció ante eso, sólo había visto una mirada así. El recuerdo de su padre llegando a él, moviendo memorias que creía enterradas y olvidadas para siempre.

— ¿Se puede saber qué es aquí exactamente? — pregunta con voz monótona, adentrando sus brazos una vez que el rubio decidió soltarle y volviendo a aplacar los demonios de sus recuerdos.

— ¿Qué y no dónde?

— El lugar no es importante, para mí todo es igual. — Jeff responde mirando fijamente al rubio mientras se encoge de hombros.

Fight se detuvo a mirarlo un momento, enarcando una ceja rubia, Jeff pensó que se veía como un ángel retorcido, con el cabello dorado cayéndole por los hombros y el traje blanco impoluto.

Quiero mancharlo de sangre — Jeff pasó la lengua por sus labios, la mirada del rubio siguió el movimiento, deteniéndose solamente cuando lo vio forzar la sonrisa. — ¿Encontraste algo qué te gustará?

Jeff preguntó con sorna y caminando hacia delante, le encantaba jugar con sus presas, confundir su mente hasta que se convencen de que no les hará daño. El pelinegro se apoyó en las rejas de la celda y lo miró con guasa, solo pensando lo bien que se sentirían sus manos en el delgado cuello del rubio y cortarle la respiración de forma lenta y pausada, disfrutando de los ojos grises cerrándose a momentos.

El rubio frunció el ceño, viéndose solo una pequeña arruga en su frente. El chico estaba jugando con fuego y no parecía importarle, tan seguro de que ganaría el juego sin si quiera pestañear. Dibujo una sonrisa en su rostro y se acercó a los barrotes de la celda, haciendo notar la diferencia de altura.

— La verdad sí —se inclinó hacia él— .  ¿Qué me dices si tú y yo jugamos a algo?

— Tendremos un problema entonces —ladeo la cabeza—. No soy fan de Saw. Aparte de que no me gustan los rubios.

— Eso es una lástima, porque Fight se hará cargo de ti mientras estas en este lugar.

Ambos se giraron y observaron a un hombre alto de contextura robusta y que según Jeff había comido demasiado como para volver a hacerlo. Olía extraño y el pelinegro arrugo la nariz, era el olor a tabaco y sudor tan penetrante que ni si quiera las cantinas conseguían ese hedor en quince años de funcionar. Sus ojos estaban casi blancos, pero daba la sensación de que podría dispárale a algo en movimiento, incluso a una mosca. El joven asesino se quiso reír, pero el aura de aquel hombre era demasiado pesada y algo lo hacía peligroso. Como si los perros del infierno lo acompañaran. Era mucho más tenebroso que Slenderman.

The blood and usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora