Idiotas y profesores lindos

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-¡Ten mas cuidado!.-Exclamó el chico frente a mi. Yo seguía aturdida por el fuerte golpe que me di.

-Ten cuidado tu, idiota.-Repuso Axel cuando me ayudo a levantarme.-¿Estas bien, Des?.

-Creo que si.-Cuando levante la vista, pude ver al culpable de mi caída. Cabello y ojos oscuros, cuerpo bastante musculoso y una sonrisa arrogante en su cara.

-Estoy esperando una disculpa.-Dijo el chico, cruzándose de brazos.

-¿Disculpa porque? ¿Porque mi cara choco contra tu pecho?.

-Exactamente.

-¡Sí fue tu culpa que me cayera!.

-Tu eres la que iba comiendo moscas y no se fijo donde iba.

-Yo no tengo la culpa de que estés ahí parado como idiota.

-¿Quien te crees que eres para decirme así?.

-Me creo la chica que te pateara sí te vuelves a cruzar en mi camino.-Sin darme cuenta, había caminado hasta ponerme frente a él. Como el era un maldito edificio, tuve que levantar un poco la cara.

-Quiero verte intentarlo niñita.

No lo pude soportar, puse mis ojos negros y cuando le iba a ordenar algo, unas manos me cubrieron la visión.

-Des... contrólate.-Dijo la voz calmada de Axel.

-Ax, sí no quitas tus manos, ¡te juro que lloverá sobre tu casa por un largo tiempo!.-El sabe que las tormentas que yo hago, nunca terminan bien.

Sentí las manos de mi mejor amigo retirarse lentamente de mi cara. Cuando mi visión se volvió clara, pude distinguir la sonrisa en el rostro del chico.

-¿Que?.-Pregunte bruscamente.

-Así que eres Psíquica, ¿vives en la biblioteca?.-Pregunto sin quitar esa sonrisa estúpida de su cara. Ese idiota se estaba refiriendo al absurdo estereotipo que tienen los demás Paramos, sobre que sí eres Psíquico, te la pasas leyendo libros o estudiando para evitar que tu cerebro se hiciera estúpido o alguna tontería así.

Iba a responderle algo insultante también, hasta que me fije en el brazalete en su muñeca. Habían dicho en las noticias que, todos los que vinieran de Paramos diferentes, tendrían que tener un distintivo hasta que se establecieran legalmente. Los Cambiantes traían uno azul, los Magos verde y los Físicos rojo, así como el que colgaba de la muñeca del chico.

-Así que eres Físico, ¿vives en un gimnasio?.-Dije respondiéndole con otro estereotipo.

No se cuanto tiempo nos quedamos así, viéndonos fijamente, hasta parecía que el tiempo se había detenido a nuestro alrededor. Lo único que logro captar nuestra atención, fue el timbre de entrada a clases.

-Nos veremos luego, niñita.-Dijo tomando mi barbilla entre sus dedos y acercándome a el.-Esto no se queda así.-Y se alejo.

Cuando volví a la realidad, descubrí a todo el pasillo de estudiantes, atentos a lo que acababa de pasar.

-¡¿Qué no tienen nada mejor que hacer?!.-Grite enojada, provocando que afuera se escucharan truenos y llenaran el silencio que había caído en el pasillo.

Todos se movilizaron hacia sus respectivos salones y solo quedamos Axel y yo.

-Creo que deberías controlar tu ira...-Dijo con tono divertido.

-Oh, cállate. Vamos a clases.

Gracias al cielo el maestro de reemplazo todavía no llegaba, así que el entrar al salón no fue problema.

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