Capitulo 2: Instrumentos.

71 5 1
                                    

Solté un suspiro mientras el agua caliente relajaba mis músculos tensos, la charla anterior se repetía reiteradas veces en mi mente sin darme descanso, las palabras de Annette resonaban en mi cabeza una y otra vez, "él te eligió a ti, Elissa.".
El miedo y pánico se deslizaban de forma veloz por mis venas, el temor aumentaba cada vez más si era posible. Tiré de mi cabeza hacia atrás para que el agua golpease mi rostro y borrara el resto de mis pensamientos.

Terminé de bañarme y cerré la ducha mientras envolvía una toalla alrededor de mi cuerpo, miré mi figura en el espejo y mis mejillas estaban de un color rosa pastel, no se veían tan pálidas como de costumbre, el desayuno de hoy me favoreció. Liberé un suspiro y clavé mis ojos en mi cuerpo en extremas delgadez, mi rostro pálido y ojeroso contrarrestaba con mi largo y lacio cabello rubio que caí en cascadas mojado sobre mi espalda. Salí del baño sin detallarlo siquiera, no había nada fuera de lo ordinario en el, era un simple baño; me acerqué al ropero y me fijé que estaba provisto de ropa, con un suspiro cansado opté por un pantalón deportivo gris, una remera simple de mangas largas y unas medias cortas; como si no hubiera dormido por años me dejé caer en la cama y mi mente se volvió velozmente negra.

El tiempo pasó volando sin que me diese cuenta, lo que hubiese creído solo minutos se habían transformado en horas y mi estomago se despertó rugiendo por el olor a comida que provenía de fuera de mi habitación; gruñí y me revolví en la cama quedando de cara a la ventana. Observé hacia afuera perezosamente y me sorprendió de gran manera el percatarme que ya estaba completamente de noche; había dormido todo el día.
Corrí mi mirada hacia el reloj en la mesita de noches al lado de mi cama y el mismo marcaba las diez pm; me levanté con pereza y me dirigí al baño arrastrando mis pies, lavé mi rostro y cepillé mis dientes con el cepillo que se hallaba ahí; cuando terminé me sentí refrescada y con hambre.

Salí de la habitación y bajé lentamente las escaleras, el sueño aún pesaba sobre mí, podía escuchar las pláticas provenientes de la cocina y un par de palabras captaron por completo mi atención provocando que el sueño se fuera con rapidez, me coloqué a un costado de la puerta mientras escuchaba con atención las palabras que se oían.

―Debemos decirle Bastian, creo que merece saber sobre eso. ―La voz preocupada de Annette se escuchaba por todo la cocina y llegaba hasta mis oídos; ¿Qué verdad hablaban?

―Mamá, no creo que le afecte en algo saber que no somos hermanos de sangre, ¿Qué le puede cambiar? ― Mis ojos se abrieron enormes y si alguien me hubiese visto hasta de seguro se hubiese reído por mi expresión, sin tiempo a razonar mis mejillas se sonrojaron por los pensamientos que invadieron mi mente, sacudí la cabeza apartándolos y entré a la cocina con mis facciones mas relajadas, esta vez sin rayar en lo frío.
Ocupé asiento al lado de Sebastián y Alec nuevamente, les dirigí una mirada de autosuficiencia al ver la sorpresa reflejada en sus rostros, ésta se desvaneció con rapidez al momento que mi estomago volvió a gruñir ganando un par de risas y una maldición de mi parte; Rachel me dedicó una mirada cómplice y añadió algo así como un "yo también muero de hambre" mientras los demás seguían riendo por esto.

Proferí un bufido entretanto que una sonrisa involuntaria se apodera de la comisura de mis labios, Annette me miró y se puso manos a la obra de nuevo en lo que cocinaba, al parecer era una especie de ensalada con carne.

Los demás colocaron lo faltante en la mesa para la cena y comenzó de nuevo todo el bullicio por las charlas; estaba callada sin hablar con nadie, y por un segundo el aura cálida y familiar me llenó e hizo que mordiera mi labio deseando poder participar en el. Como si Rachel leyese mis pensamientos giró en cuestión de segundos su rostro hacia mí y me sonrió comenzando a contarme de su vida, y aunque no le estaba prestando realmente atención ya que no me interesaba que tan guapo era el capitán de futbol, no pude impedir que una sonrisa adornara mis labios en todo momento, me gustaba el sentimiento que tenía en ese instante.

Mariposas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora