Éramos nuevos en la ciudad, y todavía no conocíamos a nadie, por eso acompañé a mi hermano a la sala de recreativos. Fue allí donde conocí a Zayn, el idiota que estuvo media hora jugando a la misma maquinita.
Después de un rato allí, le dije a mi hermano que eligiera bien, porque esa sería la última jugada de ese día, y él, con mirada suplicante, me dijo que quería jugar al Mars Smasher. Prácticamente me lo rogó.
-Oye, perdona queinterrumpa tu partida -le dije al chico que estaba jugando en la máquina en esemomento, cuando en la pantalla salió game over en letras azules y brillantes-. Pero mi hermano quiere jugar a este trasto y nos tenemos que ir ya, ¿te importaría dejarle solo una partida?
El chico me miró con arrogancia y se rio.
-Si querías venir a hablar conmigo, no hacía falta que usaras a tu hermano como excusa, nena -me dijo el muy idiota.
-¿Perdona? -estuve a punto de soltarle un improperio, pero me controlé, pensando en que si me portaba bien, tal vez el idiota dejaría jugar a Samuel a la maldita maquinita-. Mi hermano solo quiere jugar, por favor.
-Deja que lo piense -se mordió el labio y me repasó con la mirada-. Mejor no.
Y el muy idiota se puso ajugar a la maquinita otra vez. Gruñí y prometí no volver a esa sala de recreativos solo por aquel idiota.
-Vámonos, Sam, ya jugarás otro día -le dije.
Mi hermano hizo un puchero y me dio la impresión de que se pondría a llorar en cualquier momento. Tampoco podía pedirle mucho, era un crío de diez años y todavía era un niño mimado. Y yo, que no aguanto ver triste a mi hermano, suspiré y volví a mirar al chico.
-¿Qué tal si tomamos algo, tú y yo? -pregunté, mordiéndome el labio por la indignación que sentí por mímisma en ese momento.
-¿Ves cariño? Es mejor silo dices claramente -dijo el chico-. Pero me da que te voy a tener que decirque no.
-¿Por qué? Venga, ahí hay una máquina de refrescos..., para conocernos mejor -murmuré lentamente.
-Ahora estoy jugando.
Mi hermano hizo un pucheroy yo bufé. Me acerqué al oído del friki desconsiderado y susurré que tal vez también podríamos ir al baño después del refresco.
Entonces dejó el juego enseguida.
Mientras mi hermano jugaba, yo fui con el chico hacia la máquina de bebidas. Yo compré una fanta de naranja y él una cocacola.
-¿Cómo te llamas?-preguntó.
-Sarah -respondí sin quitarle la vista a mi hermano, que parecía feliz ahora que había conseguido sujuego.
-Yo soy Zayn.
Le di un sorbo a mi bebida sin hacerle caso a Zayn. He de admitir que era mono. Joder, sí, vale, como mi amiga Beth diría, estaba cañón. Tenía el pelo negro, y los ojos oscuros, no era nada precisamente especial, pero los ángulos de su cara, y la sonrisa torcida, me parecieron increíblemente atractivos. Claro que pensando en lo idiota que había sido, todo lo bueno que tenía se echaba a perder.
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arcade 【 m a l i k 】【 os 】
Fanfictionen el que zayn acapara la máquina recreativa favorita del hermano de sarah