Deseo A Una Estrella

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El deseo de una estrella es mucho más poderoso que el de una vela de cumpleaños o el de cualquier cosa, pero lo importante, es que dicha estrella te escuche, y Olly, un joven con grandes sueños y aspiraciones, fue escuchado. 

Todo empezó cuando él tenia unos nueve años y su padre lo obligaba a estudiar toda clase de textos, poesía, lírica, prosa, cuentos de horror, fantasía, aunque eso indiferentemente no le preocupaba, sino que ya estaba acostumbrado, pero lo que realmente le gustaba a Olly, era la historia, toda clase de historia que haya pasado, por ejemplo, La Guerra de Troya, la Odisea, los dioses del Olimpo, el Antiguo Egipto y ese tipo cosas, pero su padre realmente odiaba esos temas. No porque pensara que fueran fantasiosos, (ya que él los aceptaba) sino porque creía que eran de otro planeta, totalmente imaginarios. Tales pensamientos no eran para un joven que tenia que desarrollarse bien. 

Pasaron varios años y el amor por la historia hizo que Olly se decidiera a escribir, cuentos cortos y fantasiosos eran el tipo de escritura que practicaba. Cuando el padre de Olly se enteró, no le permitió al niño ninguna explicación y quemó en una gran hoguera cada texto que encontraba de su hijo. Olly no lloró, porque sabia que este seria el destino de cada uno de sus textos escritos. 

Era la época de finales del siglo XIX, en donde un nuevo siglo llegaría con nuevas culturas, pero por ahora, al pobre Olly le tocó una donde la individualidad estaba marcada por normas y las mujeres eran tratadas de una manera no tan buena como el día de hoy. Eso lo motivo de tal forma, para que sus manuscritos tuvieran como personajes principales a mujeres fuertes y con mucho parlamento. 

A los diecisiete años de edad, Olly se había convertido en un pequeño escritor con grandes talentos para la fantasía y la historia. 

Un día, sin ningún miedo a su padre, el pequeño todavía Olly, decidió mostrarle su mejor obra, una en la que participaban dioses griegos, con poderes extraordinarios, sin embargo, el padre, ahora más viejo, no había cambiado su forma de pensar y detestó la obra maestra que su único hijo había hecho.  

El padre busco en toda la habitación de su hijo, en cada rincón, en cada tabla hueca del suelo y las paredes y cualquier papel que tenia, lo quemaba en una fogata enorme que quemaba en su jardín. Ningún vecino los molestaba por eso, ya que sus más cercanos, vivían a casi media hora caminando. Olly quiso llorar y gritar tan alto como el mismo cielo, pero se contuvo por que tenia más de una copia en su poder, le costó bastante trabajo, pero hizo tres exactas copias con perfecta caligrafía. Las guardó en su libro favorito, la Iliada, y el libro lo escondió en la biblioteca principal, en donde cientos de libros esperaban ser leídos. Con ciertas ganas de una venganza, Olly decidió que la mejor forma de que alguien le diga su opinión del texto y a la vez sea una vendeta contra su padre, era haciendo que los amigos del padre de Olly lo leyeran. 

Camino una tarde de invierno hacia el Ágora, donde se reunían todos los adultos con cierta clase en un espacio abierto, durante la noche o tarde para hablar sobre temas de adultos, y Olly esperando que su padre no estuviera con ellos, entró. Ciertamente él no estaba.  

Los amigos del padre de Olly, vestidos con trajes finos y guantes de seda, demasiado elegantes para un lugar así. Estaban sentados a lo lejos de todas las demás personas, como si solo existieran ellos en ese pequeño espacio, como si se hubieran reunido todos juntos desde que nacieron y estuvieran cómodos con la presencia de los demás.  

Olly camino tímidamente y saludo a los señores con una formalidad que solo empleaba para hablar con adultos. Ellos respondieron y miraron con interés los manuscritos que traía en sus manos. 

Les explicó su motivo, exceptuando que seria una pequeña venganza para su padre, y ellos lo recibieron expectantes mientras comenzaban a ojear la cantidad de páginas que tenían. Cuando todos hubieron terminado de leer los textos, lo miraron con cierta simpatía y malestar por algo que ellos sabían.  

El más anciano de todos se aclaró la garganta y le dijo a Olly, "Hijo, si quieres comentarios sinceros y apoyadores, seria mejor que no os lo pidas, nosotros somos amigos de tu padre, y como tales, conocemos que es lo que le molesta de estas historias" tomó aire lentamente y miró a los otros señores "lo siento, pero es mejor que lo guardes y no se lo muestre. Ese es mi único comentario sincero que te obsequio, ya es tu decisión tomarlo o rechazarlo" y sonrió suspicazmente mientras dejaba por zanjado el tema. Los demás señores no hablaron, simplemente entregaron los manuscritos en silencio y le dieron a Olly miradas de lástima. 

Olly les agradeció y les pidió disculpas por molestarlos. Cuando comenzó a salir del Ágora, uno de los amigos de su padre, el que parecía tener la misma edad que Olly, pero con una mirada mucho más madura, como si hubiera visto gente con sueños rotos desde hace más de mil años, lo llamó para que hablaran solo un momento. 

"Pequeño" dijo, resaltando lo que era obvio, aunque realmente a Olly no le molestaba, ya que era un poco bajo de estatura y ya estaba acostumbrado a eso, "tu trabajo es muy bueno. En todos estos años de vida, no he visto algo que me impacte tanto como cuando alguien habla de la Antigua Grecia y los dioses, pero realmente el tema esta muy adelantado a tu época. Simplemente no puedes hacer algo así con todo el caos que hay a tu alrededor" y como gesto que aumente su ejemplo, movió la mano señalando todo el lugar. Estaba calmado y su ejemplo no valía, pero jamás se le discute a un adulto, incluso si parece de tu edad. "No me refiero a este lugar simplemente, me refiero al mundo entero, con sus continuos cambios y problemas, pero eso, no importa ahora. Solo te quería decir, que si de verdad quieres que tu obra sea conocida" levantó la vista al cielo y se fijó en la estrella más brillante del firmamento, brillando intensa y hermosa, "pideselo a las estrellas".

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