CAPITULO XXI
POV CAROLINE
Corro hasta la puerta de entrada mientras las lagrimas inundad mi rosto. Me duele el corazón, me duele el alma, he perdido al amor de mi vida. Pulso el botón de ascensor, las puertas se abren y entro rápidamente. Pulso el botón del estacionamiento, como puedo ya que las lagrimas nublan mi vista. Las puertas comienzan a cerrarse, pero de pronto Nik aparece impidiéndoselos. Lo miro con los ojos muy abiertos. El se acerca hasta mi, limpia mis lagrimas y estampa sus labios contra los míos tomándome desprevenida, siento mis piernas flaquear, siento mi corazón comenzar a latir rápidamente, todo se detiene a nuestro alrededor y me pierdo en el exquisito sabor de sus labios. Y por un momento al sentir el contacto de su piel contra la mía sentí que podía volar. Me sentí explotar de toda la alegría acumulada en mis entrañas. Se fue separando poco a poco, y nos quedamos frente a frente con la respiración acelerada. Se separo un poco más para poderme mirar a los ojos.
Por favor perdóname... - comienzo a decir, pero él me calla volviendo a besarme.
No estoy dispuesto a perderte Caroline – susurra cerca de mis labios – Te amo y no me importa nada, más que estar contigo.
Oh, Nik – musito envolviéndolo en mis brazos – Yo también te amo, te juro por el gran amor que nos tenemos que no siento nada por Damon, no sé que rayos me paso aquel día. Yo te amo Nik, a nadie más que a ti.
Te creo cariño – dice acariciando mi mejilla. – Olvidemos todo, si? – Asiento en respuesta, me atrae hacia él, me besa fuertemente y enreda sus dedos en mi cabello. Me toma por los muslos y me carga llevándome dentro del departamento, enredo mis piernas a su cadera. Y me coloca contra la pared. Sus labios descienden por mi barbilla hasta mi cuello. Comienza a llevarme a nuestra habitación sin dejar de besarme y nos desnudamos dejando la ropa esparcida por todo el departamento.
Al llegar a la recamara me recuesta sobre la cama, mientras sigue besándome apasionadamente.
Eres mía – susurra contra mi cuello, haciéndome estremecer. – Solo mía.
Si, solo tuya - Jadeo contra sus labios y el gruñe. Baja dejando húmedos besos por mis pechos, mi abdomen hasta llegar a mi vientre. Levanta mi pierna suavemente y comienza a besar la parte de adentro de mi muslo, luego me mordisquea suavemente. Posa sus labios sobre mi intimidad y arqueo mi espalda en respuesta. Me besa y lame, y de pronto su lengua empieza a trazar círculos en mi clítoris, separa un poco más mis piernas, apoya sus manos encima de mis rodillas y su lengua sigue torturándome hasta llevarme al orgasmo.
Siempre tan exquisita – dice lamiéndose los labios.
Te necesito cariño. – el entiende a la perfección las palabras, me sonríe y se acomoda en mi entrada. El baja su mirada hacia mí con ojos maravillados de amor y pasión, se ve tan jodidamente caliente. Sin apartar su mirada de la mía, se hunde poco a poco dentro de mí. El se retira y entra de nuevo, muy despacio, muy suave, haciéndome gritar su nombre.
Muevo mis caderas contra las suyas y suelta un gruñido, empuja más y más fuerte, sin aliento, y se pierde en mi mientras yo me pierdo en el. No solo estamos haciendo el amor, estábamos fundiéndonos el uno con el otro, entrelazándonos en una intensa danza de pasión.
Dios Caroline! – Grita mientras acelera el ritmo de sus embestidas, apoyo mis manos en su espalda y lo rasguño lentamente.
Oh, Niklaus – gimo, muerde mi labio inferior de una manera tan caliente que todo mi cuerpo se contrae, y alcanzo un exquisito orgasmo, el da una última embestida y también llega al clímax mientras susurra mi nombre antes de caer sobre mi pecho.
Ven conmigo a Seattle - murmura levantando la mirada hacia mí. Su proposición me toma por sorpresa por un momento. Pero no dudo en aceptar, quiero estar con el más tiempo, y el que pasamos aquí en Nueva York no fue suficiente.
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The Sound Of Your Hearbeat(Pausada)
RomansCaroline es una cantante famosa que vive en Nueva York, le ofrecen un papel para una película titulada "AMOR ETERNO". Y se lleva una sorpresa al conocer quién será su co-protagonista, nada menos que el guapísimo Niklaus Mikaelson. El día que se cono...