De pie, al borde del barranco, podía sentir la suave briza de verano en todo su cuerpo, el sol se escondía poco a poco en el horizonte, cerró los ojos, dos lagrimas rodaron por su rostro y cayeron al vacío, suspiró una vez mas, volvió a tomar aire, se inclinó hacia adelante y nadie supo nada mas de ella.