Prólogo

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Seguí corriendo por el bosque hasta que alcancé a ver su casa. Cada vez, intentaba correr más deprisa, una vez cerca de su cabaña toqué como loca la puerta, hasta que está se abrió.

-¡Getsu! Tengo algo que decirte - dije con la respiración entrecortada.

-¡Adelante, pasa, pasa. -me apremió

Entré a la cabaña, donde al tocar el piso se escuchaba el rechinar de la madera, me sentía nerviosa, cada paso que daba, subía mi miedo. ¿Qué pasaría si se enojaba?¿ Me echaría de casa? Espero que no, ella es mi única familia. Aunque, ella había estado esperando tanto para esto, y creo que va a decepcionarse, y todo por mí.

-No creó poder hacer esto -dije

Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo.

- ¿De que estas hablando?- preguntó, desconcertada

-De esto- me señalé -, no creo poder.

Ella, soltó un bufido molesta, mientras se daba la media vuelta, posando su  vista en unos frascos.

Sabía que se pondría molesta, pero trataba de contenerse, era común en ella; me ignoraba hasta que se tranquilizaba.

-Sólo tienes que ver a tú alrededor, a caso, ¿ha habido alguien que te apoye tanto como yo lo he hecho? -preguntó, sin siquiera mirarme.

Negué con la cabeza. No pudo escuchar lo que respondía, así que se giró en mi dirección.

-¿Entonces?¿Qué es lo que te impide? No me digas que te has enamorado.

No es la primera vez, que esa palabra pasaba por mi mente, tenia tiempo con esta abominación pero aún no había pensando en una respuesta para eso: ¿me habré enamorado? No lo creo, nadie se podría enamorar de esa manera, en especial, si es algo que no conoces.

-No por supuesto que no -negué-, pero no creo ser la persona mas preparada.

-¿Sabes qué? Dejalo así, tendremos tiempo, faltan 18 años para pensar en lo que harás con esa cosa, pero recuerda:todo tiene que salir, de acuerdo al plan.

Se acercó a mí, y me dio un abrazo. Ella era la única persona que me entendía y la única persona que me quedaba.

Todos estos años no lograba comprender, quien o que era, hasta que la conocí y ella guió mi camino. Me dio la luz que necesitaba para seguir fue como la madre que nunca tuve.

-Te estoy decepcionando y aún así me tratas muy bien.

Sentía que las lágrimas estaban apunto de salir.

-Chis, chis, chis -tomó mis mejillas, para que le mirara-, ya mi niña. Yo no soy como las otras personas, ellos nunca te entenderán como siempre lo haré.

-Perdona, por fallarte. - me lamenté

-No me has fallado. Ven conmigo - dijo

Me tomó de la mano, llevándome a un gran caldero, donde tenia agua de un color verde; de el surgía humo, parecía que el agua se movía hacia un rumbo, sin embargo nadie la movía.

Me incliné un poco para ver más profundo. Ella, alzó la mano y la movía de forma que corría el agua en el caldero. Murmullo unas cuantas palabras que no logré entender, de pronto apareció unas imágenes; había una señora que tenia mi semejanza, solo que con mayor edad, y junto a ella había una niña de ojos de un color muy peculiar.

-Faltan 18 años, para la alineación de los planetas, vuestros ojos estarán despierto para ver los reflejos de las almas, y podrán escuchar el cantar de los muertos.

El cantar de los muertos[PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora