A la mañana siguiente, después de que Robin se fuera a su habitación y yo me fuera a dormir, baje con más fuerzas bien entrada la mañana a preparar el desayuno.
Comprobé que en el carro había fruta y pan fresco por lo que me senté en el mismo tronco de roble que la noche pasada, saqué de mi bolsa mi cuchillo y mi cuaderno donde tenía todos los diseños de mis trampas y me dispuse a comer mientras dibujaba un rato.
-Se te da bien eso de las trampas Amelie Snare -me sobresaltó Henry.
-Y a ti eso de dar sustos sin avisar Henry Swift.
-No lo pretendía- dijo soltando una carcajada-¿Puedo ver tus ideas?
-Claro, pero no creo que las entiendas; están escritas con un lenguaje que me inventé con mi tío y dibujadas de tal forma que solo las comprendo yo- respondí llena de orgullo.
-Ya veo. Se nota que eres digna prima de John. Hablas con el mismo orgullo con el que habla él sobre sus cosas más preciadas..-dijo pensativo.
-Yo antes era una de esas cosas- murmuré tristemente.
-No pretendía desanimarte, lo siento. ¡Mira! Ahí vienen Michael y el jefe, vamos a hacer un repaso del plan, ¿te parece?
-¡Claro!
-Buenos días compañeros. Bien, este es el plan...
Me encontraba en el establo donde dejé a Willow; el cual estaba echado en el mismo lugar desde hace dos noches.
-Siento haberte dejado solo amigo...-dije acariciando su pelaje.
Una vez pagué al cuidador, que casi me deja sin nada, me dirigí junto a mi caballo a un claro cerca del castillo, donde lo dejé junto a mis cosas tranquilamente pastando.
La misión no comenzaría hasta bien entrada la tarde, y hacía ya dos horas de que habíamos comido, por lo que no me quedaba mucho tiempo para hacer lo que me habían encomendado. debía conseguir muchas cuerdas para mis trampas y rocas (que buscaría por ahí) para que tuviesen peso y volumen.
Llegué a la plaza y fui hacia una pequeña tienda en una bocacalle que no llamaba mucho la atención y, como me indicó Robin qu hiciera, llamé dos veces flojo, una fuerte y otra con la palma de la mano.
- Cuando la Luna cae y el Sol florece...-dijo el hombre desde la rendija de la puerta; indicándome que terminase la contraseña.
- El fenix renace y crece - finalicé.
Al abrir la puerta, me encontré con un hombre de mediana edad, y que. al igual que su tienda, no tenía visualmente nada de especial.
- Bienvenida. Soy Arnold Blacksmith; uno de los aliados de Robin Hood. No te conozco, ¿eres nueva en la rebelión?
- Me llamo Amelie Snare, y no, no pretendo quedarme mucho, la verdad. Me envía Robin a por cuerdas y buenos instrumentos para construir trampas. Vamos a rescartar a Jho... a Little John.
- Pues no hay más que hablar; ten, un suministro de cuerdas, martillo, hacha, polea... No tenemos nada más de momento...
- Muchas gracias, con esto será suficiente.
Y una vez compradas mis herramientas, volví con Willow y me puse a trabajar.
Cuando la Luna comenzó a salir y los habitantes de Sherwood se recogían a sus casas, yo ya había terminado las trampas y con Michael y Henry, me dirigí al castillo para ponerlas en su lugar una vez Robin terminase de dormir a los guardias.
Después de una hora aproximadamente, divisamos a Robin que nos hacía señas para que comenzáramos a buscar a John.
Al llegar a donde nos esperaba nuestro compañero, nos adentramos sigilosamente en el temible castillo del príncipe Joan.
Íbamos en fila india, con cuidado de no hacer ningún ruido y de no encontrarnos con ningún guardia o sirviente que nos pudiera delatar.
Robin estaba al frente, le seguía Henry, después yo y finalmente Michael que nos cubría las espaldas.
Yo seguía con confianza a mis compañeros ya que ya habían estado en este castillo más veces. Cruzábamos rápidamente los pasillos y nos escondíamos con cautela al escuchar el susurro de una voz.
Bajamos dos escaleras y el aire se hizo mucho más húmedo y denso, con olor a moho y suciedad.
Al fin llegamos a las puertas del calabozo, custodiadas por un par de guardias.
- Bien,-dijo Robin- Henry tú eres muy rápido así que saldrás ahí y dejarás que te persiga uno de los guardias. En cuanto a ti Michael, aprovechando la confusión noquearás al otro y Amelie y yo abriremos la puerta, ¿de acuerdo?
Todos asentimos y nos pusimos en posición.
A la cuenta de tres, Henry salió de nuestro escondite, le lanzó una piedra a uno de los hombres y salió escopetado seguido del guardia. A continuación, Michael corrió a por el otro y en un abrir y cerrar de ojos le dejó en el suelo. Cogiéndome de la muñeca, Robin me llevó rápidamente con Michael, le quitamos las llaves al aturdido guardia y mientras él vigilaba, yo intentaba dar con la llave correcta.
Al abrir la puerta nos llegó un fuerte olor humedad y se podían oír sollozos y gritos de los encarcelados.
Nos reunimos todos y comenzamos a buscar cada uno por un pasillo.
Miraba con cuidado de no pasarme de celda, sin prestar atención a los gritos y llamadas de los ladrones y criminales encarcelados.
Llegué al final del pasillo y no lo encontré así que volví corriendo al lugar de inicio donde me esperaban Michael y Robin con mala cara.
-¡Chicos lo encontré!-oímos el grito de Henry.
Corrimos por su pasillo lo más rápido que pudimos dirigidos por la voz de nuestro compañero.
Al llegar a la celda, casi se me saltaban las lágrimas. Veía a mi primo atado por las muñecas, vestido con unos harapos como pantalones y marcas de heridas en el pecho, como de latigazos.
Busqué la cerradura de la puerta e intenté rápidamente abrir la puerta.
Una vez cedió corrí hasta mi primo, la cogí la cara con cuidado para ver si abría los ojos.
- John...¿Johnny?-pregunté mirándole con preocupación.
- ¿Ammy?, ¿eres Amelie?- preguntó después de unos segundos.
-Si soy yo y vamos a sacarte de aquí.
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AMELIE SNARE
AdventureUna chica sale de su pueblo en busca de su primo John que ella cree que ha sido capturado por Robin Hood, un ladrón en contra de la justicia y de mala fama. ¿Qué pasará cuando encuentre a su primo? ¿Habrá algo que le impida volver? ¿Descubrirá lo...