Sospechas iniciales.

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Después de cenar.  mi hermana y yo nos quedamos en la sala de estar, viendo la TV hasta... No sé, eran las...¿Dos de la madrugada? Y ella empezó a tener sueño.

Entonces subió a su habitación, y supongo que se metería en la cama. Tampoco es que me interese mucho saberlo. Ahora yo disfrutaba de la comodidad del silencio, con la televisión puesta de fondo, y sin parar de pensar en la noticia de aquella tarde-noche.

Sin darme cuenta, empecé a sacar teorías. De cómo se puede padecer aquello, de si se podría curar o al menos disminuirlo... Era muy raro que yo me comiera la cabeza por algo tanto tiempo, pensando en un mismo tema todo el rato.

Cuando volví en sí de mi pequeño mundo de teorías, eran como las 4:30 a.m y... Sí, seguía sin tener sueño. Como todas las noches.

De todas maneras, decidí irme a la cama. Allí podría seguir pensando en aquello... Aunque en realidad, no quería seguir. ¿Qué ocurre? Es un simple enfermo mental, que sufre un trastorno psicológico. Como todos los demás dementes que están metidos en ese psiquiátrico. No afecta en nada a mi vida si ese hombre se cura o no, si su enfermedad avanza o no... En fin, finalmente decido dejar el tema.

Seguí hablando con mi subconsciente, de cualquier otra cosa. Sólo para quitármelo de la cabeza, y de un tema a otro; sin saber ahora mismo cuáles fueron, me acabé quedando dormida sobre las 5:30 a.m.

A la mañana siguiente, me desperté a las 10:21 exactas, por lo cual mi madre ya debería haber llegado a casa hace un rato... Lo que me extrañó, fue que no me hubiera llamado mi hermana para avisar del desayuno. Como hace siempre.

Salí al pasillo de la planta alta, y cuando iba a bajar las escaleras, me dí cuenta de que la luz no había llegado aún al cuarto de Amy.

Entré, y la vi durmiendo. Entonces sí que me extrañó mucho la situación. Supongo que sigue dormida porque ayer se acostó tarde... Yo ya estoy más que acostumbrada a eso, y levantarme pronto me era relativamente fácil. Entonces, mi madre solía despertar a mi hermana cuando llegaba del trabajo. Ya que yo, o no quería; o me daba pereza... En fin, es mi hermana. ¿Qué más da?

Entré en la habitación y subí su persiana. Al instante, ella abrió los ojos y se estiró perezosamente. Al verme, se extrañó bastante.

— ¿Y mamá? — preguntó confundida y soñolienta.

— No lo sé, parece que no ha llegado.

— Entonces, ¿Me haces tú el desayuno hoy?

— ¿Qué te crees que soy? ¿Tu sirvienta? Caliéntate tú un tazón de leche, o algo. Que ya no eres una niña. — respondí algo indignada, bajando las escaleras.

Al estar ya en la planta baja, miré en todas las habitaciones. Por si mi madre realmente no había llegado; y al parecer estábamos solas en casa.
No desayuné, como todas las mañanas. Me puse algo de ropa cómoda, y me dispuse a salir, como la mayoría de las mañanas.

— Me voy al parque. — dije alzando un poco la voz, lo suficiente para que mi hermana pudiese oírme.

— ¿Me vas a dejar sola? — se asomó por las escaleras, con una expresión difícil de descifrar.

— ¿Tienes miedo, o algo? — la miré dudosa mientras ella bajaba.

—No, pero... Si mamá viene, y ve que me has dejado sola...

— Venga ya, no pongas excusas. Será sólo un momento.— me miró a los ojos sin decir palabra.— Vamos, necesito salir a ensayar con Lydia.

— ¿Puedo ir contigo? — negué con la cabeza, sin apartar la mirada de la menor.— ¿Por qué no?

— Mira, no seas más pesada. Adiós, en un rato vengo. —

Hizo un gesto de indiferencia y rabia mezcladas, y se fue hacia la cocina algo furiosa; mientras yo cogía las llaves y salía por la puerta. Empecé a andar, puse música en mi teléfono y me coloqué los audífonos en su sitio.

Tras unos 5 minutos caminando sin prisa, llegué a la entrada del parque.
Cuando ya estaba allí, vi un grupo de chicos con tablas de skate, justo en la zona donde mi amiga y yo pretendíamos ensayar nuestras coreografías. Así que me senté en un banco cercano a observarlos, hasta que decidieran parar, o irse.

Estaba discutiendo con mi mente, mientras miraba cómo uno de los chicos casi se cae; cuando de repente noto que alguien se sienta a mi lado y me habla. Miro a mi derecha, y es una de las chicas que conocí aquí en el parque hace un par de años... La cual es ahora mi mejor y única amiga.
Me quité uno de los audífonos para poder escucharla.

— Perdón, no te escuchaba. ¿Decías...? —

— Sólo te saludaba. — respondió con una pequeña sonrisa.

— Pues... Hola. — Saludé dedicándole una media sonrisa.

Ella era una de las pocas personas con la que no me molestaba tener conversaciones, encuentros, y esas cosas... En verdad, creo que es la única.

La conocí aquí, en el parque. Un día en el que ambas nos encontramos, con la causalidad de que ambas íbamos a aquel lugar sólo para ensayar y practicar nuestras coreografías. Y de allí salió nuestra amistad. Empezamos a hablar, y llegó a tal punto en que... Ya la tomo como si fuese mi hermana. Somos bastante parecidas en todo; pero no exactamente iguales, lo cual resultaría excesivo... Pues no nos soportaríamos.

La pasión por el baile pareció unirnos bastante, ya que la gente al vernos juntas, bailando en la calle, sonreía, se impresionaba, o incluso se quedaban mirando... Y nos daban a entender que no se nos daba nada mal.

— ¿No has empezado a calentar? — cuestionó ladeando la cabeza levemente.

— Hay gente allí. — miró hacia el sitio indicado, y asintió.

— Entiendo... ¡Oye! ¿Te has enterado de lo del psiquiátrico? — aquella pregunta me sorprendió un poco. Bastante, más bien.

— Sí... a mí también me llamó la atención.—

— Pues han salido cosas nuevas en el informativo de esta mañana.—

— Ah, ¿Sí? — asintió en respuesta a mi pregunta, dirigiendo después su mirada a un punto fijo. El cual no supe identificar muy bien.

— Sólo han dado un adelanto, lo demás lo dirán a la misma hora y lugar que ayer. Lo que no entiendo, es el titular del artículo donde lo he leído.

— ¿Cuál era? — cuestioné curiosa, y con verdadero interés.

— Decía algo sobre un enfermero, y algunos pacientes del psiquiátrico. El título decía: ''¿Contagioso?''

— Qué extraño... — murmuré dándole vueltas a aquel titular en mi cabeza.

No me gustaba hablar de aquel asunto... No sé por qué, pero me causaba nervios y sensación incómoda. Así que decidí cambiar de tema.

— Eh, mira. Ya se han ido los chicos, ¿Vamos? — Lydia se levantó junto a mí, asintiendo.

Dejamos las mochilas, con todos nuestras pertenencias cerca de la pista. Después, comenzamos a calentar y practicar.

This is not a zombie apocalypse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora