Capítulo 6

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11 meses después

Los primeros días le preocupaba que sus amigos hicieran una tontería y vinieran por él sin ningún plan.

Tras pasar dos meses, se le hacía insoportable cada vez que lo llevaban a la habitación blanca; su cuerpo se veía cada vez más demacrado, y eso no detenía a Augustine

Sólo salía de la celda cuando iba a la habitación blanca. Al trascurrir 4 meses se percató de que habían elevado los muros de Curdun Cay. A veces cree que se debe a que han intentado rescatarlo, y aunque no lo han logrado, orilla al DUP a aumentar la seguridad; pero también sabe que podría ser por alguna otra cosa.

Para el sexto mes, las torturas por las que pasaba dejaron de importarle, seguía doliendo, eso es seguro; sin embargo, le era lo de menos, no podía hacer otra cosa.

Cuando llegó al mes 8, le entró la curiosidad de qué estaría pasando, qué habrían encontrado sobre él que todavía lo tenían ahí, o qué no habían encontrado. Una vez intentó preguntar, pero su voz no salía bien, en general sólo la ocupaba para gritar durante las cirugías, por lo que su garganta se encontraba en pésimas condiciones. Le dolía susurrar, ya ni hablar de gritar.

Cuando llegó el décimo mes, ya no podía ver el cielo cuando salía de la celda para trasladarlo, ya no sentía tampoco el aire fresco de las montañas; habían techado la zona, y por lo tanto el aire que entraba pasaba por tuberías y perdía la escensia de la naturaleza.

En el mes número 11, había aceptado que moriría en aquel lugar. Sus amigos ya deberían tener una vida lejos de ahí. Al menos esperaba que Theo y Shai se hayan acordado de lo que les dejó antes de irse a la comunidad Akomish durante unos días (eso parecía hace siglos). Aunque pasara el tiempo, nunca dejó de pensar en Dylan, en su amado. Como cualquier recuerdo, se hizo borroso con el tiempo, mas jamás lo olvidará. Algunas noches le lloraba, al igual que al resto; pero no siempre, ya que las lágrimas no le alcanzaban.

A veces se sentía inútil, patético y mediocre; de hecho, así se sentía la mayoría del tiempo. «Estoy aquí, botado en una celda, en un lugar en el que experimentan conmigo, cuando debería intentar salir y encontrar a Dylan, Eugene, Delsin, Brydon, Fetch, Shai y Jo; pero sólo estoy aquí sin hacer nada.»

Sin embargo, aunque quisiera, está demasiado débil para intentar salir. Ha bajado de peso, cuando llegó, el traje naranja le quedaba a la medida, y ahora está holgado, lo que a veces le resulta incómodo.

La puerta de metal se abrió de golpe y la luz deslumbró a Thomas. No tenía una noción del tiempo muy exacta, ya que todo se veía igual, pero estaba seguro de que nunca lo habían venido a molestar a esa hora.

Entraron dos agentes del DUP y le quitaron las esposas. Sangster estaba seguro de que lo llevarían a la habitación blanca la cual odia con todo su ser. Nadie decía nada, pero pasaron de largo la puerta por la que siempre entra, lo cual extraña al rubio. Por más que quisiera quejarse o preguntar qué sucede, las condiciones de si garganta se lo impiden.

Caminaron entre los pasillos y descendieron dos pisos. Todo era diferente a la zona donde generalmente está. Había más gente, todos armados y listos para pelear; además.

Lo hicieron pasar por la puerta más grande y la más recóndita. ¿Qué hará aquí? ¿Y por qué nadie entró con él?

- Buenas tardes, señor Sangster.

Era Augustine. Por obvias razones no contestó, y tampoco se movió. Era una especie de oficia, en el cual la directora del DUP estaba sentada detrás del escritorio.

- Sientese, por favor.

Thomas lo hizo después de poner los ojos en blanco.

- Quería tocar un tema con usted.

El rubio la miraba fijamente, tratando de decirle que no le tenía miedo, hace mucho dejó de tener a alguien a quién pudieran lastimar por su culpa, por lo que Augustine ya no suponía una amenaza.

- Le ofreceré la oportunidad de explotar sus habilidades, de entrenarlo. Tiene capacidades que jamás habíamos encontrado, y queremos conocer los límites de éstas. ¿Qué dice?

Si pudiera, se hecharía a reír. ¿De verdad? ¿Qué le hace pensar a Augustine que él aceptaría tal oferta? No cambió nada en su semblante ni demostró respuesta alguna.

- Esto le conviene, usted eleva sus capacidades y yo consigo respuestas. ¿Acepta?

Aún nada, y se quedaron en silencio unos instantes, desafiándose mutuamente con la mirada.

Augustine se levantó de su silla.

- Miré, señor Sangster, ambos sabemos que quiere salir de aquí para buscar a alguien, y jamás podrá hacerlo en las condiciones en las que está. Si acepta, le ofrezco un mejor trato y un entrenamiento completo. Si no lo hace, ya no me sirve, así que me desharé de usted e iré a buscar a sus amigos Conductores, y sé donde están.

Quería gritarle que los dejara en paz, que no se atreviera a tocarlos, pero lo único que pudo hacer fue mirarla con ira.

- Así que -continuó- usted decide.

No tenía muchas opciones (como desde hace algún tiempo), y obviamente no quería que le hicieran daño a los que ama. Le queda hacer lo que Augutine quiere.

Asintió.

Tu brillo me guiará [2a Temporada] (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora