-Gracias, Sam, en serio.
Espera, espera... ¿Qué? A ver, si mis suposiciones no fallan, ese es el tío con el que Abril la cagó, y por el mensaje que mandó, me imagino que ahora la había cagado él. Eso es un clarísimo empate, ¿y Abril se alegra por mandarle a la mierda? Definitivamente, esta chica está loca.
-¿No vas a estrangularme, gritarme, o algo por el estilo? -pregunté girando mi tronco un poco, lista para echar a correr cuando se abalanzase sobre mí.
-Tengo que irme, nos vemos, Cam -tomé eso como un sí. Y, de nuevo, insisto en que recordar nombres no es lo suyo.
-¡Espera, Abril! El del mensaje, ¿es Tyler Hooft u otro Tyler...? -intenté preguntarle. Pero ya se había alejado tanto que no podía oírme.
En fin... No creo que se tratase del mismo Tyler, pues Abril está tremenda -todas lo están comparadas conmigo-, y ese idiota lo único que querría hacerle es meterle la lengua hasta el esófago. Aún así, tenía mis dudas.
Aunque, pensándolo, por otra parte Tyler tenía razón. Solo se había atrevido a decirme lo que todo el mundo pensaba; que estoy gorda, soy fea, y tengo algo más de relación con la gente que los frikis del instituto únicamente porque tengo a dos modelos de Victoria's Secret por mejores amigas. Era una realidad, al fin y al cabo. ¡Pero no! Eso no quitaba que Tyler dejase de ser un completo gilipollas, con todas sus letras y en mayúsculas. Además, tampoco es que fuese nadie para decirme lo que soy. Ni él ni sus triceratops.
¿Qué haría ahora? Irme a mi casa no, desde luego. No pienso soportar a mi madre. Tampoco me apetecía estar con Megan o Skyler. Seguramente me harían preguntas sobre qué pasó anoche, si es que no tenía ya diez llamadas perdidas de cada una de ellas. Y lo último que me faltaba era ir a algún lugar como un centro comercial, donde miles de chicos me reconocerían; bien por el famoso vídeo de más de veinte mil visitas en el que me hacían aparentar ser Shrek, o bien porque el señorito Hooft me llamó DUFF delante de toda la fiesta.
Decidí ir a los recreativos, donde nadie me reconocería, puesto que solo hay niños de diez años con adicción a los videojuegos y que jamás se meten en internet, a no ser que sea para especular sobre temas de los que no me apetece hablar pero que todos saben a qué me refiero.
Lizzy me invitó al batido de chocolate con nata, puesto que decía que me debía una por aquella noche que me pasé escuchando todas sus penas de treintañera por teléfono. Y después pensaba que mi vida era un infierno... Deberían conocerla. Quizás algún día les hable de "Liz, la que despertó a las tres de la mañana desnuda en el recinto de los canguros en el zoo". Esa sí que es una historia...
.
Eché el quinto billete a la máquina del comecocos, el cuál podía descargarme en cualquier momento en mi móvil, pero es que no es lo mismo jugarlo ahí que en una auténtica máquina de esas que salen en las películas y de las que por suerte, disponen en este local.
En ese momento, nada más darme la vuelta para pedir que me cambiasen las monedas por billetes, mi corazón se rompió en pequeños pedazos, despacio y dolorosamente. Parecía pasar a cámara lenta, para dejar que el recuerdo se quedase bien impregnado en mi memoria.
Kody, mi Kody, se encontraba enseñando a jugar al billar a Natalia Suárez, la chica latina que llegó hace unas tres semanas, y que no paraba de causar revuelo. Kody no perdía el tiempo, ni mucho menos... Su mano izquierda estaba posada en la curvilínea cintura de la sudamericana, y la derecha, estirada hasta alcanzar sus manos color canela. Un cuerpo contra el otro, ambos riendo, y sin duda, se podía ver a kilómetros como Kody la miraba con rostro seductor. Estaba loco por ella, pero nada se asemeja a como lo estaba yo de él.
Un sabor salado inundó mi boca. Eran mis lágrimas, que brotaban con la densidad de una cascada. ¿Porqué? Si Kody ni si quiera es mío. No me pertenece, no soy nada suyo, nada para él. Por eso mismo lloraba. Tenía la esperanza de decírselo algún día, pero mientras eso ocurría, él ya estaba intentándolo con una hermosa chica de rizos castaños y ojos negros, como el color de mis ojos en este instante. Mi pupila se había dilatado tanto que no se apreciaba el verdadero color marrón miel.
La miraba a ella, y después pensaba en cómo me veía yo. Ella era una chica no muy alta, pero sin duda con buena "pechonalidad" que se dice. Yo, podría tener su misma estatura, y quizás los mismos pechos, pero la ropa ancha y oscura que solía llevar me hacían ver mucho menos de lo que era. Sus ojos eran enormes, bellísimos, un brillante color azabache los llenaba. Sus rizos definidos caían en cascada por su firme espalda. Yo llevaba una coleta mal hecha, deshecha, y con bultos por todas partes, a causa de mis ondulaciones en el pelo, pero no me gustaba llevarlo suelto. Éramos completamente diferentes.
Salí de allí sin si quiera terminar la partida, evitando que la gente me viese llorar. Encontré el baño tras grandes esfuerzos, pues no veía casi nada a causa de las lágrimas. Me lavé la cara, intentando que estas pasasen desapercibidas y al fin se desvaneciesen, pero seguían cayendo. Esto solo podía arreglarse de una manera. Era mi última opción, pero mis años de intentos detrás de Kody habían llegado a su fin. Era hora de contraatacar.
Sin pensármelo dos veces, salí de aquel local, decidida y con paso firme hacia lo que se aproximaba.
Llamé al timbre un par de veces, y tras unos minutos de espera, aporreé la puerta. Por fin esta se abrió.
-Lo he decidido. Necesito dejar de ser una DUFF.
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Heeeey! ¡Ya estoy aquí! Señoras y señores, hemos entrado en el nudo de la historia. Esto no ha hecho más que comenzar... Ah, y... ¡TD se encuentra entre los 100 primeros en el ranking de novelas de humor! Gracias, de nuevo, es lo único que puedo decir. Y ya estoy pensando algún nuevo reto o locura, como la vez que hice la entrevista, para que os divirtáis, pues ya ví que os gustó muchísimo. Gracias, de nuevo, y nos leémos el Sábado <33
Dedicación: Dani, porque fue el comentario que más me gustó (aunque los otros estuvieron al nivel), y porque es una bellísima persona a la que quiero un montón <333
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The DUFF • [CANCELADA]
ЮморSamantha Hastings es algo así como una especie en extinción. De esas que nunca llegarán a ser populares solo por ser como ella es. Ya sabéis, ahora está de moda eso de ser una zorra falsa. Y por eso Kody Channel, el músico popular de la escuela, nun...