Prólogo

41 2 0
                                    

Vi pasar a mi hermana con la cabeza gacha y tomada de la mano con El Idiota, quien tenía la misma expresión de siempre; Seria. Dominante. Aterradora.
No soporto más esto, no puedo seguir viendo sufrir a mi hermanita pequeña, bueno es 5 minutos menor que yo, pero me tomo mi papel de hermana mayor MUY enserio.
El Idiota y mi hermana estaban a punto de entrar al hotel cuando alguien le habló Al Idiota. Éste le dijo algo a mi hermana al oído, le soltó la mano (gracias a Dios) y se acercó al hombre dirigiéndose ámbos lejos de Penélope. Mi hermana estaba sola por primera vez desde que Ese Idiota se la llevó. No puedo desperdiciar esta única oportunidad.
Me acerqué rápida pero discretamente hacia mi hermana, le toqué el hombro y ésta se encogió de hombros sobresaltándose. Qué tan traumatizada no la habría de tener Ese Idiota.
-Penélope, tenemos que hacer esto rápido. -le dije apresurada tomando su mano. Traté de jalarla pero ella se opuso. -¿qué demonios haces? ¡No tenemos tiempo!
-No puedo irme. -se excusó con voz temerosa. Ese Idiota, no puedo ni imaginar las cosas horribles que le hace, me da tanta rabia al pensarlo.
-Por supuesto que puedes Penélope, esta es nuestra oportunidad. -traté de jalarla de nuevo pero se volvió a oponer.
-No lo entiendes. -susurró al borde de las lágrimas. -Irá a buscarme de nuevo y me encontrará.
Aunque en estos momentos me siento la chica más poderosa del mundo, Penélope tiene razón. Ese Idiota al darse cuenta que ella no está, la buscará en cada maldito rincón del planeta hasta encontrarla. De repente escuché a lo lejos las voces del hombre y Del Idiota. Mi mente comenzó a trabajar a la velocidad de la luz y no se me ocurrió algo mejor que lanzar a Penélope detrás de unos arbustos y yo me quedé parada en la entrada.
-¡Valentina, pero qué haces! -gritó Penélope desesperada. Trató de volver conmigo pero bastó levantar la mano y echarle una mirada de las mías, la miro de esta manera siempre que hablo en serio, no hay necesidad de palabras. Ella lo comprendió.
-No te preocupes, no dejaré que Ese Idiota siga lastimándote. -Penélope negó con la cabeza mientras se hacía un mar de lágrimas. Me dolía verla así, pero sabiendo la razón de su llanto, el dolor se iba y lo reemplazaba la inmensa alegría de saber que pude rescatarla de los colmillos de Ese idiota. El cual estaba a unos metros de llegar hasta mí. Mi cuerpo se puso rígido. Él había escogido a Penélope, así que tenía que actuar como ella, es mi hermana, por lo que no habrá ningún problema.
-Listo -anunció El idiota, llegando a mi lado y tomando mi mano. Qué asco.
Estaba estática en mi lugar así que tuvo que arrastrarme hasta el elevador. No pude evitarlo, miré hacia abajo y observé nuestros dedos entrelazados. ¿Cómo es que un monstruo como él es capaz de sostener tan delicadamente la mano de alguien? Volteé a verlo para descifrar el secreto pero me encontré con la desagradable sorpresa de que él también me miraba. Parecía que había estado observándome al inspeccionar nuestras manos. Rápidamente desvié la mirada al mismo tiempo que él. De acuerdo, sinceramente hasta ahora no ha demostrado ser un idiota. ¿Será que lo juzgué mal? Claro que no. No después de haber visto la mirada aterrada de mi hermana.
El Idiota apretó el botón que llamaba al elevador. Pasaron como 3 inmensamente incómodos minutos antes de que las puertas se abrieran. Comencé a sudar, no quería entrar pero El Idiota me arrastró al interior. Una sonriente y joven pareja estaba a punto de entrar pero al mirar Al Idiota a los ojos, sus risas y sonrisas desaparecieron y adoptaron unas expresiones robóticas, neutrales. Se quedaron ahí inmovilizados e hipnotizados mientras las puertas se cerraban y mi corazón se paraba. En ese momento, mis temores y sospechas de lo que El Idiota le hacía a Penélope... Se confirmaron.
Me acorraló entre sus brazos recargados en la pared y mi pulso se aceleró, pero no en el buen sentido. Traté de zafarme pero agarró bruscamente mi mentón obligándome a mirarlo. Casi estaba llorando y mi respiración era entrecortada. El idiota frunció el ceño.
-No tienes por qué asustarte -Susurró. Comenzó a explorar con sus asquerosas manos todo mi cuerpo, bajó desde mi mentón hasta mi cuello, acarició mi cintura y regresó al cuello deteniéndose ahí más de la cuenta. Cerré mis ojos y una pequeña lágrima se escurrió sin permiso.
-Mírame -demandó agarrando de nuevo mi mentón y obligándome a abrir los ojos. Acercó su boca a la mía lentamente. Apreté mis labios y forcé mi cuello a voltearse. Su ceño se frunció aún más. -Pensé que ya lo tenías superado, ¿no recuerdas lo de esta mañana? -susurró seductivamente, pero para mí sonó como un asqueroso pedófilo. Luego razoné lo que El Idiota acababa de decirme y un fuego intenso recorrió todo mi cuerpo. El muy Idiota se había atrevido a cometer actos sexuales con mi hermana menor. Me entró una repentina fuerza de valentía.
-No me gusta besar a extraños -sabía que eso lo cabrearía porque él pensaba, por su manera de actuar, que Penélope ya no lo consideraba un extraño, además de que prácticamente no lo era porque ella ya llevaba semanas raptada por Ese Idiota.
¿Recuerdan esa adrenalina que corrió por mis venas haciéndome soltar aquellas palabras al monstruo que tengo enfrente? Pues definitivamente salió corriendo. El Idiota estaba MUY enojado y cuando pensé que me desangraría en ese momento, las puertas del elevador se abrieron. Me tomó del brazo fuertemente y cuando menos lo esperé (ni siquiera lo sentí) ya estaba en la cama de su habitación.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 27, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No Te Atrevas A EscaparDonde viven las historias. Descúbrelo ahora