Capítulo 4

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«bip, bip, bip»
Ese constante sonido del electrocardiógrafo que me atormentaba, si ese «bip» desaparece, no soportaría lo que acontece.

Mi padre sigue hospitalizado, llevo una semana de dolor al ver al hombre que más amo en una camilla luchando por su vida. La enfermedad de: "cráneo-encéfalica" producida por la desaceleración son contusiones producidas cuando el cerebro golpea al cráneo con rupturas de los vasos sanguíneos, hematomas del lóbulo temporal, lesiones en el tallo cerebral en su punto de unión.

Está recibiendo medicamentos, una gran cantidad de gastos, esto nos puede llevar a la banca rota, no me importa tener que vivir debajo de un puente, si mi papá logra vivir, todo habrá valido la pena.

El constante «bip» iba disminuyendo, alarmada llamé a mamá y unas enfermeras corrieron diciendo.

—¡Lo estamos perdiendo!—seguido de una descarga eléctrica.

—Por favor, ¡Salvenlo!

—Hija,no tienes que ver esto. —mamá, me sacó de la habitación en un fuerte agarre, salí gritando, no quería perderlo. A veces a las mejores personas, les suceden las peores cosas. Pero la vida sigue, sólo nos queda avanzar.

—¡Papi, no te vayas!—gritó mi hermano, tan fuerte que mi mamá se quebrantó.

Me coloque en posición fetal, balanceando mi cuerpo de atrás hacia delante, repitiendo una y otra vez. —Todo va a estar bien, todo va a estar bien, todo va a estar bien.

—¿Aida? —reconocí esa masculina voz que me traía calma.

Levanté la vista, —¿Ian? ¿qué haces aquí?—pronuncié.

—Eso no importa ahora, sólo ten presente que cuando necesites un abrazo, un consuelo, ahí estaré para ti, siempre.

—Tus palabras son muy lindas pero, a penas te conozco y... —recordé a mi padre, de veras necesitaba un abrazo, no me importa como este chico llegó aquí, sólo necesito consuelo.

Lo abracé.

***

Me encontraba jugando con los huevos revueltos de mi desayuno.

—Hija come algo. —había un tono diferente en su voz, no era súplica, era diferente...

—Perdí el apetito. —balbuceé.

Me levanté para colocar mi plato dentro del microondas, cuando noté que Jason tenía su plato intacto.

—¿También perdiste el apetito hermanito?—Lamentablemente mi hermano y yo eramos muy desunidos, momentos como estos nos unían—,Él asintió.

—Todo estará bien, te lo prometo. —lo miré con dulzura.

—No hagas promesas que no puedas cumplir.—Se levantó de la mesa, recogió su plato y se adentró a la cocina.

Miré de reojo a mi madre, se encontraba con la mirada perdida, ella y sus pensamientos.
No la quise molestar, así que tome mi mochila y con pasos sigilosos me acerqué a la puerta...

—Todo estará bien ¿eh?—volteé.—¿y qué si no es así?—Ella no se refería a mí, ya que su mirada seguía perdida, un escalofrío recorrió mi cuerpo al saber qué, ella hablaba con sigo misma.

Sin más, abrí la puerta y me fui.

***

—Aida, al fin te encuentro.oigo a mis espaldas.

—Lo siento, he estado un poco distraída, por lo de... —titubeo.—ya sabes.

—Sí, respecto a eso, sé que te conozco de muy poco, pero...

—Prosigue.—ordeno.

—Quisiera acompañarte al hospital, si gustas, claro. No haría nada sin tu consentimiento ya sabes, je je, además creo que...—Lo silencio con mi dedo índice.—Me parece perfecto, gracias.—sonrío de lado.

—¿Entonces...?—su vista fija en mí.

—¿Entonces qué? —preguntó con mucha confusión.

—¿Hoy después de clases? —pregunta.

—Sí, me parece bien, aunque tú invitas mi almuerzo ¿eh?—bromeo.

—Sí, tranquila, yo te lo pago. —asegura.

Suelto una risita.—Era una broma.

—No, insisto.—sonríe, mostrando una hilera perfecta de dientes blancos.

—Ya que insistes. —sonrío de boca cerrada.

Ian Watters. Sus ojos marrones penetrantes, tal vez no era el típico chico de ojos azules y rubia cabellera, pero es hermoso así, sencillo. ¡¿Aida Rubí te estás enamorando?! No, no puede ser, sólo es un simple gusto. No me puede gustar un chico así por así. Eso sólo sucede en los libros, esto es la vida real, aunque ¿quién no quisiera una vida de cuentos de hadas? Se vale soñar.

Las clases terminaron, me encuentro con Ian en su auto, ya que éste insistió en tachar el transporte público. Lo cual me atemoriza ya que, consiguió su licencia hace 2 meses.

—¿Lista?—pregunta el guapo conductor desde su asiento.

¿Acaso dije "guapo"? ¡No, maldición! Aida, recuerda, la comida no te abandona, ¿O era Rexona?* que más da.

—Lista, así como que bien lista, no estoy. —digo haciendo ademanes con mis manos.

—Además de linda, graciosa.—me ruborizo.

—Colócate el cinturón.—me regaña.

—Sí, ya sé, la seguridad primero.—me coloco el cinturón, Ian enciende el auto y nos ponemos en marcha.

Un incómodo silencio nos invade por 10 minutos, el trayecto para llegar al hospital es de 20 minutos, pero, hay una tráfico que nos impedirá llegar en dicho tiempo.
Sumida en mis pensamientos, no noto cuando Ian enciende la radio, inmediatamente suena "Bailando-Enrique Iglesias"

—¿Piensas dejar esa canción?—lo miro con desdicha.

—¿Sí, por qué? ¿No te gusta?—su mirada está llena de confusión, como si esa canción fuese la mejor del mundo.

—Me inclino más a la música electrónica. —digo con orgullo. Jamás había dicho algo con tal orgullo, desde que canté el Himno Nacional frente a toda la escuela.

—¿Quieres escuchar?—pronuncio mis palabras con seducción, en mi mente fue algo así como "Únete al lado oscuro".

—Sería un placer.—despega sus ojos por un instante de la carretera para verme, suficiente tiempo como para alterarme y gritar "Cuidado" aunque en realidad no había ningún peligro.

Conecto mi celular al estéreo del auto, y dejo que la magia haga efecto. Enseguida comienza a reproducirse "Try it Out ft. Alvin Risk- Skrillex. "

—Es una de mis favoritas.—comento.

Ian comienza a tararear la canción, alzo una ceja con diversión.

—¿La has escuchado antes?—Pregunté sin dejar de admirar su belleza.

—Claro, no vivo en una cueva.—responde divertido. Me hace soltar una carcajada,—Me gusta cuando sonríes.

Este chico logra ruborizarme en tres segundos. Sólo respondo con un simple "gracias" para después envolvernos en un silencio perpetuo.

Como todo un caballero Ian se adelanta para abrirme la puerta e indicarme que pase, asiento y prosigo.

Rexona: En mi país, hay una marca de desodorante que lleva por nombre "Rexona" y el lema de éste es: "Rexona, no te abandona".

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⏰ Última actualización: May 02, 2016 ⏰

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