¿Lo encontré?

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Después de unas largas y maravillosas vacaciones en Londres con mi familia, conociéndolo sin perderme un detalle, o al menos de lo que pude visitar, tuve que volver a mi realidad en Canadá (ya que aquello parecía un sueño) y volver a mi día a día de chica universitaria. Por más que amaba la medicina, a veces era algo fuerte para mi, ya que apenas dormía.

Después de volver a mi realidad fui a la universidad a inscribir las materias, cómo lo hacía habitualmente al regresar del verano. Me dirigí a la sala de inscripción, una sala llena de estudiantes, al igual que yo inscribiendo materias. La sala no era muy grande, el destino de todos era una pequeña mesa dónde nos atendían. La bibliotecaria la "sra. Marta" -no se sabía cual era realmente su nombre pero, tenía cara de "Marta"-, se encargaría este año de ocuparse de dichas materias. La sra. Marta era algo malhumorada, era una señora de unos cuarenta y tantos años, estatura media, pelo castaño y piel morena.

- "Hola, Mar... hola, ¿cómo está? - me miró interrogante y fastidiada. En cierto punto daba algo de miedo- Vine a inscribir mis materias..."

- "Sí, eso supuse -Dijo con tono sarcástico- Te escucho".

- "Anatomía humana, Práctica Medica II, Clínica Quirúrgica I y emm, Bioquímica".

- "Muy bien, ya está -Dijo luego de terminar-"

-"Graci..."

- ¡SIGUIENTE!

Al girarme con la vista en el piso, algo molesta por la mala actitud de la sra. Marta. En realidad ¿cuál era su problema? - Me tropecé, siempre había sido algo torpe. Siempre perdida en mis pensamientos-.

- "Ugh, lo sien..."

Cuando alcé mi cabeza para encontrarme con la mirada de la persona con la cual se dirigía mi disculpa, no pude creer cuan hermosos eran aquellos ojos ¿Existía una mirada esmeralda así fuera de mis libros? Al parecer sí, sus ojos eran hermosos, podrías perderte en ellos... su cabello, un negro intenso que cautiva, algo desordenado, su boca... Dios, su boca... Espera su boca ¿Se está moviendo? mierda.

- Lo... lo siento... discúlpame, soy algo torpe y...

-Está bien descuida, ahora ¿me das permiso? ando apurado -me interrumpió-

- Oh, claro, disculpa de nuevo.

Él me miraba...

-¿Qué? -le pregunté?

-¿Me das permiso? -Dijo de nuevo. Dios que torpe soy-.

Salí de ahí.

Pasaron días, y por fin tuve mi primer día de clases. Me levanté un poco exaltada ya que el dichoso despertador nunca sonó. Lo que quiere decir: voy tarde, de nuevo. Fui corriendo al baño, me di una ducha rápida y me puse lo primero que encontré. Intenté hacer algo con mi melena ondulada y salí corriendo de mi habitación. Le dí un beso rápido en la mejilla a mi madre, tomé mi abrigo, las llaves del coche y salí de casa.

En Canadá se acercaba el invierno, empezaba a hacer frío, aunque también soy algo sensible a él. En fin, subí a mi coche un Chevrolet Aveo 2012. Cómo lo amo, él es mi bebe.

Llegué por fin a la universidad revisé, mi aula era la 233 en el piso dos. Subía las escaleras de prisa. en medicina no es muy buena idea perder información. No me imagino operando a una persona y de pronto pensar "espera, eso no lo vi en clase *Piiiiiiiiii* ha muerto". Reí, no definitivamente no quiero eso. 230.. 231... 232... 233... listo, aquí es.

Entré al salón y había dos asientos al final del aula y uno de los dos estaba ocupado por mi mejor amiga, Valentina, como siempre apartándome un asiento, me hacía señas para ir allí. Ella era bajita, blanca, cabello negro y ojos azules, era muy hermosa, más que muchas ahí pero, a ella no le importaba mucho, eso era lo que me gustaba de ella, era muy humilde, no era creída, es difícil que personas así no sean tan superficiales. Me senté junto a ella.

Me abrazó de lado.

-¡Hey! -me me dio un golpe en la cabeza-.

- Ugh, ¡¿qué pasa?! -me sobé la cabeza-.

-"Pensé que no vendrías y me dejarías sola el primer día de clases. Eso no se hace -hizo un puchero-

Reí.

-No exageres, tampoco llegue tan tarde, sobrevivirías sin mí, tonta.

-¡Claro! ¡¿Qué son 35 min tarde?! Casi nada -Dijo con tono sarcástico-

- ¿Los contaste? -me burlé-

-Es que, sabes que od...

Ella siguió hablando pero no la escuché, toda mi atención estaba en el chico que estaba entrando, era él, el chico de ojos esmeralda de hace un par de días, es tan... hermoso, sus ojos... olvidénlo, todo él era hermoso. Pero, para mi desgracia no era la única chica mirándolo, por supuesto, una persona así no pasa desapercibida. ¿Era raro pensar que quizá sería el chico de mis libros? ¿Lo encontré? No, no, de nuevo estoy fantaseando. Aunque si puedo hablarle, eso no quiere decir nada. ¿Pero, como me acerco...?

-¡Hey! -Valentina me volvió a golpear en la cabeza-.

- ¡¿Puedes dejar de hacer eso?!

-¡Me estás ignorando por andar viendo a Adrian! -me dijo reprochando- Mira, se te sale la baba.

-¡Cállat...! Espera, espera ¿sabes su nombre?, ¿lo conoces? ¿quién es? ¡Dime, dime, dime!

Se reía de mí.

-Calma niña, calma. Ahora, como te seguía diciendo, sabes que odi... -continuó con su tema anterior-

-¡Val! -reproché-

- Era un chiste, era un chiste -reía- Qué genio.

-Deja los rodeos, dime.

-Él es mi primo, aunque no parece, yo soy mucho más simpática.

- Val...

- En fin, llego hace unas semanas, le recomendé este instituto, fin.

-¿Tu primo? ¿Fin? Dime más.

-Sí, mi primo.

-¿Y porque nunca lo conocí? Tenemos cuatro años de amistad y nunca lo había visto o escuchado hablar de él...

- Cariño, ni yo lo conocía.

- ¿Cómo así? ¿Cómo no conocer a alguien así? ¡Y que sea tu primo!

-Si te callas, te explico -Rodó los ojos-

-¿Con que simpática, eh?

-Es el hijo de mi tía Alice, que se fue hace mucho a New York a "visitar" -hizo comillas con las manos-, pero conoció a alguien, se enamoró, se quedó, hizo una vida allá y bla, bla, bla... Papá oso y mamá oso se dieron un besito y ¡BAM! Salió Adrian. Ahorita se están quedando en mi casa mientras ven casas, ya que la que tenía, la vendió, así hasta que consigan una están en la mía.

- Esta noche te visito, amiga mía.

Rodó los ojos.

-No te emociones, intenté hablar con él, sabes para hacerlo sentir cómodo y todo pero...

- ¿Pero...?

- No sé, es... algo sombrío. Mi mamá dice que han pasado por cosas difíciles... pero nadie sabe que pasó. En fin, el chico no es muy conversador así que, suerte.

-Bueno... pero, igual iré a tu casa, en esos 35 min de seguro dieron algo, así que me vas a explicar.

Se mostró sorprendida.

-¿Usando el estudio como excusa? Iré a Londres a buscar a mi amiga, no se quién eres.

- Exageras...

-Cómo digas -se burló-











I Love a KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora