11-. Grandes Noticias

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Después de acompañar a Niall y a Mich al aeropuerto recibí la visita de Sam en mi departamento.

Sam quería saber si ya me sentía mejor, pero era él quien parecía enfermo. No cabía duda de que aquel rubio había sido la única persona que había disfrutado de nuestra fallida noche y su resaca no era más que una prueba fiable de eso.

Y para el final del día Colton hizo una nueva aparición.

-Hola –sonrió y me resultó sumamente difícil no regresarle el gesto, pues su sonrisa era hermosa.

-Hola.

-Espero que no tomes a mal mi atrevimiento, pero he traído esto –sostuvo frente a mí un par de bolsas de papel con un logotipo en el cual se leía claramente "burger".

-¡Dios! Son hamburguesas...

-Recordé que te había prometido una de estas antes de nuestra cita. Y aquí están.

Lo abracé, quizás en una muestra de agradecimiento exagerado.

-Eres un santo, Colton. Te vas a ir al cielo por esto.

Lo escuché reír mientras me apartaba de su lado para permitirle la entrada a mi departamento. Ambos nos sentamos en la cocina pero no mencionó palabra alguna hasta que le di un mordisco a mi hamburguesa.

-¿Y qué tal? –detecté algo de expectación en su voz.

-Son deliciosas.

-¿Mejores que las de Reino Unido?

Sonreí.

-Definitivamente mejores.

-Me alegra que te gustaran –me regresó el gesto antes de darle una mordida al pan.

Lo miré. Había un detalle que no me quedaba aun muy claro.

-¿Cómo supiste que venía de Inglaterra si nunca te lo dije?

-Bueno –sonrió una vez más-. Digamos que tu acento fue de gran ayuda.

-Mi acento no es tan marcado –protesté, pues a mi regreso a Londres las personas no me dejaban olvidarlo, y detestaba eso, porque a pesar de haber vivido casi toda mi vida USA, yo había nacido e Reino Unido y esa era mi única y verdadera patria.

-Lo sé y eso me hizo llegar a la conclusión de que pasaste una larga temporada en Estado Unidos –se acomodó en su asiento y me miró directamente-. Por el acento yo diría que en la costa este. New York, específicamente, y por tu decisión de dedicarte al arte, apuesto a que viviste en Manhattan, en el vecindario de Upper East Side, y que te llevaban con demasiada frecuencia al Metropolitan Museum Of Art, de hecho, creo que ibas a todos en el Museum Mile.

Lo miré atónita. Había acertado a todo.

-¿Qué eres? –reí nerviosamente-. ¿Una clase de psicoanalista?

-Sólo soy perceptivo, Violett –le dio un nuevo sorbo a su bebida.

-¡A ver!, se supone que yo también soy perceptiva así que voy a intentar leerte como tú lo hiciste.

-¡Adelante! –se inclinó sobre la mesa con los codos y sus ojos azules fijos en los míos.

Apoyé los codos sobre la mesa y me incliné en ellos.

-Bien. Tu perfecto acento italiano podría hacerte pasar por un veneciano más. Pero cuando hablas inglés, es posible detectar un ligero acento sureño lo cual indica que viviste en el sur o en un lugar cercano a éste, como Kansas.

Una sonrisa traviesa apareció en su rostro mientras él se inclinaba un poco más cerca.

-Muy buena lectura, aunque un detalle.

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora