17-. Sólo tienes que decir "sí".

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Los días en Venecia pasaban lentamente mientras que las noches se iban como un suspiro.

El viernes por la mañana decidí saltarme la primera clase, aun no tenía ganas de ver a la maestra Matterazzi y menos si Zayn se encontraba ahí. Él sería capaz de besarla y yo no podría soportar aquello.

En las pocas clases en las que coincidimos, Zayn no se me acercó o siquiera miró y eso estaba bien para mí. Afortunadamente su semana en esta escuela por fin había terminado y él ya no tendría nada más que hacer aquí.

Salvo visitar a su novia. Tú maestra.

Odiaba cuando pensamientos com ese llegaban a mi mente, parecía que a mi consciente le gustaba atormentarme.

Cuando estuve de vuelta en mi departamento me di cuenta que necesitaba hacer algo, y hablaba enserio. Aunque no me gustaba admitirlo, extrañaba trabajar. Eso se llevaba gran parte de mi tiempo, y evitaba que yo estuviera sola lo mayor posible.

Necesitaba un trabajo.

El dinero que tenía no iba a durarme para siempre, y era mejor prever eso antes de que me encontrara en bancarrota. Pero, ¿dónde podría trabajar? Ni loca regresaría a servir en un restaurante, eran demasiadas ordenes. Pero supongo que en este lugar no había muchas ofertas de trabajo, tendría que conformarme con lo primero que encontrara.

Comenzaba a arrepentirme de haber venido a este lugar. Ni siquiera recuerdo en que estaba pensando cuando decidí mudarme a Venecia. Habría resultado mucho más fácil seguir ese plan que me había trazado durante toda mi vida; salir de Hamilton e ir a Royal College of Art. Nunca debí haber cambiado nada por Zayn.

Tomé mi bolso y decidí salir a tomar un poco de aire, el departamento comenzaba a asfixiarme.

Me dirigí estrictamente a la plaza de San Marcos, decenas de personas se paseaban por aquel lugar cada día, sería un buen lugar para tratar de hallar algo de inspiración.

Mientras tomaba asiento afuera de uno de las muchas cafeterías que se encontraban en aquel lugar, la imagen de mis últimas pinturas llegó a mí. Sí, aquellas que hice desde la desaparición de Zayn, y aunque no me gustara admitirlo, él tenía razón. Mis cuadros se veían lúgubres en comparación con mis antiguas pinturas y ya era tiempo de que regresara la antigua Violett, las cosas me resultaban mejor en aquel entonces.

Después de mirar a mí alrededor y no encontrar nada que me llamara la atención decidí pasar por el palacio Ducal y observé todas las pinturas que Louis no me permitió estudiar la primera vez.

Cada detalle en las obras de esos grandes artistas merecían de una atención especial, la cual otorgué, me ensimisme tanto en aquel lugar y para cuando me di cuenta ya era hora de regresar a "casa".

Venecia se encontraba tan tranquila por las noches y en sus pequeñas callejuelas y canales podía respirarse paz, pero eso de nada servía cuando la guerra se encontraba dentro de uno mismo.

Al llegar al edificio abrí la puerta para un hombre que cargaba en sus brazos una pila enorme de documentos.

-Gracias, Violett.

-¿Colton?

Y su rostro por fin me fue develado.

Colocó los papeles sobre el ahora desocupado escritorio de Donna.

-Hola –sonrió.

Y sin duda alguna, Colton estaba perdiendo mucho dinero. Fácilmente él podría ser modelo y ganar decena de veces más de lo que ahora seguro ganaba.

-Hola –volvió a musitar en un intento para llamar mi atención.

Y fue hasta entonces que me di cuenta de que me había quedado observándolo más de la cuenta.

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora