Zayn
Debía admitir que tenía mis reservas con respecto a volver a la ciudad pues, ahora mismo, consideraba que mi vida se encontraba en Italia, pero esa era sólo una gran equivocación de mi parte; mi vida entera era Violett y yo estaría donde ella estuviera.
Rápidamente, al poner el primer pie fuera del avión, supe que aquella relativa tranquilidad a la cual había estado acostumbrado en los últimos meses, había desaparecido.
Violett me había preguntado que qué se sentía estar de nuevo en Londres, y en lugar de salir por la tangente, debí responder que me sentía aterrado.
Este viaje representaba más que sólo una visita a nuestras respectivas familias, en este viaje nos enfrentaríamos a nuestros viejos fantasmas, los mismos que continuaban asechándonos a pesar de todo el tiempo transcurrido y aprovecharía estos pocos días en la ciudad para tratar de eliminarlos.
Visitar a Elizabeth era, sin duda alguna, a la primera prueba que debía enfrentarme en este viaje y afortunadamente la superé con éxito; sin embargo, aun no podía cantar victoria, pues todavía debía confrontar a Louis y solamente esperaba que las cosas resultaran la mitad de bien de como lo hicieron con Niall.
—Buenas tardes, Evangeline —saludé a la mujer que me había visto crecer desde que era un pequeño niño.
—¡Zayn! —apresurada se acercó a abrazarme—. ¿Cómo has estado?
—Las cosas mejoraron bastante estas últimas semanas —sonreí—. ¿Está mi padre?
—Sí, entra —se posicionó de nueva cuenta detrás de su escritorio—. Estará feliz de verte.
—Dudo mucho que mi padre conozca ese sentimiento —bromeé acercándome a su oficina.
Toqué en un par de ocasiones la puerta antes de escucharlo permitiéndome la entrada. Papá se mantenía de espalda, hablando por teléfono.
—Bien, te quiero aquí el lunes a primera hora —dijo para después colgar—. ¿Qué se te ofrece Evange....? —Sus palabras se mantuvieron en el aire cuando giró su silla y me vio de pie, frente a su escritorio—. ¿Qué haces aquí?
—A mí también me da gusto verte, papá —comenté con ironía al sentarme frente a él.
—Ya te enteraste, ¿cierto? —sugirió con una expresión igual de dura que la anterior.
—¿A qué te refieres?
—Seguro sabes que Anthony murió y ahora vienes por su hija —supuso cruzándose de brazos.
Negué energéticamente, aunque su teoría no estaba tan alejada de la realidad.
—Las cosas han cambiado mucho desde la última vez que nos vimos —admití—. Violett y yo nos encontramos en Venecia y ahora tenemos una relación.
Papá se mantenía frunciendo el ceño.
—Y viniste a decirme esto, ¿por qué tú...? —hizo una pausa esperando que yo me explicara.
—¿Recuerdas el contrato que Tony me hizo firmar?
—Sí —contestó rápidamente, al borde de una sonrisa —, resulta difícil olvidar un contrato así. Tenía tantas lagunas jurídicas que parecía un verdadero chiste que un abogado respetable lo redactara.
—Anthony lo hizo apropósito.
— ¿Qué cosa? —Cuestionó irónicamente—. ¿Encarcelarte, exiliarte del Reino o...?
—Las lagunas en el contrato —lo interrumpí.
—¿Cómo lo sabes? —su expresión se vio afectada y ahora era más bien una mueca.
—Pocos días antes de morir le escribió una carta a Violett en donde se lo confesaba, además de todo lo que hizo para resarcir el daño que nos ocasionó.
—¡Oh! —Sonrió con ironía—. ¿Y qué tal funcionó eso?
—Logró reunirme de nuevo con el amor de mi vida... —lo miré airadamente.
—Es increíble lo cursi y ridículo que te has vuelto desde que conociste a esa niña.
—Se llama Violett —me exasperaba que él o fuera capaz de nombrarla correctamente.
—Sé cómo se llama, su nombre sólo me ha ocasionado dolores de cabeza desde hace casi dos años —me miró con expresión severa, esperando ¿qué exactamente? ¿Qué me sintiera intimidado, tal vez? si era eso, perdía su tiempo, pues desde que cumplí trece, él dejó de infundir esa sensación en mí—, pero empieza a agradarme, ¿sabes? Gracias a ella tu carrera en el arte está más que acabada.
—Violett tiene un montón de cualidades y es una lástima que ella sólo te agrade por considerarla responsable de lo que ocurrió —me levanté, no podía seguir hablando con él—. Sé que no te interesa, pero en este momento me encuentro de camino a la gloria
—Suerte con eso —comentó con desdén.
Sonreí.
Me sentía estúpido por creer que papá se encontraría feliz por mí, yo no le importaba en lo más mínimo, nada de lo que yo hacía, y si me había ayudado a salir de la cárcel había sido únicamente por mamá, porque si de él hubiese dependido, entonces, me habría dejado en la prisión para probar que él estaba en lo cierto y que yo había sido un idiota por fijarme en una de mis alumnas.
—¿Mamá está en la ciudad? —pregunté de camino a la puerta.
—Está en Bradford con Safaa.
—¿Qué hace ella en el país? —me giré de nuevo a él, frunciendo el ceño.
—Desarrolló un cuadro de varicela y las autoridades del internado la enviaron de vuelta para evitar que contagiara a sus compañeras —explicó.
Respiré aliviado al saber que mi pequeña Safaa se encontraba —dentro de lo que cabía— bien.
—Debo ir a verlas —cavilé en voz alta.
—Y llevar a Violett contigo —intervino—. Mañana sería un día perfecto para eso, toda la familia junta.
Sentí un escalofrió al escuchar a mi padre hablando de unión familiar.
—No creo que sea una buena idea teniendo en cuenta lo que hiciste la última vez que nos reunimos todos, en familia —imité su tono conciliador.
—Olvida el pasado, Zayn.
Me inundaron unas inmensas ganas de reír debido a su encomienda.
—Lo hablaré con Violett y si ella quiere ir, entonces te avisaré.
Estaba por salir de la oficina cuando papá me hizo prestarle atención de nuevo.
—Me alegra que estés aquí, hijo.
Suspiré.
—A mí también me alegra estar de vuelta, papá.
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My Favorite Neighbor
Fanfic¿Cuánto tiempo puede resistir el amor a la distancia? O mejor aún, ¿cuánto puede resistir al abandono? Violett está segura que toda una vida. Pero toda su vida da un giro de 180º cuando decide ir al Liceo De Artes De Venecia y conoce a su nuevo veci...