68-. Él Diego y yo Frida.

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Violett

Exaltada y con la respiración acelerada fue como desperté en una habitación completamente iluminada por los segadores rayos provenientes del sol que se introducian por la ventana sin ninguna clase de invitación.

Mi pecho bajaba y subía con gran dificultad y durante el tiempo que ocupaba un instante, creí que me encontraba experimentando un nuevo ataque de pánico, pero se trataba sólo de una reacción a esa serie de sueños tan extraños que me habían envuelto durante toda la noche. Harry había aparecido en la mayoría de ellos, su tacto había sudo tan real que incluso logró erizarme la piel.

Mi mirada deambuló por toda la habitación, intentando orientarme, quería estar segura de que me encontraba en el mundo real y no en otro de mis locos sueños, pero entonces, mi vista se enfocó en aquella gabardina negra que se encontraba sobre uno de los sofás, y casi de inmediato los recuerdos empezaron a asaltarme.

No había sido un sueño, en verdad había pasado. Mierda, lo había besado.

Los recuerdos eran confusos y el creciente dolor de cabeza lo empeoraba todo aún más. No tenía muy claro lo que había ocurrido después de que yo me abalanzara sobre sus labios, pero tenía un mal presentimiento, quiero decir, su abrigo se hallaba aquí y alguien —posiblemente él—, se encontraba duchándose.

Cerré los ojos una vez más. Esto tenía que se otro jodido sueño.

—¡Auu! —gemí debido al dolor que me provocó el pellizco que me autoinfligí—. Mierda, estoy despierta.

Mis ojos permanecían cerrados y yo no pensaba cambiar eso y mucho menos ahora que el agua de la regadera había dejado de correr.

—Te divertiste bastante anoche, ¿no es así? —cuestionó después de algunos minutos.

El alma me regresó al cuerpo cuando vi que se trataba de él y no de Harry, aunque ese repentino alivio se desvaneció rápidamente para darle paso a una ira incontenible.

Zayn se mantenía dandome la espalda. Cabrón, si habías sido tan hombrecito como para engañarme, se igual de hombrecito para darme la cara.

—Apuesto que no más que tú —escupí con resentimiento.

Zayn se giró hacia mí con una expresión inescrutable. Y entonces reparé en su vestimenta, ésta era formal y totalmente obscura. Definitivamente el color negro era el que mejor le quedaba.

—Eso depende de cuan divertido consideres el hecho de tener que conducir por todo Manchester en busca de mi novia.

—Dejemonos de hipocrecias, Zayn —pedí con un sonrisa ironica. Él era increible, de verdad que lo era—. Emprender una busqueda en mi honor es tomarse demasiadas molestias por alguien que simplemente no te importa.

—Tú me importas mucho —la convicción en sus palabras era admirable.

—Vaya manera la tuya de demostrarlo, abandonandome en ese club a merced de cualquier imbécil.

Aunque dudaba que existiera un imbécil más imbecíl que éste imbécil.

—Sé que no debí irme sin decir nada...

Negué. Él seguía sin entender. Ese no era el problema, lo que me molestaba es que él no fuera capaz de darme mi lugar. Y me llenaba de rabia el tan sólo recordar aquella escena en el club.

—¿Quien es ella?

Violett.

¿Cabrón, dónde quedo toda esa mierda de "mi alma gemela" y todas esas cursilerías? ¿Cuándo deje de ser "la razón por la que despiertas cada mañana" y pasé a ser sólo "Violett"?

—...Pero todo pasó tan rápido —prosiguió.

—Sí, justo como el amor que jurabas tenerme. Ese también pasó demasiado rápido —susurré para mí misma.

—Violett —comenzó a acercarse a la cama. Inmediatamente yo me levanté, acrecentando la distancia entre nosotros. Zayn suspiró resignado—. Sé lo que estás pensando y puedo asegurarte que estás equivocada.

—¿Entonces no fuiste con ella a un hotel? —le dediqué una mirada exceptiva.

—No —¡Por favor, Zayn! Que te crea quien no te conoce—. Ok, sí —aceptó tras algunos segundos bajo mi escrutinio—. Sí fui con ella a un hotel, pero fui únicamente a darle apoyo moral.

—¡Oh! —una sonrisa amarga se formó en mi rostro—. ¿Así le llamas ahora? ¿Apoyo moral? No estoy muy familiarizada con el término, pero Harry y yo tuvimos algo de eso anoche.

—Fingiré que no escuche eso —dijo, demasiado tranquilo para mi gusto.

—Has lo que quieras —me encogí de hombros—. No me interesa.

Zayn sonrió y yo no pude evitar refunfuñar. No se suponía que esa fuera ser su reacción.

—Sé que no te interesa —agregó con una sonrisa burlesca—, pero aún así voy a explicarte lo que ocurrió. Pocos minutos después de que encontré a Ally en el club —así debía llamarse la muy perra—, su celular empezó a sonar, era su padre quien la llamaba para comunicarle que... —hizo una pausa de suspenso que juzgué como innecesaria—... que su madre había muerto.

No supe a ciencia cierta cual fue mi reacción, pero debido a la expresión que había en el rostro de Zayn, me resultaba evidente que no se trataba de la que él había estado esperando.

Conocía hasta dónde podían llegar los alcances de Zayn, él no conocía limites y mentir le resultaba realmente fácíl, pero enserio, ¿qué clase de idiota creía que era yo? ¿"Asesinar" a la madre de su más reciente revolvón sólo para tener una coartada conmigo? ¡Dios! Eso era demasiado. Lo juro.

—No me crees —inquirió y por primera vez, en esta soleada mañana de domigo, vi la ira destellar en su mirada.

—Es díficil creerle a alguien que miente todo el tiempo —argumenté.

—Yo no te miento.

Sus palabras acariciaron mi piel con la intensidad de la gélida brisa y cada vello de mi cuerpo se erizó cuando lo vi apearse de la cama. Se aproximaba con prisa, casi podía sentirlo sobre mí, tomándome con fuerza.

—Cierto —le concedí la razón con una sonrisa, intentando ocultar mi repentino nerviosismo—, tú sólo me ocultas información.

Zayn suspiró.

—Para confirmar que estoy diciendote la verdad, puedes llamarle a mi madre o a tu amigo Liam, ellos al igual que mi padre se encuentran en la ciudad para asistir al funeral de Margot Montgomery.

Se apartó de mí sin decir más. Su celular sonaba del otro lado de la habitación.

—Hola, mamá —contestó con un tono realmente suave—. ¿Ya despertó? —asintió un par de veces—. Bien, no te apartes de ella. Ya voy en camino. Sí, yo también te quiero. Adios —colgó.

Zayn con movimientos rápidos terminó de vestirse.

—Tenemos que hablar, Zayn —me acerqué a él—. No puedes irte de esta forma.

—Este no es un buen momento, Violett —dijo, colocandose el saco encima.

—¿Entonces cuando, Zayn? —lo miré sin entender—. Yo me iré en unas horas y no nos veremos en semanas.

—Hablamos cuando regrese, Violett —dijo encaminandose hacia la puerta.

—Zayn... —comencé a decir, pero ya era muy tarde. Él se había ido—. ¡Estás equivocado si crees que voy a esperar aquí hasta que regreses! —grité sin importarme mi jodido dolor de cabeza o quien escuchara. Zayn debía saberlo antes de ingresar a ese estúpido elevador

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora