73-. ¿Podemos empezarlo todo de nuevo?

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Mi respiración se había tornado pesada y mi corazón casi salía desbocado de mi pecho al verlo de pie, frente a mí. No podía evitar cada una de mis reacciones y odiaba que su sola presencia me pusiera en este estado.

Aclaré mi garganta tratando de deshacer el nudo que se había formado, inconveniente, en ese sitio. Necesitaba mostrar entereza, este era el momento que lo definiría todo.

—¿Cómo... —carraspeé nuevamente al no obtener el resultado esperado. Mi voz contenía un deje de inseguridad más que evidente—... cómo entraste?

—Elizabeth... —fue todo lo que dijo y al mismo tiempo fue todo lo que yo necesité. Mi madre siempre le permitió la entrada a esta casa y ahora, mientras aún nos creía juntos, no iba a negársela—. ¿Qué es esto? —se giró hacía mí, sosteniendo un trozo de papel arrugado entre las manos.

Mi corazón se detuvo, no literalmente, claro ésta.

—¿Ya la leíste?

—Sí —respondió, dirigiendo una vez más la vista hacia la carta, releyendola para asegurarse de lo que ahí constaba—, pero no entiendo.

Me acerqué a la mesa que aguardaba junto a él. Mis manos temblaban levemente mientras depositaba los botes que contenían la pintura.

—¿Qué cosa no entiendes?

—¿Estás... Estás terminando conmigo?

Aún no sabía cómo o de dónde saqué las agallas necesarias para mantener mi postura a pesar de su expresión dolida y su mirada confusa.

—Así es —retrocedí un par de pasos. Necesitaba poner algo de espacio entre nosotros.

—¿Por qué? —me tomó del brazo, formando un lazo que él creyó increbrantable, pero no pudo estar más equivocado, pues sólo bastó un poco de mi esfuerzo para que el agarre cediera.

—Todo está bastante claro en la carta, Zayn —intenté con vehemencia no mirarlo. Debía ser fuerte y no ceder ante la visión frente a mí.

—Lo sé —replicó débilmente—, pero necesito escucharte decirlo, necesito que lo hagas porque de otra forma no voy a creerlo.

Comprendía el shock por el cual Zayn estaba atravesando; las cosas durante los últimos días no habían estado del todo bien, pero habíamos experimentado cosas peores en el pasado, seguro él pensó que no había nada de que preocuparse, que esto era sólo una pequeña tormenta de la cual nosotros saldríamos bien librados, como siempre lo hacíamos, pero Zayn debió saberlo; esta vez no era igual que las anteriores, esta vez alguien ya no pudo soporta más peso sobre su espalda.

—No puedo seguir haciendo esto por más tiempo, Zayn. Simplemente ya no se siente bien para mí.

—¿Qué te ame ya no se siente bien? —cuestionó con incredulidad. Zayn consideraba mis palabras absurdas.

—Tú no me amas —sonreí amargamente al pensar en todas esas veces en las que le creí—, por lo menos no de la forma en la que yo te amo a ti.

—¿Así que todo se reduce a esto? —rió sin gracia alguna—. ¿Estás terminando conmigo porque crees que no te amo?

Su actitud socarrona comenzó a molestarme. Zayn no me estaba tomando enserio.

Nunca lo hizo, susurró una voz en mi cabeza.

—No —sonreí cuando me asaltó el recuerdo de la poca dignidad con la que conté en el pasado—. Sé que debió ser la principal razón para que yo tomara esta decisión, pero se trató sólo de la gota que derramó el vaso. Por ti yo lo habría soportado todo, Zayn, y creo que al final lo hice. Yo siempre estuve ahí, junto a ti a pesar de tu insensatez, tus mentiras, tus celos infundados y tus ataques de ira. En ocasiones innumerables pasé por alto tu falta de consideración hacia mi persona y otras cuantas vejaciones. Lo habría soportado todo, Zayn, todo excepto que no me amaras.

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora