Capítulo 1.

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Se escuchó un coro de "si" que hizo que despertara bruscamente. Estaba en la clase de geografía y al parecer me había quedado dormida. Desvelarse leyendo no es tan bueno. Después siento que algo me golpea con su codo en mis costillas del lado derecho.

-Daiara, ¿qué harás más tarde?- pregunto Melissa, mi pequeña y rubia mejor amiga. Ni siquiera tenia que voltearme para reconocer su voz, así que pretendí escuchar la clase.

-Dormir- era en lo único que podía pensar ahora.

-Un par de chicos nos invitaron a este bar muuuy "chick". Deberíamos ir. Nos harán identificaciones falsas- exclamo en un susurro muy emocionada. A veces era muy hiperactiva.

-¿Cuándo decís nos en realidad hablas de solo vos?- pregunté con cansancio. Debería desvelarme solo en el fin de semana.

-Sí, pero dijeron que podía traer a quien yo quiera. Y "quien yo quiera" eres tu-

-¿Podré invitar a Isaac?- susurré en respuesta mirándole a los ojos. Ella estaba sentada de piernas cruzadas, medio girada en su silla hacia mi, con unos jeans blancos y un top negro que decía "YOLO". Con solo un poco de rimel podía verse perfecta, eso hacia que sus verdosos ojos resalten. Aunque yo tenía ojos color miel siempre pensé que los ojos verdes eran más únicos.

-Si quieres invitarlo por mi bien, pero que no arruine nada. Hace algo mal y patitas a la calle- respondió dándose la vuelta para estar completamente derecha mirando hacia el frente, dando por terminada nuestra conversación.

Isaac era un amigo mio que había conocido mi primer día de clases, cuando yo empecé cuarto año de primaria ya que fui educada en casa. Fue una de las primeras personas en acercarse a hablarme y desde entonces somos amigos. La verdad que no fue muy fácil para mi interactuar con chicos ya que solo había hablado con uno en toda mi vida. Pero el no era tímido para nada y me hizo reír en el momento en el que lo conocí. Lamentable Melissa no pensaba altamente de Isaac como yo. Digamos que desde el día que sin querer se cayó arriba de la torta de cumple años de tres pisos de Melissa en quinto año, ella lo odia demasiado. La verdad es que para mi es una tontería estar enojada con alguien por tanto tiempo por algo que ya pasó pero, desde entonces, cada cosa que el hacía, para ella estaba mal. Isaac en realidad no tiene nada en contra de Melissa pero ahora simplemente se dedica a hacerla enojar ya que según él "las mejillas de Melissa se inflan cuando esta enojada" y eso lo hace reír sin parar.

Después de una hora más aburrida de geografía pude irme. Melissa me dijo que la espere en la esquina de mi casa a las nueve, que ella nos llevaría al bar esta noche. Yo acepté, caminé hacia la parada del colectivo y esperé unos diez minutos hasta que llegó y me subí al vehículo. Un viaje de media hora, sentada junto a la ventana es el mejor momento para escuchar música. Y eso hice hasta que fue mi parada.

Mi casa era de dos pisos, de un color crema y con una puerta de madera oscura, ventanas a los lados y arriba de estas.
Abrí la puerta y lo primero que hice fue dejar la mochila en el sillón y luego me saqué las zapatillas empujándolas con los pies. Me tiré sobre el sillón y como aún tenía los auriculares puestos lo único que tuve que hacer fue darle click a la lista de reproducción.

Comí un bowl de ensalada y me fui a cambiar para ir al bar ya que me había bañado previamente a la cena. Subí las escaleras de madera deslizando la mano por la baranda mientras iba ascendiendo. Abrí la puerta de mi habitación y la cerré detrás de mi.

Las cuatro paredes de mi habitación eran completamente blancas excepto por al menos veinte cuadros distribuidos en ellas. Hay una cama de una plaza en el medio con unas sábanas blancas y un acolchado blanco cubriéndola con unas almohadones de colores esparcidas. A la derecha de la cama hay una mesita de luz con una lámpara apoyada, un escritorio, también blanco, con una computadora portátil encima, una silla de oficina para el escritorio y un puff fucsia en la esquina cerca de la mesita de luz.

Caminé hacia el armario, que se ubica a la izquierda de la puerta, y busqué que ponerme para salir.
Sinceramente, nunca en mi vida había tardado tanto para elegir ropa pero luego de una media hora, tirando por los aires, probando y mirando ropa pude vestirme para ir al bar. Un top con tonos de gris, negro y blanco mezclados con mangas caídas, una chaqueta negra hasta la cintura con tachas en los hombros, un jean negro roto en las rodillas y un par de borcegos negros.
El poco dinero que iba a llevar y mi celular los guardé en el bolsillo izquierdo delantero del jean.

Me miré al espejo que estaba encima del escritorio. Estaba a gusto con como me veía. Mis ojos color miel oscuro destacaban por el rimel que me había aplicado y mis labios parecían más carnosos por el labial rojo que llevaba puesto. Mi pelo parecía casi negro por la ducha que me había dado hace ya una hora. Tenía el pelo demasiado largo para mi gusto, justo por debajo de mi busto. Agarré las llaves de mi casa y salí por la puerta principal, la cerré y me dirigí a la esquina donde estaba un taxi estacionado. Se abrió la puerta y Melissa asomó la cabeza. Me hizo un gesto con la mano para que me apurara a entrar mientras me esbozaba una sonrisa. Me adentre al auto empujando la puerta para que se cierre una vez adentro.

-¿Qué tal estoy?- preguntó Melissa posando sus manos en su cadera como una modelo lo haría. Usaba un top floral ceñido al cuerpo con tirantes y una pollera tubo negra hasta los muslos. Unos zapatos de plataforma también negros y un bolsito plateado de mano. Su maquillaje hacía destacar sus ojos mas que hoy a la mañana ya que ahora los tiene delineados y con una sombra de ojos negra. Sus labios eran de un color rosa chillón y su piel poco bronceada tenía mas color por el rubor que se había aplicado ingeniosamente.

-Estás bellísima, cualquier chico sería afortunado de estar contigo esta noche-

- Hoy no estoy en el mercado-contestó cambiando su mirada a una picara- pero tú sí. Estas hermosa y a ti se te van a tirar los hombres.

-No digas mentiras, y hoy ninguna de las dos estamos en el mercado. Solo nos vamos a divertir mucho-

-¡Y a beber en igual cantidad!- gritó emocionada mientras nos dirigíamos hacia el bar.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2015 ⏰

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