Capitulo 1: ¿Dónde esta mi vida perfecta?

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Capítulo 1: ¿Dónde está mi vida perfecta?

Me gustas y quisiera que me dieras una oportunidad...

¿Cómo paso esto? Esta mañana era un chico orgulloso de la vida perfecta que poseía, y ahora todo se había arruinado.

XXVII

Mi nombre es Jaiden White, tengo 17 años y estudio en el instituto The Great Kingdom, extraño nombre lo sé, pero es una muy buena y reconocida escuela.

No tengo que decir mucho de mi vida, simplemente que es perfecta, tengo una madre joven llena de felicidad, un padre decidido y reservado, ambos llenos de amor para mis hermanos y yo.

A decir verdad, aunque mis hermanos son un poco extraños no quita que sean buenas personas al igual que mis padres.
Aquella pareja perfecta llena de amor y riqueza contando con tres maravilloso hijos, mi hermano mayor que aunque fuese un poco frío y orgulloso, sabía muy bien cuando pedir perdón para no perder algo que en verdad le importa. Él era mucho más alto que yo, su cabello era corto de un color negro azabache, mientras que sus ojos eran un poco rasgados color café oscuro.
Por otro lado estaba mi hermana, ella era la menor de los tres, a diferencia de mi hermano ella contaba con un carácter extrovertido y una sonrisa radiante de felicidad.
Amaba verle lo positivo a todo, para ella no había por qué estar mal, simplemente era feliz y quién no con una vida tan perfecta.

A diferencia de mi hermano, ella era demasiado baja de estatura, su cabello era largo demasiado sedoso de un color castaño claro, unos ojos grandes llenos de vida que el mismísimo sol envidiaría por no ser tan hermoso y radiante como ellos.
Y por último pero no menos importante, el hijo de en medio, ese chico de un carácter decidido, con sentimientos definidos al igual que su torso. Poseía una piel un poco pálida, un rostro ejemplar, rasgos perfectos. Su cabello era lacio con algunos mechones rebeldes color castaño claro, y unos ojos color zafiro que enamoraban a cualquier chica que lo mirase.
Ese era yo.

XXVII

Baje las enormes escaleras con sumo cuidado, no tenía prisa alguna, a mitad de escalera escuche algunos ruidos extraños, un poco apresurado baje y corrí hacia dónde provenía aquel sonido.

Con un poco de cautela trate de seguir aquellos ruidos, cada vez eran más audibles, de hecho ya podía distinguir cuál era ese sonido.

Me quede allí petrificado detrás de esa puerta de roble fino. Aquel sonido no era más ni menos que...¿¡pequeños gemidos!?
Sabía que eran gemidos, no necesitaba ser experto para reconocerlos, aunque en realidad nunca hubiese escuchado unos así tan cerca.

Una gota de sudor corrió en mí frente al escuchar como aquellos gemidos se intensificaban, como de un sonido tan ligero se apresuraban a ser salvajes y exagerados.

La duda me consumía, quería abrir aquella puerta y encarar aquel causante de semejante escándalo. Pero a la vez tenía miedo, sabía muy bien que pasaba en ese lugar, no quería encontrarme una escena demasiado incomoda.

Bufé para mí mismo y con valor gire la perilla, si iba a pasar algo vergonzoso que pasará de una vez por todas.

Empuje cuidadosamente la puerta, y como si todo estuviese en cámara lenta observe la más incómoda y mentirosa escena erótica de mi corta vida. Allí en aquella sala de estar, se encontraba mi padre a punto de dar una gran estocada a una mujer sumamente operada de los senos, una mujer que no era mi madre. Una mujer rubia pelos de elote, cuya sonrisa era más perturbadora que la del Joker.

Cerré la puerta con brusquedad y salí de allí corriendo, no quería afrontar aquello.

Mi padre el ser más correcto del mundo, estaba con otra mujer que obviamente no era mi madre.
¿Ahora qué debía hacer? No podía ir y decirle que lo había visto, aunque era más que obvio con semejante golpe que dio la puerta.
¿Ahora qué? ¿Debía comentárselo a mi madre? Dios no sabía qué hacer, no quería saber qué hacer, solo necesitaba despejar esto...sí necesitó despejarlo, y que mejor forma que yendo a la escuela. Era aburrida, pero al menos tenía amigos con que contar.

Corrí hacia mi auto, el cual por cierto era último modelo color gris, abrí la puerta del conductor mientras que tomaba mi mochila y la tiraba hacia el asiento del copiloto. Sólo necesitaba ir a la escuela lo más pronto posible, sólo eso necesitaba, necesitaba llenarme de halagos, necesitaba escuchar como todos me admiraban. 

Necesitaba sentirme amado...

Mi novio es un ególatra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora