Cara pálida, cabello negro, ropa gotica, grandes ojos y una dulce sonrisa, no podía ser más hermosa aunque era una chica algo extraña. Un día decidí ir a hablarle ya que sentía una leve atracción hacia ella. Fui al arbol en donde todos los días ella se sienta a contemplar las frías noches de Osorno en invierno. llegando al arbol me di cuenta de que ella estaba allí como siempre y me quedó mirando, me acerque y le quise hablar pero la voz apenas me salia y antes de que pudiera hablarle, ella se fue y yo no podía sentirme más rechazado. Viendo que ya se había ido, me quede en el arbol sentado por un rato pero me di cuenta de que hacía mucho frío, no entendia como ella podía soportar esto todas las noches aunque suponia que ella ya estaba acostumbrada.