Daño

1.2K 94 11
                                    

Nicole narra

Así que aquí estoy yendo en un taxi a la casa de este tipo extraño. ¿Qué porque lo hago?
Bueno realmente no tengo ni la más minina idea. No puedo ir a casa, no puedo ir con mis amigos y dormir en la calle en esta condición en realidad no es una gran opción.

—Oye —le digo a Christian

Él me mira y sonríe. Maldición, este tipo parece ser tan bueno pero ¿Cómo saberlo? No lo conozco, sin embargo el a mí tampoco y está aquí ayudándome.

— ¿Qué pasa?

—Aun no estoy segura de esto

—Tranquila no voy a hacerte daño

—Claro —digo irónica— ¿Cómo estoy segura de eso?

—Yo jamás te golpearía o enterraría un cuchillo en el cuerpo ¿Eso te funciona?

Lo miro sin decir nada y él a mí.

—Lo siento —dice sincero— Fue algo impactante para mi ver...

No termina de hablar pero sé que se refiere a mi cuerpo lleno de golpes. Él mira detenidamente mi cuerpo que ahora está cubierto con mi ropa.

— ¿Sería mucho preguntar qué es lo...?

—No es tu asunto —le digo sin dejarlo terminar de hablar y él solo me mira asintiendo— ¿Por qué haces esto?

— ¿Esto?

—Ayudarme... no me conoces, ni yo a ti, no tienes idea si soy una delincuente o... una asesina

Él medio se ríe. Me quedo por un momento disfrutando se su risa que de algún modo me hace sentir una cosa rara en mi pecho.

— ¿Eres una delincuente?

—No

— ¿Una asesina?

—Quizá

Él niega con la cabeza y solo se ríe.

—No lo creo —dice— Te ayudo porque... no sé porque quiero hacerlo

— ¿Es tu sentido de caridad que no te deja, heredero?

—Algo así —dice riendo— Oh, llegamos

Miro por la ventana la casa enorme a la que hemos llegado. Se perfecto dónde estamos, esto es cerca de la casa de León. Anonadada por la enorme y hermosa casa no me doy cuenta cuando él baja del auto y va a mi puerta para ayudarme a bajar. Estoy por poner un pie en el suelo pero él me carga en sus brazos sin dejarme caminar. No protesto, en realidad es muy bueno porque mis fuerzas cada vez son menos. Se pone a andar por el camino de luces hasta la puerta de su casa. Me deja en el suelo solo para poder abrir la puerta. Adentro todo está en silencio y oscuro pero no pasa mucho tiempo para que esto diga así. La luz del recibidor se enciende y una mujer en bata y pijama aparece.

— ¡¿Me quieres decir donde se supone estabas Christian?! ¡No he podido dormir estando preocupada te he llamado pero no respondes tu hermano no tiene idea de donde estabas!

—Mamá...

— ¡No porque tengas veinte años creas que puedes andar fuera a esta hora puede pasarte algo!

—Mamá

— ¡¿Cuándo vas a decirme dónde estabas?!

—Si me dejarás hablar

De pronto la mirada de la mujer pasa a mí y cubriendo su boca con ambas manos ahoga un grito. Al parecer no me había notado.

— ¿Quién es ella? —pregunta

Una banca en la colina © (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora