Cuento

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Cierto día estaba un lobo acostado a la sombra de un árbol, y de pronto empezó a rugir su barriga ya que no cazaba desde 3 días entonces dijo – Desearía encontrar en este momento una presa-, después de un largo tiempo se apareció una cigüeña y se sentó al mismo árbol donde estaba el lobo para leer un poco. La cigüeña empezó a leer en voz alta mientras el lobo intentaba dormir, al escuchar la voz de la cigüeña abrió sus ojos con una cara molesta, se levantó y le grito al ave-¡Puedes leer en voz baja, intento dormir!- la cigüeña se espantó y le contesto al lobo con amabilidad- Lo siento, no me había dado cuenta que estaba aquí- - Da igual- contesto el canino, viro su cabeza para ver a quién había gritado con tanta furia y poderse disculparse, observó que era una cigüeña. Sus ojos se engrandaron de tanta hambre que tenía y pensó: Es una cigüeña, fingiré ser su amigo y luego me la comeré.

El lobo, como muy amigable, se presentó – Hola, me llamo Donko- el ave sonrió al canino e igual se presentó – Yo me llamo Hércules- el ave se levantó y le volvió a contestar – quiero invitarte a salir todos los días- el lobo con cara de sorpresa pensó: esto será mucho más fácil de lo que pensaba, y le contesto – con gusto saldré contigo porque eres mi amigo-.

Pasaron los días y Hércules y Donko se volvían cada día más amigos pero Donko aún no dejaba su plan de comer a la cigüeña, así que un día invito a Hércules a su casa para así tener la oportunidad de comerse a la indefensa cigüeña.

Al caer el día, Hércules entró a la casa del lobo y Donko estaba sentado en un tronco- Bienvenido, querido amigo- contestó – Gracias Donki- dijo la cigüeña de cariño. El canino ya tenía planeado balancearse en este momento a la cigüeña y así poder comerlo ,pero antes de que lo hiciera el ave le dio un regalito, el lobo lo agarro y lo abrió, pudo ver que era el mismo libro que leía la cigüeña cuando la conoció, el ave le dijo- Este libro es muy valioso para mí, porque gracias a él pude encontrar a un gran amigo ,yo nunca tuve amigos pero ya encontré a uno y para mi tú no eres amigo sino un hermano- al escuchar las hermosas palabras de Hércules el lobito se arrepintió de todo lo que planeaba y abrazo a la cigüeña con una pequeña lagrima en el ojo derecho y le dijo- Sí, somos hermanos y los hermanos nunca se traicionan-.

El lobito le contó todo a la cigüeña y está perdono al canino por todo lo que había planeado y siguieron con su hermosa amistad, porque los hermanos nunca se traicionan. Fin

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2015 ⏰

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