Frank.
Luzu y yo nos encontrábamos frente a la puerta de la casa de Lana, la cual había pasado a ser, prácticamente, mi casa también.
Llamamos al timbre, y ella nos recibió, de inmediato, con los brazos abiertos.
Una perfecta y reluciente sonrisa se apreció en su rostro nada más vernos.
—¡Por fin habéis llegado! No sabía a qué hora llegaríais más o menos, así que me distraje haciendo un montón de cosas para vosotros —Se echó a un lado, dejándonos pasar y señaló a su espalda, al mismo tiempo que se giraba—. He hecho galletas, he preparado zumo, que por cierto está delicioso...
—¿A qué horas te has despertado para hacer tantas cosas? —La interrumpió mi acompañante, a quien observaba con tranquilidad.
—A las siete. Seis y media, en realidad. No tenía demasiado sueño.
—¿Te ha pasado algo para que no hayas dormido bien?
—No... Sólo... Discutí con Alex, pero fue una tontería —Hizo un gesto con las manos, restándole importancia al asunto—. Por cierto, ¿de qué os conocíais? Él no llegó a explicarme mucho. Sólo me dijo que eres un cabronazo.
—No lo es. —dijo Frank.
—Ya lo sé, Frank —articuló Lanita—. Eso fue lo que él dijo, pero no sé porqué.
Luzu se encogió de hombros, dando a entender que no sabía nada al respecto. Luego me miró sin decir nada.
—Bueno, supongo que ya se arreglarán las cosas entre Alex y yo —Ella sonrió y sostuvo entre sus manos una bandeja de galletitas rellenas de chocolate—. ¿Os apetecen?
Miré al que ahora veía más como amo que como pareja-o-algo-extraño-que-no-se-puede-explicar, y esperé a su respuesta.
—¡Claro! Seguro que están riquísimas —El castaño se acercó y degustó una de las galletas—. Están deliciosas, como imaginaba. Puedes coger, Frank. —Señaló la bandeja. Yo sonreí cual niño pequeño al que habían comprado un juguete nuevo.
Vi que Lana ponía cara extraña y luego sonrió al ver que me había gustado.
—Me gustaría que algún día me enseñaras a hacerlas. —Sería feliz si pudiera alguna vez complacer a Luzu con aperitivos así.
—Cuando quieras, te enseño —Luzu me guiñó un ojo, y desapareció de nuestra vista. Adentrándose en lo más profundo de la casa, donde estaban el baño y la habitación de Lana—. ¿Cómo te va con él? —me preguntó levantando la cabeza en la dirección en la que él había desaparecido.
—Muy bien —Sonreí—. Creo que me quiere.
—¡Claro que te quiere! —Afirmó— Pero, ¿no te ha pasado nada más con él?
Por un momento, quise decirle que sí. Que lo había pasado fatal. Quería decirle que había pasado un infierno. Quería, y sentía la necesidad de contarle todo lo que había ocurrido estos días atrás, pero por una extraña razón no lo hice.
—Hemos estado genial. —Sonreí como pude.
—Me alegro muchísimo, Frank. Hacéis una buena pareja.
—Gracias.
—¿Quieres que empecemos con las clases de cocina, esta misma tarde?
—¡Claro! —Ahora, la sonrisa —esta vez, para nada fingida— se ensanchó en mi rostro— Será todo un placer, Lana.
—El placer será mío.
(...)
Después de tres horas, intentando aprender sobre cocina, entré en la que desde siempre había llamado la habitación que compartíamos Luzu y yo.
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Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]
FanfictionEsta es la historia de cuatro chicos, de los cuales sus vidas se cruzarán entre ellos, tal como el destino. Samuel es un chico millonario, al cual su padre lo consentía en todo, un día chocaron con un chico, el cual se reconocería como regalo para s...