Capítulo 1: La tentación

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Han empezado las vacaciones de verano. Adiós a los estudios, a los deberes... a partir de hoy, todo va a ser fútbol.
Necesito mejorar, y David se ha comprometido a ayudarme, pero esta vez usando sólo nuestro potencial, nada de piedras marcianas ni líos que nos dejen en el hospital.

David consiguió entrar en el Inazuma Japón, cosa admirable, y aguantó con ellos hasta el final, trayendo la copa a casa. Yo, por mi parte, no lo conseguí, pero entré en el Neo Japón y, al menos, les dimos un poco de guerra. Allí conocí a mucha gente, en especial a Ethan Whitering, un chico que jugó de centrocampista en el Prominence, más tarde en el Caos, y que finalmente, había entrado en el Neo Japón para hacerse portero. Me pasé muchas tardes con él enseñándole mi mejor técnica, colmillo de pantera, y al final lo consiguió dominar. Me sentí muy orgulloso. Yo también aprendí una nueva técnica, el destrozataladros, es impresionante, aunque todavía tengo que mejorarla. Y ese es el objetivo del día, subirle el grado al destrozataladros, aunque todavía no sé como, porque David está ocupado con asuntos familiares, así que tendré que hacerlo yo solo. Con suerte, estará alguien entrenando en el campo de la ribera, y así podré ayudarle a él también.

-¿A dónde vas, Joseph?- Me pregunta mi madre antes de que pueda salir de mi cuarto.

Yo retrocedo con precaución. Desde que estuve en el hospital, se preocupa mucho de que no me obsesione de nuevo con el fútbol, así que no me queda otra que mentir, no me gusta hacerlo, pero no la quiero preocupar a lo tonto.

-Voy a dar una vuelta con Alan. Volveré sobre las ocho y algo.- Le digo fingiendo despreocupación.

Alan se marchó de vacaciones a las Islas Agato a conocer a un primo lejano... ¿Cadence Soundtown? Si, creo que se llamaba así. Por suerte, mi madre solo es íntima amiga de los padres de David, así que no tendrá modo alguno de averiguar si lo de Alan es verdad.

-Vale hijo. Id con cuidado- Me despide.

Yo asiento y salgo corriendo de la casa. Espero agazapado tras el muro, y luego, vuelvo a entrar al jardín, detrás de un arbusto, guardo un balón de fútbol para este tipo de emergencias.

Lo saco del escondite y salgo corriendo lo más rápido que puedo. No quiero que me vean las vecinas, podrían chivarse a mi madre sin darse cuenta, no sería la primera vez.

Llego al campo de la ribera y me encuentro con un entrenamiento de los Inazuma Kid FC. Vaya por dios... bueno, solo puedo hacer una cosa, bajar y matar el tiempo cobijado a la sombra de algún árbol. No puedo regresar a casa tan pronto, sería sospechoso.

Bajo las escaleras y rodeo el campo. Los niños corren de un lado para otro y gritan a todo pulmón. Parece que se divierten... Tengo ganas de que nos volvamos a reunir todos los de la Royal para hacer un entrenamiento, pero claro, Alan y muchos otros se han ido de vacaciones, y los que no, pues supongo que tendrán compromisos, como David.

Suspiro desanimado y me tumbo bajo un árbol cercano al embarcadero. Poso el balón en la hierba y me dejo llevar por el sonido del mar y los balonazos que propinan los críos. Todo está demasiado calmado, y lo disfruto, pero no puedo evitar sentirme vacío. Me falta algo. ¿Poder? Puede que sea eso.

-Hey tú, ¿No deberías estar entrenando con tus amigos?- Se burla una voz femenina a mis espaldas

Es una voz dulce pero a la vez siniestra, que rompe por completo mi tranquilidad y me llena el corazón de adrenalina.

Detrás de mi, apoyada en el tronco del árbol, veo a una chica de, aproximadamente diecisiete años, metro setenta, piel morena, de ojos grises oscuros con betas verdosas y melena larga ondulada y castaña. Va vestida con unas mallas deportivas negras y cortas. También lleva una camiseta básica blanca que parece de manga corta, bajo una chaqueta de chándal azul celeste.

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