Epílogo

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-¿ESTÁS SEGURA de que quieres hacer esto? -dice Galen, mirándome como si me hubiera crecido una tiara de serpientes en la cabeza.

-Por supuesto. -Desato los zapatos de tacón de plata de 400 dólares y los clavo en la arena. Cuando empieza a desenredarse la corbata, alzo la mano-. ¡No! Déjalo. Déjalo todo puesto.
Galen frunce el ceño.

-Rachel nos mataría a ambos, mientras dormimos. Primero nos torturaría.

-Esta es nuestra noche de graduación. Rachel querría que disfrutáramos.

Tiro de las mil o así, horquillas de pelo y las lanzo en la arena. En realidad, ambos tenemos razón. Ella querría que estemos felices, pero también querría que nos quedáramos en nuestra ropa de diseñador.

Me inclino y agito la cabeza como perro mojado, disipando la magia de la laca de pelo. Tiro hacia atrás de mi pelo, y levanto la vista hacia Galen.
Su sonrisa torcida casi me derrite en donde estoy. Me alegro de ver una sonrisa en su cara. Los últimos seis meses han sido difíciles.

-Tu madre va a querer fotografías -dice.

-¿Y qué va a hacer con las fotografías? No hay exactamente cuadros enmarcados en la Cavernas Reales.

La decisión de mamá de emparejarse con Grom y vivir como su reina no me sorprendió. Después de todo, tengo 18 años de edad, soy una adulta y puedo cuidar de mí misma. Además, ella está a sólo un nado de distancia.

-Sin embargo, tiene marcos en su casa. Podría disfrutar de ellos mientras ella y Grom vienen a la costa a...

-Está bien, yiac. No lo digas. Ahí es donde trazo la línea.

Galen se ríe y se quita los zapatos. Me olvido de todo sobre mamá y Grom. Galen, descalzo en la arena, lleva un esmoquin Armani. ¿Qué más puede pedir una chica?

-No me mires así, pez ángel -dice, con voz ronca-. Decepcionar a tu abuelo es lo último que quiero hacer.

Mi estómago da vueltas de carro. Tragar no ayuda. -¿No te puedo admirar, aunque sea de lejos?
No puedo imprimir suficiente inocencia para que sea creíble, para que suene como si no estuviera pensando lo mismo que él.

Asiente y se aclara la garganta. -Vamos a seguir adelante con esto. -Cierra la distancia entre nosotros, hace baches del tamaño de sus pies al caminar. Agarra mi mano y me tira al agua.

Nos detenemos al borde de la arena húmeda, justo fuera del alcance de la ola más grande.

-¿Estás segura? -dice de nuevo.

-Más que segura -digo, el vértigo nada a través de mis venas como una anguila escurridiza. Imágenes del centro de conferencias de la ciudad surgen en mi mente. Globos rojos y blancos, serpentinas, un ruidoso y cursi DJ gritando por encima del coro de la siguiente canción. Niños empujándose unos a otros en la pista de baile para alejar la atención de los chaperones de un tazón de ponche a la espera de que le echen algo. Vestidos de los que se desborda la piel, con ramilletes a juego, andares torpes debido a los tacones de quince centímetros. El baile de graduación soñado por mí y por Chloe.

Pero los recuerdos que quería hacer en ese baile murieron con Chloe. Nunca podría tener ninguna alegría en ese baile sin ella. No podría caminar por esa puerta y no sentir que algo faltaba. Algo grande.

No, este es mi lugar ahora. Sin globos, sin música, sin tazón de ponche. Sólo el silencio y la playa y Galen. Este es mi nuevo baile de graduación. Y por alguna razón, creo que Chloe lo aprobaría.

Asiente una vez, con firmeza. -Ok.

Me toma ambas manos y me arroja a la marea. El agua salada convierte el satén lavanda de mi vestido a casi negro. Las olas lo empapan, así que es más y más pesado.

-Dime cuándo -dice.
Asiento. Cuando el cuello de Galen se hunde y me aferro a él para mantener la cabeza fuera del agua. Cuando mi vestido de fiesta empapado se siente como un ancla que se aferra a mis miembros. Cuando la luna está directamente sobre nuestras cabezas y hace que las motitas plateadas en sus ojos brillen como gemas. Es cuando estoy lista.

-Ahora -respiro.

Roza sus labios contra los míos. Una vez, dos veces. Tan suave que apenas se siente superior a nada; pero también se siente como todo. Me arrastra hacia abajo. Un día, cuando Galen y yo emparejemos, voy a ser una princesa. Pero nunca voy a sentirme más como una princesa que ahora mismo, en sus brazos, bailando en el fondo del océano.
Me saca del trance con sus labios contra mi oído.

-Emma.

Es tonto cómo mi propio nombre puede enviar hormigueos por todo mi cuerpo.

-¿Mmm?
-He estado pensando. Acerca de nosotros -Se aleja de mí-. Creo que... Creo que necesito una distracción.

-Mmm. ¿Una distracción? ¿De mí? -Las palabras saben avinagradas en mi boca. Se vuelven dulces de nuevo cuando Galen echa la cabeza hacia atrás y se ríe.

-Emma -dice, frota su pulgar contra mi labio inferior-. Tú eres la única cosa de la que estoy seguro. Completamente, sin pensarlo dos veces. Pero quiero irme de aquí por algún tiempo, y quiero que vengas conmigo. Sé que vas a ir a la universidad en el otoño. Sólo te pido el verano. Vamos a algún lado, a hacer algo.
Floto hasta estar a nivel visual con él.

-Vamos. ¿Dónde vamos a ir?
Se encoge de hombros.

-No me importa, siempre y cuando esté lejos del océano.

-Así que... ¿el desierto?
Hace una mueca. -¿Las montañas?

Me río. -Es un trato. Iremos a las montañas.

-¿Estás segura?
Lo tomo por el cuello hasta que nuestras narices se tocan.
-Completamente, sin pensarlo dos veces.

Of Triton-Anna BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora