Noche 1

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¡Hola, quien quiera que seas!

Me llamo Isabella, tengo casi 18 y este no es, por supuesto, mi primer diario (pero sí el primero que escribo en la compu y, quizás, en un blog de Internet... en caso de que alguna vez me atreva a publicarlo).

Por ahora, no es más que el comienzo de un diario igual a todos los que tuve, escrito con la intención de compartirlo con mis amigas del alma: Angie, Jessica y Alice.

Bueno, a veces también se suman al grupo Rosalie, nuestra compañera experta en rock and roll, y algunos chicos (que son solamente amigos). ¡NO CONFUNDIR!

Pero el "elenco estable" lo formamos nosotras cuatros que, de verdad, somos inseparables. Aunque a veces discutimos por pavadas o nos

d  i  s  t  a  n  c  i  a  m  o  s  unos días, siempre nos amigamos, porque nos queremos un montón.

Por eso tuve la idea de armar un diario de las cuatros, con una parte escrita por cada una de nosotras. Aunque a las chicas les encantó la propuesta, me pidieron que empezara yo.

En parte porque había tenido la idea y en parte porque ellas no se imaginaban todavía bien de qué se trataba.

Yo tampoco me lo imaginaba. Además, me cuesta un poco soltarme porque soy súper tímida y me da vergüenza que los demás se enteren de TOOODO lo que se me cruza por la cabeza (y el corazón), que -créanme- es 1.000 veces más delirante de lo que la mayoría supone.

¿Y qué fue lo primero que se me ocurrió cuando me puse a pensar sobre qué me gustaría escribir? ¡El mismo tema que ocupa el 99% de mi tiempo! Los sueños. No los de soñar dormida sino los de soñar despierta, que son mi especialidad.

Porque, a esta altura, ya nadie ignora que soy algo así como la perfecta encarnación de la soñadora incurable, capaz de pasar muchas más horas divagando por mi propio MuNdO de fantasías que en el mundo real, donde vive el resto de las personas.

Y estoy segurísima de que en eso no tuvieron nada que ver la pubertad ni la adolescencia. Cuando estaba en el jardín de infantes, mis papás venían a buscarme todos los días una hora después de la salida porque trabajaban hasta tarde.

Yo me quedaba con Benjamín, un amigo con el que planeábamos casarnos cuando fuéramos grandes.

Una tarde, Ben había faltado al jardín y como estaba aburrida, me escabullí en un cuartito que había en el fondo del patio, donde solía jugar con mi grupo de "amigos imaginarios". Cuando los otros chicos se fueron, la maestra de turno -que no era la de mi sala- revisó todo el jardín y no encontró ningún chico, así que se fue a su casa.

¿Resultado?

Mi mamá llegó a buscarme y como no abrían la puerta, llamó por teléfono a la dueña del jardín. Cuando la señora finalmente llegó con la llave, me buscaron y no me encontraron. ¡Terminaron llamando a la policía! Los agentes vinieron, revisaron todo y ya estaban por salir todos hacia la comisaría para que mis papás hicieran la denuncia y empezar a buscarme en las calles, en las plazas y en las casas de mis compañeros, cuando a alguien por fin se le ocurrió revisar el cuartito del fondo. Allí me encantaron, cerca de las 10 de la noche, durmiendo como un ÁNGEL... ¡En compañía de mi grupo de "amigos imaginarios"... qué además – y afortunadamente- eran iNViSibleS!

Tengo millones de anécdotas relacionadas con mi tendencia a soñar en cualquier momento y lugar. ¡Mis mejores amigas se matan de risa y viven haciéndome bromas por esto! Dicen que un día, voy a regresar al mundo real y van a estar gobernando los extraterrestres, pero que no tengo que preocuparme porque, cuando les hable, ellos van a asustarse mucho más que yo...

Por mi parte, me pregunto: ¿tan raro es que una chica disfrute dejando volar su imaginación?

¡Soñar es súper divertido!

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2015 ⏰

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Adaptación de Diario de una Soñadora a TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora