Hace algún tiempo, en un día común, nació una pequeña niña a la cual sus padres llamaron Érica, pero ella era especial, Érica nació con alas, con un alma pura, un corazón frágil y un cuerpo que destellaba alegría y felicidad.
Los años pasaron y cuanto más visible se hacían las alas de Érica, sus padres más la ocultaban del mundo, ellos tenían miedo, miedo a que su pequeña se enfrentara al mundo y saliera lastimada; un día ellos se mudaron lejos de la ciudad y criaron a la pequeña niña oculta en una cabaña.
Cuando Érica cumplió 15 años, se sentía sola, apartada, con ganas de salir, probar sus alas y volar, ella quería ser libre pero no podía y cada día su esencia se desvanecía, su existencia ya no era nada.
Una mañana ya decidida a cambiar y a volar, Érica escapo y en un acto de osadía voló y por un momento, por un breve momento sintió la libertad y la felicidad, pero sus padres la encontraron y la obligaron a volver a la cabaña, donde ellos le cortaron las alas y las quemaron para convertir la frágiles alas de Érica en polvo.
Érica ya cansada de tanto dolor, aburrida y solitaria sin sus alas deicidio saltar de un barranco, e intentar volar o morir en el intento, así que ella salió de la cabaña y corrió hacia el barranco donde con valentía ella susurro -soy un ángel, deseo volar- y salto.
Cuando los padres de Érica se enteraron del trágico suceso ya era demasiado tarde, Érica había sido encontrada por unos excursionistas los cuales les dijeron los padres las últimas palabras de Érica –no necesito alas para volar, porque soy un ángel y ahora voy a estar en mi hogar- los padres de Érica lloraron día y noche, pues su pequeña había muerto y no había sido un accidente, había sido su culpa y ya no podían hacer nada, fue cuando por fin los padres de esta pequeña ángel muerta entendieron que jamás debieron encerar a su hija; ni mucho menos cortar le las alas de ángel.
