LAS PROFESÍAS DE NOSTRADAMUS
MICHEL NOSTRADAMUS
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ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN
NOSTRADAMUS: ERUDICIÓN Y VIDENCIA
Fulgurante carrera de médico
El mago de Salon
HECHOS HISTÓRICOS PREDICHOS Y REALIZADOS
UNA MINUCIOSA PANORÁMICA DEL SIGLO XX
Guerra y paz
La guerra del Golfo y otros conflictos de Oriente Medio
DESCUBRIMIENTOS A INVENTOS
El cine mudo y el sonoro
El aeroplano
Telégrafo, teléfono, electricidad
La "peste" de nuestro fin de siglo
¿QUÉ PASARÁ MAÑANA?
Asesinato del Papa
Holocausto nuclear
Tiempos de paz
Todas las naciones caerán
El triunfo de la Gran Verdad
LAS CENTURIAS
INTRODUCCIÓN
«Aquí descansan los restos mortales del ilustrísimo Michel Nostradamus, el úni¬co hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi di¬vina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo.»
Quien dictó estas breves líneas para que fueran grabadas en la grisácea pie¬dra de una tumba pretendió encerrar en ellas toda la esencia de una vida que se consumió, de forma desacostum¬brada, entre la realidad y el mito, entre la fe en Dios y la hechicería, entre lo consciente y lo inconsciente.
Nostradamus fue médico y vidente, astrólogo y filósofo, matemático y al¬quimista. Este personaje ha sido objeto de estudio, de análisis y de una ininte¬rrumpida búsqueda por parte de cuan¬tos se han esforzado en descubrir su auténtica personalidad y sobre todo el secreto, mucho más apasionante, que se encierra en sus famosas profecías.
En honor a la verdad, la crítica ra¬cionalista niega la existencia de cual¬quier «secreto de Nostradamus», redu-ciendo su obra de clarividente a un mero producto de la alucinada imagi¬nación de un loco, a una explosión de imágenes, fruto de una alquimia del pensamiento que puede cautivar, pero que no puede satisfacer razonable-mente a quienes la examinen.
Sin embargo, no se puede liquidar con una interpretación tan simplista al autor de las famosas Centurias; no se pueden despachar tan sencilla y cómo¬damente los 22 libros de las versiones proféticas de Michel de Nostredame, más conocido por el nombre latino que él mismo se había dado: Nostra¬damus.
Aun que todo el mundo haya oído hablar de él y su nombre se cite con frecuencia, ¿cuantos habrán leído, si¬quiera por encima, su extraordinario conjunto de profecías? Un número muy reducido, sin que ello deba sorprender lo más mínimo.
Si los textos de Nostradamus pudie¬ran ser interpretados de forma inme¬diata y precisa; si sus profecías en lugar de encubrirse en un lenguaje enigmá¬tico estuviesen al alcance de todo el mundo, su obra sería el best seller más grande de todos los tiempos. ¿Quién de nosotros renunciaría a satisfacer la curiosidad de conocer su porvenir? ¿Quién prefiere ignorar lo que el des¬tino reserva a los hombres?