Epílogo.

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Me duele hacer esto, pero ya que, empecemos.

¡Ya quiero ver sus votos y comentarios!.

OMNISCIENTE.

El fuerte hombre trajo a rastras a nuestro ruliento, y, apenas, pudo sentarlo en la silla que estaba ante ese vidrio transparente, dejándole ver algo que le hacía morir de vergüenza.

Era su madre, junto a su hermana y Ziva, las tres únicas mujeres con las que había tenido alguna relación amistosa. Porque claro, estaba su ex jefa, pero a esa aún quería arrancarle los pelos.

Le indicaron la función del teléfono que estaba a su derecha, sólo se limitó a asentir, con la cara apagada, los ojos oscuros y, pasándose una mano por su largo cabello, tomó el teléfono y lo acercó a su oído.

-Hola... Mamá - saludó sin expresión alguna, su madre sonrió dulcemente y tomó el teléfono para decir algo.

-Hola bebé, ¿Cómo éstas? - preguntó tan dulce como cuando jugaba con él a peinar a Gemma, cuando apenas era un pequeño querubín que estaba aprendiendo de la vida. Porque claro, podía ser un asesino, un ladrón, lo que sea, pero siempre sería su hijo. Nunca nadie cambiaría eso.

-¿No estás enojada, decepcionada...? - fué callado por su madre.

-No, no, ¿Qué dices? Eres mi hijo, siempre estaré ahí para apoyarte, además, se que no haz hecho nada, no tengo por qué estar enojada - Harry sonrió melancolico ante lo que su madre decía, al menos, era un alivio para él que su familia le creyera, sentía sus penas disminuir un 10%. -Espera, Gemma quiere decirte algo - su madre le pasó el teléfono a la hermana de nuestro protagonista, esta sonrió, no tan grande como solía ser, era una sonrisa pequeña.

-¿Quieres que te traiga la crema de depilación para que puedas depilarte el pilín como antes, Hazzy? - preguntó con un tono de gracia. Harry soltó una leve carcajada ante esa pequeña broma.

-Está bien para mi - respondió.

Un gran número de presos los miraba, más bien, miraban a la hermana del castaño, estaban encantados con su belleza, y el parecido que tenía con el castaño, tal vez más tarde vayan a coquetear con alguno de los dos.

Siguieron hablando por unos minutos, eran cinco cada una, Ziva estaba sólo mirando la conversación, esperando a que las dos mujeres se retirasen para poder hablar a solas con su amigo.

-Te sacaré de aquí lo antes posible, Harry - siguió hablando de las maneras en que Harry iba a salir de aquel lugar, pero Harry, estaba con los ojos gachos, mirando la tela de sus jeans y apenas escuchando lo que Ziva le decía, pero algo le hizo subir su cabeza con rapidez -Niall está aquí. Quiere hablar, pero no he sabido si dejarlo pasar o no.

-¡Dejalo pasar, dejalo! - gritó Harry con entusiasmo, otros presos se giraron nuevamente hacia él, con cara de confusión -Que pase, por favor. No dejes que se vaya - suplicó.

Y ahí fue cuando Niall entró caminando lentamente por la puerta, como la primera vez que entró por la puerta de la panadería, con una cara de confusión, timidez. Igual a la primera vez.

Todo era como un deja vu, pero Harry no se había dado cuenta de eso.

-Nene - Harry dijo a Niall en casi un susurro tembloroso. Niall no correspondió a la acción, sólo se sentó en la silla frente al cristal transparente que los separaba.

-Hola - dijo finalmente cuando estaba cómodo sobre su asiento.

-¿Cómo estás?, ¿Con quién has estado estos días?, tranquilo, saldré, sólo tienes que esperar un poco...

-Para, Harry. No he venido a eso - Niall dijo con un tono de voz que reflejaba dolor que no quería ser demostrado. Ahora era el rubio el que miraba la tela de su pantalón, mientras Harry miraba a su nene atentamente, buscando alguna expresión facial.

-¡Vamos Niall!, somos fuertes, podemos superarlo. Nos amamos, con eso basta.

-Cállate. Cállate de una vez - Niall dijo al borde de las lágrimas, pensando en que si el ruloso seguía hablando tenía que cambiar de opinión -He venido a despedirme.

-¿De qué hablas, Niall? - la cara de Harry cambió a una preocupación extrema.

-¡No me haces bien!, ¡No estoy bien a tu lado, eres un criminal! - Niall lloró -No estaré aquí para la próxima semana.

-No puedes - Harry también comenzó a llorar -¿Me amas, cierto? Si me amas debes quedarte, no me abandones - suplicó.

-Te amo - Niall admitió -Pero ya es tarde. He de irme.

-¿Dónde irás?.

-Eso no te imcumbe, Harry.

-¡Me imcumbe!.

-Te veré en el futuro, Harry. - Niall se levantó apresuradamente, mientras tomaba sus cosas y comenzaba a irse, pero paró de repente -Te amo - dió una pequeña sonrisa a Harry sobre las lágrimas.

-¡Escucha, Niall Horan! - Harry gritó, unos guardias de seguridad se alertaron y se acercaron al preso -¡Estés dónde estés, no me importa con quien te encuentres, recuerda una cosa! - los dos guardias lo tomaron de las muñecas, intentando alejarlo -¡Eres y serás mi eterno cachorro, nadie ni nada cambiará eso! - desgarró la garganta en un grito y prosiguió, mientras Niall lo miraba con una cara de terror puro, temiendo las palabras de su chico-¡Te encontraré, apenas salga de aquí iré en tu búsqueda, no importa si eso hace perder mi vida o la tuya! ¡Lo prometo!.

Hizo una promesa.

Y juraba su vida a que la iba a cumplir.

¿Pero, cómo sería la jungla a la que se sometería para encontrar a su próxima presa?.

FIN.

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Agradecimientos →→




Animals » Narry Storan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora