Capítulo 41: Interrumpidos… de nuevo (Acabaré matando a todo el mundo)
Me acurruco más contra él, apoyándome sobre su pecho. Siento cómo sus brazos me rodean más firmemente mientras una de su mano se desliza deliciosa por mi espalda, acariciando mi piel bajo la camiseta.
Pues aquí estamos, disfrutando de otra tarde más, tumbados a la bartola en su habitación y viendo una peli. No me preguntéis que cuál es porque ni siquiera me estoy enterando.
Mmm….
Sí, la situación parece un poco sospechosa, pero… no, claro que no lo es, qué cosas pienso, enferma mental. Sacudo la cabeza.
Saúl alza mi barbilla para buscar mi mirada, confuso.
- ¿Estás bien, princesa?
Sonrío, apoyando la mano sobre su mejilla.
- Claro.- contesto en un susurro.
Bajo la mirada a sus labios y los atrapo con los míos, besándolo apasionadamente. Vale que normalmente yo no haga estas cosas, pero… dios, qué labios.
Siento cómo sonríe, apretándome más a él con la mano en mi cintura. Cojo su rostro con ambas manos, presionando sus mejillas, mientras me apoyo más en él.
Da un tierno mordisco en mi labio inferior y se ríe, deslizando una de sus manos por mi espalda bajo la camiseta, acariciando mi piel con suavidad.
Muevo la mano hacia su nuca para apretarlo junto a mí, intensificando el beso, mientras guió la otra hacia su pecho. Increíble. Noto bajo la camiseta su perfecta musculatura… ooohh, dios, míoo! ¡Sálvame!
Siento cómo rueda hasta quedar sobre mí, apoyando su peso sobre los brazos a ambos lados de mi cabeza. Separo nuestros labios para poder respirar y dejar que su boca navegue libremente por mi cuello, parándose en el borde de la camiseta. Oooh, oooh.
Alza sus ojos grisáceos castaños y sonríe antes de subir de nuevo hacia mi rostro para atrapar mi boca con un beso feroz.
¡¡¿Pero qué es esto?!!
Le echo los brazos al cuello, sin permitir que una pizca de aire pueda pasar entre nosotros.
- ¡Saúl, pervertido, es hora de irse!
Voy a llorar.
Se separa con un suspiro, dejándose caer a mi lado con los ojos cerrados.
- Odio a tu hermano.- musita.
Se oyen unos golpes en la puerta.
- ¡Salir ya, guarros!
La madre que le parió… que para mi desgracia es la que me parió a mí.
Me incorporo con una mala leche increíble, extendiendo la mano para que Saúl me siga. Sonríe y se levanta, abrazándome suavemente.
Tiemblo sin querer, lo que hace que levante mi mentón con su mano, dejándome cara a cara con sus ojos divertidos.
- No te preocupes, princesa, no iba a pasar nada, eres demasiado pequeña.- dice, el muy digno.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...