La canción del inicio

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— ¿Aún te duele mirar eso?

Dwain mira el papel arrugado sobre la mesa. Siempre le ha gustado escuchar la voz suave y sedosa de Nathan, tiene un poder tranquilizador en él. Lamentablemente esta vez no lo tranquiliza, en esta sesión las cosas han sido más doloras y profundas.

Nathan ha sacado a relucir temas difíciles de su vida, como ese que toca ahora, con aquellos recortes de periódicos que le queman la piel como llamaradas ardientes de un fuego que solo arde en su corazón.

Estira la mano y toma el papel, lo mira largo rato como buscándole un sentido a ese dolor lacerante que lo asfixia de solo leer las palabras escritas allí.

"La boda del año. En una estricta intimidad, el célebre abogado Franco Abramo, por fin deja la soltería de la mano de su prometido, Dominic Flament, heredero de una de las fortunas más poderosas de Europa"

Sus ojos se cierran, la foto que acompaña ese artículo perturba su mente. Es lejana y hasta un poco borrosa, pero él puede percibir con claridad, la perfecta sonrisa de Franco. Se ve feliz y eso le duele. El rostro de Dominic apenas se nota y es porque Franco lo tiene fuertemente aferrado a su pecho. Lo protege, lo ama y ambos sentimientos se notan a leguas.

Dwain suspira y abre los ojos, deja el artículo sobre la mesa y toma el otro recorte, el más difícil, el que más lastima su corazón.

"Por fin nos han dejado conocer al que será uno de los jóvenes más poderosos de Estados Unidos. En una entrevista exclusiva, Franco y Dominic Abramo nos presentan al pequeño Adam Ethien Abramo Flament. El pequeño bebé no solo será heredero de una enorme fortuna, sino que será un gran rompecorazones."

El articulo dice muchas cosas, pero Dwain se queda embelesado en unas pocas frases, en una hermosa fotografía de la familia feliz que Franco tiene. Es un bebé muy hermoso ciertamente y la pose fiera con la que Franco cobija a Dominic y a su hijo entre sus brazos, también le dice que es un niño muy amado. Nuevamente envidia la felicidad de Dominic, mira con tristeza el amor en su rostro, la paz, la confianza. Dominic es feliz, porque tiene lo que ha deseado, Franco le ha bajado el mundo y lo ha puesto a sus pies.

—Él...es feliz. —Pronuncia quedamente, acariciando las líneas del rostro de Franco en aquella fotografía.

—¿Cómo te hace sentir eso?

La pregunta de Nathan no lo toma por sorpresa.

— ¿Quieres que te diga que quiero morir? ¿Deseas averiguar si buscaré drogarme de nuevo para olvidar? —Le pregunta al médico con un dejo de rudeza. Se pone de pie y camina hacia la ventana. —Tengo casi un año sin probar ninguna droga, Doctor Nolan. No hay día en que no piense en eso, no hay día en el que no me diga "Solo una vez más".

Dwain voltea a mirarle, sus ojos cristalinos, llenos de desesperanza. Su voz rota colmada de dolor.

—Siento un dolor enorme en mi pecho. Cada día hago un enorme esfuerzo para ponerme de pie ¿Quieres que te diga cómo me hacen sentir esos recortes de periódico? Vacío, hueco, sin esperanza. Mi pa...Paolo no entiende mi dolor, esconde de mi todo lo que tenga que ver con Franco, pero él está dentro de mí ¿Cómo esconderlo?

Dwain nota como Nathan aprieta entre sus dedos la hermosa pluma con la que profesionalmente, toma notas de aquella conversación. Unos días atrás se lo ha confesado. Le dijo como de grande era su amor, fue un momento emotivo en medio de una charla de esas que suelen ocurrir cada vez que Nathan le regala un libro.

El médico le abrió su corazón con una hermosa franqueza y con esa misma franqueza él se lo rompió.

"No tengo amor en mi corazón, está hueco. Mis sentimientos se perdieron tras el sueño inalcanzable que fue Franco para mí. ¿Cómo aceptar lo que me ofreces, sino tengo nada que darte a cambio?"

Corazones rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora