Prólogo

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Apenas lo vi sentí que debía protegerlo, que cualquiera podría lastimarlo. A unos cuantos pasos de mi, se encontraba él, aferrado a un peluche de Koala. Me acerqué y apartó los mechones de cabello castaño que cubrían parte de su rostro, sus ojos, pequeños y prolongados se conectaron con los mios.

Al verme sus cejas se enarcaron, su mirada denotaba un poco de desconfianza. De repente las comisuras de sus labios se alzaron en lo que parecía ser una sonrisa. Bueno, al menos conseguí que sonriera, o que lo intentara. Talvez estuvo asustado y de alguna forma había logrado que viera en mis ojos que no iba a lastimarlo.

Me arrodillé frente a el, en el frio piso color marron y quedé casi a su altura; apoyado sobre sus zapatos blancos se elevaba hasta llegar casi a mis hombros. !Dios! Que enano era. Un gnomo. No, un gnomo no. Un hobbit. Mas bajo que la mayoría de niños de su edad. Acomodó nuevamente el mechón que le tapaba la vista. Como no evitarlo, con el cabello asi de largo y abundante seguro pasaba horas acomodándolo. Abrazó aún mas fuerte el peluche de Koala que sostenía mientras se meneaba lentamente como las ligeras hojas cayendo en una tarde de otoño.

Habia transcurrido ya dos años. Dos años. Me ha costado desde el primer segundo. Siempre pensando que el tiempo lo absorbería todo. ¿Volvería a equivocarme? No importaba ya, alguien me estaba dando una nueva oportunidad y no cometería el mismo error. Despues de todo, el mar se encargaría de borrar cada rastro.

Me levanté y su delgada figura se materializó a mi lado, aferrándose a mi mano, tomándola con dulzura. Su pequeña mano. Mi mente se inundó de tantos recuerdos que creí que me bloquearía. Pero no ocurrió.

Sin dar cuerda a nada más atravesamos la puerta hacia lo que nos esperaba. Una nueva oportunidad para mi. Una nueva vida para él. Un nuevo comienzo. Una nueva historia.

EL SAUCE DE LANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora