Départ

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                                                                                             S e a l i n e

                                                                                                                                                                        -Rumania, 1897

Esta noche llegarían los nobles y habría un gran banquete en honor de el matrimonio y la unión de ambas familias, Rosaline estaba complacida, deseosa por conocer al joven que la llevaría al altar, y a su importante padre...pero Calo, su hermano no lo estaba, me arrebato de los brazos de Rosaline esa tarde después que ella me bañase y picara con alfileres.

Calo no compartía la crueldad de su hermana, mucho menos la de su padre, el era paciente, calculador, me lastimaba de un modo distinto, pero igual de doloroso. Cuando deje ser una niña y el me noto como algo más que una mascota, probo de mi y se sacio. Desde entonces solo le pertenezco a el, y es algo que lo llena de gozo, cuando me abofetea, y me recuerda a mi familia, cuando me hace que le lea, cuando me pinta desnuda, Calo me adora de una manera siniestra, tal vez de ahí nace el verdadero odio de Rosaline...

Lo peor que puede hacer Calo es mirarme cuando soy victima de su familia, porque el me hace ver esperanza, algo que no existe para mí.

El gran salón de Calo era un estudio lleno de libros, encendí velas por todas las esquinas como el me ordeno, y después abrí los vitrales para que entrara la luz, Bogman hizo que debajo de cada ventana de el castillo estuvieran grandes rosales con espinas, así si alguien trataba de escapar caería sobre las flores y se hundiría lentamente en una muerte dolorosa. Yo misma había considerado saltar varias veces.

-Toma asiento-me dijo Calo desde la puerta de el estudio, la piedra tétrica de los muros le daba un aspecto aun mas aterrador.

Mire la silla de Columb, así la llamaban ellos, estaba hecha de madera sencilla, y con un forro rojo, flores, un dragón, y algunas leyendas que no comprendía. Tenía muy malos recuerdos de ella, los primos de Calo y Rosaline los visitaban en invierno, y yo me convertía en su diversión, les gustaba experimentar conmigo y cuanto dolor podía soportar, esa silla era mi lugar, perdí algunas uñas un invierno. Me senté y espere.

-Hoy no podre leer mucho...-camino por sus libreros buscando-...pero prefiero no pensar en que traerá mi padre esta vez a mi hogar, ni como los empalara después de obtener lo que quiere, pienso que fue más piadoso a ver matado a tu padre en aquel bosque-sacó un libro y lo acaricio sonriendo.-si no, habrías visto sus entrañas en el suelo, mientras los cuervos lo comían por días.

Esa noche le leí a Calo, pero sentía en la espalda como se acercaba su padre a galopes afuera.



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