IV.

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La enfermera Na Na me señaló la camilla que estaba al lado de mi camilla sin decir una palabra. Yo sin pensar corrí la cortina para mirarlo, y lo vi durmiendo con algo en su brazo derecho, pensé que estaba enfermo, pensé que moriría. 

¿Qué le pasó? ¿Por qué está así? ¿Quién le hizo algo? ¿Por qué se fue sin avisar? ¿Qué tiene? —Llené de preguntas a la enfermera con alteración.— Tengo miedo, me calmo.

Hansol.. —Decía Na Na sin terminar la frase con un nudo en la garganta.— Ay, a Hansol lo conozco desde pequeño, y por eso si quieres estar a su lado debes saber muchas cosas. —Siguió con lágrimas en los ojos.— Yo no sé si esto pueda arruinar lo que estás sintiendo por él, hasta ahora podría decirte que no te alejes a él, creo que tú serías su única esperanza. 

Yo sólo escuchaba a Na Na mientras lo miraba, sin sacar mi mirada en él, sin decir una palabra. Yo lo vi muy mal en el salón, por eso pensaba que era muy tímido, pero era por otra razón, una razón que yo aún no conocía, tampoco quería saberla.

Yo quiero estar a su lado, no sé lo que tenga, no sé cuanto será lo que sufriré pero quiero estar a su lado, cuidando de él. —Le respondí mientras tocaba su mano.—

Al decir eso, Hansol despertó, soltó mi mano y se sentó mientras me miró muy fijamente.

Es mejor que no te acerques a mi, lo escuché todo. —Me dijo algo cortante mientras se puso sus zapatos y se escapó de la camilla.— No quiero hacerte daño, no quiero que te enamores de alguien enfermo. 

Eso es cosa mía. —Me paré también y caminé hasta él.— ¿No sabes cuanta curiosidad tengo por conocerte? ¿Sabes lo mucho que me llamas la atención? Y aún así, no quieres que esté a tu lado.

Gente como tú dijo lo mismo, después, al saber mi problema se alejaron, tengo miedo. —Confirma mientras le da la espalda al mayor.— Quizás debas alejarte de mi, no quiero amarte para que después me dejes. 

Yo de verdad quiero estar a tu lado, no te conozco pero, no pierdo nada con estar a tu lado desde ahora. —Lo abracé por la espalda muy fuerte mientras puse mi cabeza en su hombro derecho.— 

Hagamos una promesa y debes cumplirla. ¿Prometes estar a mi lado por el resto de mi vida? —Lanzó una carcajada y luego lo dijo con seriedad.—

Lo prometo, hasta el resto de nuestras vidas. —Acerqué mi dedo meñique a la altura de sus ojos.—

Ohh.. —Junta su dedo meñique con el dedo del mayor.— Esto es una promesa, por favor debes cumplirla para siempre, también quería hablar de esto contigo, ya que me mirabas tanto. —Se dio vuelta y le apretó los cachetes del mayor.— 

Pensé que nunca me hablarías, y si te miré es porque eres tan bonito. —Mis cachetes se tornaron a rojo de la vergüenza.— Tú.. ¿Ibas a hablarle, verdad? 

La verdad es que sí, tengo mucho curiosidad por conocerte, creo que somos tan iguales. —Miró al mayor con unos ojos brillantes.— Sólo que no te hablé porque en la mañana me sentía muy mal. 

Vine a salvarte, ves. —Lancé una tímida carcajada haciendo reír al menor.— Pero, dime que tienes, o saltémonos esta clases y vayamos a un lugar. 

No quiero arruinar el momento agradable con algo tan pesado. Pero adelante, vamos. —Le agarra la muñeca al mayor yendo en dirección a la puerta para salir.— Desde ahora, haremos recuerdos como en las películas. 

No pensé que eras tan coqueto, me haces sentir tímido y eso que soy mayor. —Le respondí al menor mientras se cohíbe cada vez más.— Pero no corras tan rápido, no me gusta correr. 

Se cuidan pequeños, cualquier cosa me llamas Byung. —Dijo la enfermera Na Na mientras va a atender otra alumna.— 

Entendido. —Le grité desde el pasillo mientras voy corriendo con Hansol.— Correremos del tercer piso hasta el primero, ¿verdad? Me canso. 

Si estás conmigo no deberías cansarte. —Paró de correr y le hace un puchero al mayor.— 

Tendrás que llevarme a tu espalda, ya está decidido, jm. —Crucé mis brazos con ternura mientras seguí caminando hacia la puerta de salida.—

Ya al salir de la escuela, pensé en llevarlo a un parque y comer un helado, yo no sé que pueda sentir él por mi, no sé si siente cosas como yo por él, no sé nada, pero no me importa que él no esté enamorado de mi, yo estaré a su lado siempre, al caminar hasta el parque, que era muy lejos, de tardaba una hora más o menos, pensé mucho, jugamos demasiado, las bromas que me hacía eran divertidas, pude ver su otra parte de él, no era como yo lo veía, era aún más especial. 

Me preguntaste que tenía, ¿verdad? —Dejó de bromear y se puso algo serio.— 

Sí, sólo hazlo si es necesario, no lo hagas como obligación. —Le respondí con nervios a lo que pueda responder.—

 No te diré ahora, ahora nosotros vamos a disfrutar, no queda mucho tiempo. —Dijo al mayor con una sonrisa en su rostro.—

¿Qué dijiste? ¿Por qué no queda tanto tiempo? —Le pregunté muy asustado mientras estaba con mis manos tensas.—

 Eso no lo tomes en cuenta, sólo vamos por un helado. —Siguió caminando con seguridad y riendo de la felicidad.—

Me encantaba verlo sonreír, tenía una sonrisa tan especial, única, y que hacía que mi corazón enloquezca. Sus manos eran delgadas y finas, sus labios gruesos, su mirada brillante, su cabello castaño claro brillante, su olor era como droga. Cuando me acerqué a abrazarlo en la enfermería sentí su calor corporal, sentía que en mis días fríos abrazarlo me haría mi día más caluroso, con sólo sentir su abrazo. 

Lo del abrazo, hm.. no quise hacerlo tan pronto, fue algo que me llevó sin pensarlo. —Le toqué el tema con timidez y nervios.—

Me sentí muy tímido, pero no pensé que lo harías, la verdad, las personas que me conocen no me abrazan porque saben que soy frío y no me gustan los abrazos. Pero, contigo fue todo tan diferente, perdón si comienzo a ser muy directo, pero debo decir la verdad. —Respondía mientras miraba al mayor con sinceridad.— 

Oh, ya veo. En fin, ya estamos aquí en el local, dime que sabor de helado quieres. —Le dije algo juguetón.— 

Me gusta el helado de mora. —Me respondió mientras miraba el local algo curioso.—

Un helado de mora y de coco, por favor. —Le pedí al vendedor y pagué.—

Mi sueño siempre ha sido comer un helado con la persona que me gusta, como en las películas, algo así. Gracias. —Respondió al mayor dándose vuelta para comenzar a caminar.—

Salimos del negocio y fuimos caminando por la calle, era un día totalmente nublado, de repente comenzó a salir el sol, aclaró completamente el cielo, en Hansol vi sus ojos se tornaban a un café miel, lo miré con dedicación, y luego me tropecé con una roca, ya que estaba enfocado en sus ojos y no en el suelo.

Ten cuidado. —Agarró de la cintura al mayor.— Oh, lo siento, no debí hacerlo. —Suelta al mayor para después seguir comiendo su helado.—

Pasó un rato en silencio, no había conversación, hasta que de repente Hansol puso un poco de helado en mi nariz, mientras lanzaba unas cuantas carcajadas. 

Este Han.. —Comencé a llenarlo de helado por su nariz y labios un poco juguetón.— 

Nuestras miradas eran algo tímidas, al rato de jugar, nosotros después fuimos a un parque, ese parque estaba algo solo, no había nadie, eramos solo él y yo. Fuimos a sentarnos al pasto, mientras yo colocaba mi casaca en su lugar para que no se resfríe, y él haciendo lo mismo.

Gracias por cambiarme el día, estaba tan apagado, me divertí mucho, en serio. —Comentó al mayor algo satisfecho.— No pensé que era tan divertido estar contigo, te veías tan serio y eres todo lo contrario. 

Crucé la linea. (HanJoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora